17 de marzo

31 de octubre de 2002

Odios, pasiones, traiciones... los bastidores del Palacio entre 11 y el 14 de abril, los movimientos de los golpistas, el futuro...

Crónica de un golpe

Bob Fernández
Carta Capital
Traducción no oficial: Isabel Dos Santos

Palacio de Miraflores, Caracas, Venezuela, sábado 13 de abril. Once de la mañana . En el Despacho del Presidente de la República, con champagne y wisky , ministros y Pedro Carmona Estanga, el presidente auto nombrado, brindan a la posesión del nuevo gobierno, menos de 24 horas después de la deposición de Hugo Chávez.

Sábado, final de la mañana, Fuerte de Maracay, a 108 Kilómetros de la capital. El General Raúl Baduel, Comandante de la 42ª Brigada de Paracaidistas, está al teléfono. En su despacho, oficiales de alto rango, tenientes, mayores, suboficiales y militares de la escolta personal de Hugo Chávez refugiados en el Fuerte. Baduel se rehusó adherir al golpe de Estado y tomó Maracay el viernes 12, es lo que se sabe de entonces. Hasta que el general, a alguien de rango superior al suyo, del otro lado de la línea, comunica:

_ Mi general, yo no negocio. Yo me apego a la Constitución. El Presidente Chávez me garantizó que no renunciaría, y yo creo en él. Y, sí él renunciase, el vicepresidente es quien debería tomar posesión. Ustedes golpearon el Presidente. Eso es un Golpe de Estado. Mi general, si ustedes no devuelven al Presidente vivo, faltarán postes en Venezuela para colgarlos...

Baduel hizo de Maracay un bunker. A él se unieron los generales Verde Graterol, Dubront Torres, Torres Finol, Acevedo, y el contralmirante Maniglia.

Con esa acción se apoderó del centro del país. A su comando, los aviones F-16, barcos de escuadras, fragatas con mísiles, las cuatro brigadas de la IV División Blindada, siete batallones, cuatro grupos de artillería, siete compañías, cinco batallones de tanques

AMX-30, un AMX-13...

Baduel conectó la corriente, que se completaría en el decorrer del sábado. El general Julio García Montoya se agregó. En la parte occidental del país, apoyo del general Lara Guzmán. En Mérida, la 31ª Brigada y el general Wilfredo Silva.

Fuerte Tiuna, en el área de la capital, es casi una ciudad, con unos 20 mil militares. Fue tomado - revela a Carta Capital uno de los que ocuparon el fuerte - sin armas, por seis mayores. Con la complicidad de los soldados y de los oficiales subalternos.

García Carneiro, general en quien muchos tenían como potencial traidor de Chávez, mantuvo fiel la III División de Infantería, contra las órdenes del Comandante del Ejército, Efraín Vásquez Velasco.

Con este gran poderío, en su llamada telefónica, Baduel mandó todavía otro mensaje: jugaría los F-16 y su brigada de paracaidistas de Maracay (donde Chávez sirvió y llegó a capitán) sobre el Palacio de Miraflores sí en él se instalase el nuevo gobierno. El mensaje llegó a Miraflores. Histórica toma, cedida a la seguridad de Chávez por un camarógrafo de la TV española Telecinco, flagra los instantes de la retoma del Palacio por la guardia personal del Presidente. Carta Capital tiene una copia de la grabación.

En la imágenes, el regimiento de seguridad y guardaespaldas de Chávez desaseguraban ametralladoras, fusiles (FAL), invaden patios y pasillos del palacio. A lo largo de las rejas y portones, la multitud, enloquecida. Hombres, mujeres y niños, de trajes y rostros que encarnan el estereotipo de lo que comúnmente se llama pueblo, con manos y brazos tendidos, atascados entre las rejas, lloran, se desenfrenan, gritan ....:

- Devuelvan a Chávez... Con Chávez hasta la muerte... Chávez, muero por ti...

