17 de marzo

12 de diciembre del 2001

El acoso a Chávez, un plan reconocible

La Haine

La población venezolana estaba llamada antesdeayer a un paro, cuya incidencia real en todo el país y no sólo en la capital es aún difícil de evaluar porque resulta complicado encontrar informadores imparciales toda vez que el propio Bloque de Prensa, la organización que agrupa a los principales propietarios de medios de comunicación, se encuentra entre los convocantes de la protesta, que partió de la Patronal (Fedecámaras) y a la que después se sumó la dirección de la mayor federación sindical (Confederación de Trabajadores Venezolanos).

El origen del llamamiento a la huelga es la promulgación, entre 49 decretos-ley, de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, que establece la expropiación de campos sin cultivar y su entrega a campesinos, y de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que eleva la tributación de las empresas extranjeras del sector del 16% al 30% y que reserva al Estado el 51% de las acciones de las sociedades mixtas. La práctica política de Hugo Chávez, como puede desprenderse del contenido de estas leyes, no encaja con la mentalidad de los grupos empresariasles venezolanos ni con las propuestas del Fondo Monetario Internacional.

La historia no suele repetirse, pero los planes que en su día resultaron exitosos suelen ser copiados por quienes tienen idénticas pretensiones. En Venezuela encontramos hoy un presidente incómodo para los poderosos, que suelen tener los medios suficientes para hacer creer que sus intereses son los intereses generales; una Patronal dispuesta a movilizarse para defender sus beneficios; una confederación sindical cuya dirección aparece vinculada a los partidos de la oposición en el poder hasta que llegó Chávez y que históricamente ha manejado importantes resortes de poder y financieros sin un sistema representativo de elecciones internas y con escasa transparencia (el último proceso de elección de la dirección de la CTV, a la que se impuso un método más democrático, acabó con la "pérdida" de 22.000 actas y la consiguiente acusación de fraude por parte de los candidatos bolivarianos); y una prensa aliada con los grandes propietarios.

A ello debe sumarse la incomodidad que sienten las compañías estadounidenses con intereses en Venezuela por tener que pagar más por los réditos que extraen del país y la preocupación de las más altas instancias políticas por el peligro de contagio que puede suponer en todo el área que la práctica de Chávez que puso patas arriba el entramado institucional venezolano y que ha sido reiteradamente refrendado por el electorado acabe teniendo éxito. La situación de Venezuela se asemeja a otras páginas de la historia ya escritas en Sudamérica. Cabe esperar que en esta ocasión la narración no tenga el mismo trágico final.

Tomado de La Haine


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