17 de marzo

25 de Febrero de 2002

Vodevil con cachucha

Catherine García Rodríguez
Red Bolivariana

Donde no hay democracia, puede haber cualquier cosa menos democracia
Célebres palabras de la primera cachucha sublevada

¿Quién puede entender a una oposición que después de criticar ferozmente la supuesta militarización de la Administración Pública aclama como a un Mesías a cuanto uniformado abra la boca para hablar mal del Gobierno?

Las desorientadas y desesperadas hordas que hemos visto en las últimas concentraciones en la Plaza Francia, aclamando la irracionalidad de cualquier tonto útil que se preste para hacer públicas sus inconformidades personales, son una masa acéfala, conformada por grupos enfrentados entre sí, que únicamente convergen en un punto: sacar a Hugo Chávez del poder.

La irracionalidad los ha llevado a hacer cosas tan ilógicas como ir a protestar frente a la residencia presidencial, aún sabiendo que el Presidente no se encontraba allí. ¿Contra quién protestaban entonces? ¿Contra la Primera Dama y sus hijos? Seguramente ni ellos mismos lo saben, pues parece que lo único que pretendían era hacer su acostumbrado circo, su show barato al peor estilo de programa sabatino.

Para la oposición todos los caminos conducen a Chávez. Todas las causas y azares tienen el sello del sino presidencial. ¿Tragedia de Vargas?: Chávez (Iglesia dixit); ¿Buhoneros?: Chávez; ¿Guerrilla Colombiana?: Chávez; ¿Bin Laden?: Chávez.

Una parte de esa nueva especie llamada "antichavismo" basa sus críticas en especulaciones tan absurdas que ni siquiera ellos se las creen. Si yo perteneciera al grupo de la oposición seria y sensata, que por supuesto existe, me darían vergüenza los shows que en los últimos días se han escenificado en la Plaza Francia.

Algo sí está claro, la oposición de Chávez sueña con un líder que se parezca mucho a él, que hable como él, que tenga su carisma, que se ponga el uniforme militar -que tanto han criticado- y los anime a dar el "gran golpe". "Dios mío, ¿por qué no haces que Chávez se vuelva antichavista?", imploran mirando al cielo. Porque la materialización de sus esperanzas está en ese ídolo que no termina de llegar, en esa figura que encauzará a Venezuela hacia la "verdadera prosperidad", porque, como decía mi abuelita: "aquí hace falta un hombre con los pantalones bien puestos o una cachucha, para que arregle esto".

Sin embargo, para tristeza de nuestras cada vez más despistadas hordas antichavistas, quienes se tienen que poner los pantalones son ellos. Venezuela necesita una oposición racional, que base sus críticas en argumentos serios y no en la verruga de Chávez; una oposición que se organice de una vez por todas; que plantee alternativas diferentes para esa parte de la población que por las razones que sea no se siente identificada con la política de Gobierno del Presidente; una oposición que se proponga metas a largo plazo y que consolide de una vez una plataforma política sólida. Bienvenida entonces la oposición inteligente y sensata, la que tiene argumentos, ideas, proyectos, metas. Venezuela no puede esperar.

catherine@redbolivariana.com

Tomado de Red Bolivariana


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