Soldados De 18, 19 años sacuden las boinas rojas y gritan de vuelta:

- Llamen a todo el pueblo, llamen a todo el pueblo.

En la noche de jueves 11, en el Batallón Codazzi se reunía la cúpula del golpe militar; los generales Efraín Vásquez Velasco, Rodríguez Grau, González Cárdenas, Verde González, González González, Román Betancourt, Fuenmayor León, Medina Gómez, Ruiz Guzmán...

El Comandante del Ejército, Efraín Vásquez Velasco, más tarde, ya en el Comando de Escuelas Militares, intenta convencer el general García Carneiro a adherir.

Otro general amenaza: Carneiro debería estar preso por permitir que 11 tanques llegasen a Miraflores para la defensa del Palacio. Entre aplausos Vásquez Velasco dice a los compañeros:

- No podemos permitir tanques en las calles. ¿Contra quién van a disparar? ¿Contra otro tanque? ¿Contra el pueblo? ¿Es para eso que somos Ejército?

Los generales no contaban con la devoción de jóvenes oficiales y soldados a Hugo Chávez. Sábado, final de la mañana. En el interior del Palacio, mientras se prepara la posesión del nuevo gobierno, se oyen los gritos de la multitud.

De celular en celular, llega el mensaje del general Baduel: Los F-16 y paracaidistas sobre Miraflores. El cóctel es demasiado. Tiene inicio la desbandada.

Señores de sacos de corte fino..., algunos de grandes bigotes, señoras de vestidos y joyas, brillantes, rasgos caucasianos, abandonan salas y salones a toda prisa. El champagne y el wisky se quedaron sobre las mesas.

Daniel Romero, en aquellos minutos, casi Procurador General de la República, gelatina para acomodar el peinado, traje Armani, corbata Sulka, asegura:

- Tenemos el control. ¡Seguimos siendo gobierno!

Para llegar al poder y permanecer en él 22 horas, la oposición a Chávez contó con el inequívoco apoyo de gran parte de los medios de comunicación, como se verá a lo largo del relato. (leer página 30).

Para armar el contragolpe, fue decisiva una red de comunicación, básicamente compuesta por Internet y celulares. La noche en la que se consumaba el golpe, en dos oficinas comenzaba la reacción. En una "M" conectó, vía Internet, unos dos centenares de periodistas, confiables al gobierno, dispersos por todo el país.

En otra oficina, en la misma ala del gabinete presidencial, Max y Temir, un dúo de jóvenes científicos políticos, vía celular e Internet, comenzaba a avisar al mundo del golpe de estado en curso.

Los personajes de este relato son militares de la escolta de Hugo Chávez, ministros, funcionarios del Palacio de Miraflores, generales aliados al Presidente, militares y civiles ligados al golpe y jóvenes oficiales.

De la noche del domingo 14 a la madrugada de jueves 18, este enviado de CartaCapital en Venezuela, pasó 38 horas en el Palacio de Miraflores. Entrevistó 16 de los colaboradores más próximos del Presidente. Además de Miraflores, conversó en Caracas con personajes decisivos en el montaje de la rebelión.

CartaCapital oyó generales, guardaespaldas del Presidente, ministros, directores estadales, secretarias, soldados... conversó con quien vivió, minuto a minuto, al lado del Presidente, los instantes del golpe, su desenvolvimiento los días 12,13 y 14 de abril y la historia del contragolpe en Venezuela.

Algunos de los entrevistados ya eran conocidos desde el 9 y el 10 de marzo pasado, cuando por 14 horas CartaCapital acompañó Chávez hasta que le concediese la entrevista publicada en la edición 182 del 27 de marzo.

Abril 11. Maximilien Arvelaiz , 29 años, (Max), y Temir Porras Ponceleon, 27 años, son asesores de Rafael Vargas, ministro de la secretaria (la casa civil) de la presidencia. Max y Temir hacen el doctorado en política y sociología. Son ínter nautas. Conversan, vía Internet, con el pensador Noam Chomski, con Ignacio Ramonet del Le Monde Diplomatique, con una red de pensadores y periodistas de Europa, de los Estados Unidos, de las Américas Central y del Sur.

