31 de Mayo de 2002
G. Irving Vierma L.
Red Bolivariana
No se si fue cierto o una pesadilla, pero en mi sueño vi un país especial, donde todo era magia, donde no habían disturbios ni causas para la querella.
En ese país, no había tribunal supremo de justicia, un solo hombre, bonachón él, decidía sobre la vida de todos y los pleitos tendría que resolverlos él mismo.
No había Asamblea Nacional, cosa fastidiosa que solo lo poseen los estados tercermundistas, las leyes las hacía el todopoderoso, con la asesoría, por supuesto, de angelicales criaturas sin el menor interés económico.
Tampoco había en ese país esa cosa estrambótica que inventaron los fastidiosos liberales que se llamó "el defensor del pueblo", al fin y al cabo, lo que necesita el pueblo es que le permitan sobrevivir y en el estado soñado nadie protesta, no hay huelgas ni las empresas tienen que soportar exigencias de los trabajadores, pues hay un contubernio natural y necesario con los maravillosos sindicatos.
No hace falta en esta tierra de ensueño el poder electoral, pues se ha encontrado la forma de autoelegirse sin que exista protesta de nadie, tampoco hay el fastidio de alcaldes ni concejales, pues el señor que manda todo los quita y los pone y seguramente decidirá quitarlos a todos, ahorrándose la nación todos esos sueldos.
Todo es sonrisas en ese edén y la falta de los poderes públicos se justifica para salvaguardar el dinero de los contribuyentes, las empresas pagan los impuestos solo a motu proprio y en las cantidades que ellas deciden.
Se ahorrará esta divina república de muchos gastos superfluos, uno de los cuales será esa innecesaria imprenta nacional, pues los decretos no tendrán que ser publicados en eso que llamaron los bárbaros "Gaceta Oficial"; Una simple alocución ante las cámaras bastará para que todos los ciudadanos sepan a qué atenerse, si quieren, que copien los decretos a mano, tamaño ahorro en tinta y papel
En la república ideal no habrá controversias públicas, pues todos los canales de televisión y los órganos de prensa se abstendrán de trasmitir situaciones que en otras partes llamarían noticias, las comiquitas y telenovelas se adoptarían como un remedio para que los ciudadanos no se mortifiquen cuando exista algo importante.
En este país de los sueños, no importa cuan grande sea el delito aunque sea de lesa patria, no habrá cárceles para los que se alcen, conspiren ni solivianten a las masas. Solo se mantendrán castigos ejemplares para los que roben un pan o invadan una finca, con el agravante de pena de muerte para los que osen colocarse una boína roja en la cabeza. A estos últimos si se les podrá allanar la morada sin requisito previo alguno, incluyendo las embajadas no amistosas.
Y para el cierre de este comentario me avisan que hasta la pena mínima de "casa por cárcel" podría ser reemplazada por asilo en una embajada.
Carmonalandia, carmonalandia, carmonalandia es el pais donde los chicos son felices y gozan más..... para carmonalandia me voy.
Con esa canción acompañada por la música de Bambilandia me desperté de esta pesadilla horrorosa al igual que despertaron miles de venezolanos abusados de su buena fe. Hasta los más acérrimos adversarios del gobierno ahora ni conocen al señor, nunca han hablado con él y nunca estuvieron de acuerdo con lo que hizo; A veces es necesario que sucedan los hechos para dejar las cosas claras.
Menos mal que vivimos en la República Bolivariana de Venezuela para no tener pesadillas.
Tomado de Red Bolivariana