17 de marzo

21 de Septiembre de 2002

Carta a Otto

Silvia Martín de Castro
Red Bolivariana

Señor:
Licenciado:
Otto Neusdtal.

Licenciado, Otto Neusdtal. Desde el día que vi el video en toda su extensión, (hora y media) no salgo de mi asombro.

Pienso que los estudiantes que se encontraban en tan distinguido espacio en la universidad de Maracay deben estar en el mismo estado emocional en el que yo me encuentro, le explico: usted allí, con la mayor seguridad y tranquilidad "cuenta" como si se tratara de una película de ficción y con el mayor desparpajo, como fue preparado (y hasta informa que por consejo suyo lo ensayaron) el gran engaño.

Grabe el video para así poder sacar mi propia conclusión. Lo he repetido una y otra vez, buscando en el, algo que me indique que aquello que oí y vi no es verdad.... pero sí, es usted.... y está allí.... sentado con toda la calma....sin mostrar ni un pequeño síntoma de arrepentimiento o vergüenza.

Cuenta que participó ampliamente en semejante montaje. Usted narra todo con hora, puntos y comas con cierta satisfacción y comunica que fue llamado y, yo le pregunto: es que su ambición por la primicia era más importante qué las muertes que se estaban preparando ¿y lo que pudo terminar en una inmensa masacre? ¿¡Y usted no hizo nada!?.....Esperó por su documental,.......y creo que ya lo tiene.....el suyo propio.

Y me pregunto: ¿qué les paso a tantas personas que oyendo sus narraciones no hablaron? ¿O será que están como yo en estado de consternación por tan inverosímil documental narrado y, el cual aún, no lo han asimilado?

Que tristeza el ver que podemos llegar a ser cómplices de tanta cosas horribles, por pertenecer a un bando u otro.

Dios me libre de estar presente en un acto donde un hijo mío declare lo que usted dijo, porque señor, yo, denunciaría el hecho con el dolor más grande de mi alma, porque mi conciencia y se lo puedo jurar, no me dejaría dormir, ni vivir pensando en las personas que murieron y que confiando en sus dirigentes, marcharon en lo que en sus comienzos ellos aun piensan que era pacífica.

¿Cómo puede usted haber dormido y vivido esos días al presenciar las muertes anunciadas? ¿Las contó para saber que se ajustaban a las ya calculadas?

¿¡Y después de todo lo dicho por usted, tiene la poca hombría de negarnos que eso que se vio y se escucho de su propia boca es una maniobra del gobierno, una maniobra política!?

Licenciado Otto Neusdtal, ¿qué importan los partidos, los ideales, el color de la piel; si se es rico o pobre?

Lo que realmente importa es que murieron "VENEZOLANOS" y que aun hoy por personas como usted no se han podido enjuiciar a los culpables.

Usted ha pensado en las personas que están presas por muertes que no provocaron ellos o algunos de ellos, usted señor ha pensado en los años de cárcel que aunque sea uno de ellos cumplirá siendo inocente, porque seres como usted guardan información. Y no lo digo solo porque la verdad esté de un lado o de otro; me refiero a eso, a la verdad.

No, no puedo entender tanta bajeza.

Lo insólito, es ver como usted con la cara dura más grande que yo hubiese visto, se presenta frente a los medios de comunicación y acompañados de sus abogados niega todo.

Lo único que le falta por decir es que el que estaba allí, con esposa incluida era un doble suyo.

Es imposible señor Neusdtal, borrar su imagen vestido de sport, sentado cómodamente y hablando en paz consigo mismo.

¿Por qué usted señor, que tuvo la valentía de contar esa historia del golpe y luego no hace lo mismo por declarar la verdad?

¿Por qué no tiene las fuerzas necesarias para quedar mejor con éste pueblo que le abrió las puertas de Venezuela, y lo aceptó como a un hermano y mantiene las palabras dichas?

¿A qué le teme?

¿Es que usted pensó que al estar en aquel recinto su voz no saldría de allí?

¿Sabe usted, señor Neusdtal, que no hay lugar más supremo que un recinto universitario?

¿Quién señor tuvo más conciencia que usted y quiso que la propia lo dejara en paz y decidió entregar o informar de su narración?

¡Aprenda y haga que el final sea más un triunfo, que una derrota!

¡No permita caerse en el vacío donde nadie lo acompañará, al contrario, al sentir que están cerca del abismo trataran de dejarlo caer a usted sólo!

¡Señor, usted es un hombre joven aun, no permita que la vida se le acabe aquí!

¡Demuéstrele al mundo que el valor no es sólo para burlar a la vida; también se necesita para enfrentar la verdad!

¡Yo prefiero que me maten por valiente, a que me ignoren por cobarde!

Silvia Martín de Castro

Tomado de Red Bolivariana


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