Inicio de la madrugada. Max llama a Chomski, que no está. Llama a Tiburcio, asesor de Lula. Llama a Ignacio Ramonet, en París:

- Ignacio, disculpe despertarlo, es muy grave la situación. Estamos viviendo un golpe de estado.

- Aló, aló. Merde! Chávez debe hablar al pueblo. Resistan el golpe va a fracasar.

"M" pasa, da la noticia. Max oye y repasa a Ramonet:

- No tenemos señal de TV ni radio, perdimos el canal 8, del Estado.

- Entonces es grave, Chávez se debe refugiar en una base militar, resistan - recomienda, de París, Ramonet.

Los minutos se van. Temir se sienta en el patio interno del Palacio. Paralizado, oye la madre, Miriam, al celular, en lágrimas, y la madre, al mismo tiempo por otro teléfono, discute con su abuela:

- Hijo por el amor de Dios, sale de allí, vas a morir... mama déjelo, él sabe lo que hace. ¿Usted nunca fue joven, mama?

Max, menudito, de lentes profundas, recuerda La Moneda, Salvador Allende, y toma una decisión. Busca el ministro. Vargas, médico, carga dos ametralladoras. Max le pide una. Vargas se la niega. Pide a un soldado. No hay más ametralladoras disponibles.

Intiana López, asesora del ministro llora. El ministro, Intiana, Max y Temir se abrazan y lloran. Vargas recomienda a Temir y Max que dejen el Palacio. Ambos se van, para la clandestinidad, por un día.

En la calle, frente al Palacio, borrachos gritan:

- Viva Chávez... Viva el comandante Chávez.

Max se arrepiente:

- Abandoné las personas, dejé el Presidente.

"K", 39 años, es un teniente, de la guardia personal escogida a dedo por el propio Chávez. Conoce el Presidente desde hace diez años.

Comandaría ahora la retoma del Palacio.

"K" es el militar que , en la imagen que recorrió el mundo, a principio encapuchado y luego con el rostros descubierto, surge en el techo del Palacio, con el brazo erguido, índice hacia arriba y pulgar hacía abajo - símbolo de Chávez - para mostrar a la multitud la retoma de Miraflores.

- Nosotros morimos por él. No reaccionamos la noche del golpe, todavía en el Palacio, porque él nos lo impidió-, dijo "K", un técnico en comunicaciones, a CartaCapital.

"B" es otro militar de la guardia personal de Chávez. Sargento, 38 años, se acuarteló con el general Baduel en Maracay y estaba entre los 18 que fueron a rescatar el Presidente en la base militar de la Orchila el sábado por la noche.

- Rescatar el presidente Chávez fue una honra, la mayor de mi vida, viva cuanto viva, -, cuenta "B" a CartaCapital.

"M" es una de las más próximas auxiliares del Presidente. Amenazada de muerte poco después del golpe, dejó el Palacio a las cinco de la madrugada y se escondió. Regresó la mañana del sábado, en el instante de la retoma del Palacio.

Carlos Javier Rojas, 46 años, es el director de prensa del gobierno. Dejó Miraflores también de madrugada y volvió en la retoma. Alemán es el cocinero de Chávez. Roberto, el director de la Radio estadal.

Madrugada. Fue inútil la lucha de Carlos y "M" en la búsqueda de una señal que le permitiera a Chávez hablar en cadena de radio y TV.

Manuel Rosendo y Hurtado, dos generales, intentaron, toda la noche y la madrugada, negociar la renuncia. Rosendo amigo personal de Chávez. Con ellos, el general Lucas Rincón, Inspector General de la Fuerza Armada.

El Lunes 15, en una entrevista de cuatro horas con 111 medios de comunicación de todo el mundo, Chávez sorprendió:

- No vi, pero sé que Lucas Rincón habló de mi renuncia. Creo que fue confundido por los demás, confío en Rincón.

El día siguiente, el New York Times, publicaría lo que los próximos a Chávez niegan en público, pero no esconden las conversaciones privadas: informaciones sobre las digitales del gobierno de los Estados Unidos en el golpe.

Al negar su participación, porta voces del Pentágono dejaron escapar: Rincón estuvo por lo menos en una reunión con los funcionarios de los Estados Unidos, cuando se habló del golpe.

En la noche de la rebelión, en el 5° Piso del Comando Militar, estuvo por lo menos un militar norte-americano. Y recordemos: el FMI, que asiste a una Argentina que se derrumba

se apresuró a informar que "daría toda la ayuda necesaria al nuevo gobierno". Nada más indicativo.

Según una edición de la revista Newsweek de febrero, en diciembre estuvieron en Washington, detrás de apoyo para un golpe, los generales Ramírez Poveda y Efraín Vásquez Velasco. Ambos ex-alumnos de la Escuela de las Américas, en Fort Benning, tristemente famosa por formar dictadores de los años 60, 70 y 80, y por enseñar técnicas de tortura.

En la madrugada del 11 de abril, mientras el golpe se consumía, relatan los testigos presentes en el diálogo, Chávez más de una vez responde a Rosendo y a Hurtado:

- No renuncio, abandono el gobierno se me obligan, pero no renuncio. Renuncia se es, como manda la Constitución, delante de la Asamblea Nacional.

Antes de las manos del Capitán de la Armada Rodríguez Chacín, el Presidente recibió una minuta de renuncia. Conjuntamente un consejo de Chacín:

- No firme, Presidente.

El general Pérez Arcay abraza y entrega a Chávez un crucifijo (el que está en sus manos en la portada de esta edición).

Por teléfono, Chávez habla con generales y almirantes. Comunica a Baduel que no renuncia. Entrando y saliendo del despacho está su hermano Adán. En el despacho del ministro Rafael Vargas, Hugo de los Reyes y Helena, padre y madre del Presidente. Callados. Asustados.

Se consuma la decisión. Chávez debe dejar el Palacio. ¿A qué hora fue eso? De 16 entrevistados por CartaCapital que vivieron aquel día y madrugada en el Palacio, 15 responden en el mismo sentido:

- ¿Hora? No lo sé, no recuerdo ninguna hora... no miré las horas... no recuerdo haber visto el reloj...

Carlos Rojas recuerda las 3:45 AM, cuando Ana Elisa Osorio, ministra de Ambiente, dejó el despacho del Presidente, en llanto:

- Él se va, él se va...

Pasillo de altas columnas frente a la salida del despacho del Presidente. Unos 40 de sus auxiliares se despiden uno a uno. Lloran casi todos.

Rosendo, el general golpista, amigo de Chávez hasta aquella noche, asiste a la escena y se irrita. Dice a los militares, guardaespaldas del Presidente:

- Dejen de ser maricos. Sean serios, sean hombres.

Carlos Rojas, moreno, trazos indígenas, llora. Abraza Chávez y cambia unas palabras (Cada uno de los que se despidieron del Presidente recuerda cada palabra que se dijo):

- Presidente, sepa que usted no estuvo solo, no está solo y no estará solo.

- Epa, negro.

"M", que conoce Chávez desde 1992, está en llanto. Abraza Chávez, que parece ser el único que se mantiene tranquilo. El Presidente acaricia su rostro y dice:

- Disculpa los regaños, los momentos duros, mi vida.

"M" responde:

- No hay disculpas. Estoy aquí porque quiero, porque tengo fe en mi Presidente. Sepa, esté donde esté, que solo te reconozco a ti como Presidente. Lo voy a seguir siempre.

Aristóbulo, ministro de educación que el sábado entraría con los soldados en Miraflores para "retomar el Palacio caminando con el pueblo", como se oye en la grabación de Telecinco, también se emociona.

Allá están Héctor Navarro, de Educación Superior, Jorge Giordani, de Planificación, María de Lourdes, de Salud, William Lara, presidente de la Asamblea, Vietri Vietri, de Casa Militar.

"K", el teniente de 39 años, guardia personal de Chávez, lo abraza.

Como el Presidente y todos sus hombres de seguridad, en el inicio de la madrugada "K" cambió el traje civil por el uniforme militar. Ambos se abrazan y conversan. "K", para irritar el general Rosendo, también llora:

- Comandante, no lo vamos a dejar solo. La lucha continua.

- Siempre, mi soldado.

- Se forma un círculo entorno a Chávez. El Presidente depuesto canta, un coro de hombres y mujeres entonan el Himno Nacional:

- ... gloria al Bravo Pueblo / que el yugo lanzó / la ley respetando la virtud y honor.

Se teme un ataque al Presidente. En las últimas horas, 27 fueron los muertos a tiros. Varios con balas en la cabeza, obvia indicación de francotiradores. En las TV del mundo, solo se ven los chavistas disparando.

En los días sucesivos al regreso del Presidente, fotos mostrarían el otro lado de la batalla. Fotos (que carta capital pública) tomadas por una mujer, Wendys Olivo , de la Agencia de Noticias del gobierno.

En las fotos, los camisas azules, la policía metropolitana de Alfredo Peña, Alcalde de Caracas y feroz opositor del gobierno, disparan con subametralladoras y pistolas 9mm. (el arma de la policía metropolitana es un revolver calibre 38).

.... respetando la virtud y honor. El Himno cantado a pulmones llenos. Helena no logra acercarse al hijo. Hugo, el padre, gobernador de Barinas, está paralizado. La madre intenta superar el coro y el Himno:

- Mi hijo, mi hijo ¿Dónde te llevan? Quiero ir contigo. Mi hijo, que van a hacer contigo. Mi hijo ¿porqué de nuevo?

Madrugada, 12 de abril. Diez años después, Chávez viene preso de nuevo.

El 4 de febrero de 1992, después de liderar tropas, llegar a las cercanías del Palacio y rendirse con la frase que se haría celebre entre los venezolanos:

- Por ahora .

Diez años pasaron. Chávez preso, va entra en el carro presidencial y se sienta entre los generales Rosendo y Hurtado. Uno de sus Guardias grita:

- Por ahora.

Chávez se voltea y responde:

- Por ahora.

"Pasé por cinco cárceles entre 11 y 14 de abril", revelaría Chávez después que lo rescataron. En las cárceles con la ayuda de sus soldados, tendría inicio el capítulo militar del contragolpe.

En Fuerte Tiuna, dos jóvenes militares (mujeres), fiscales, entran en su celda. Acompañadas por un coronel a favor de la rebelión. En un pedazo de papel, quedarían reflejadas las condiciones de salud del Presidente depuesto.

La conversación fue breve:

- ¿Cómo te sientes, Presidente?

- Me siento bien, pero quiero decirles que no renuncié. Ustedes qué son fiscales, escriban eso en la declaración...

El coronel no permitiría tanto. Las jóvenes escribieron apenas una nota. Cuando dejaron la sala, anotaron un postscriptum:

- Manifestó que no ha renunciado.

La nota se extendió por los cuarteles. En Fuerte Tiuna, al oír el murmullo, el Presidente depuesto indaga con un soldado: "Qué es eso, qué es ese ruido?" El soldado, después de las consultas, responde: "Es la televisión".

Chávez, el lunes recordaría:

- Yo tenía la seguridad que la reacción vendría. Yo conozco el alma de mi pueblo y conozco el alma militar, soy parte de las dos. Y aprendí al oír con mi abuela. Ella afinaba los oídos para escuchar el viento que traía la lluvia de las llanuras. Lo que escuché en Fuerte Tiuna, a lo lejos, no era la televisión, era el pueblo que ya se acercaba al fuerte y gritaba... Por ello, cambian cárcel.

Fuerte Turiamo. Un joven oficial le pide a Chávez que le autografíe una Constitución. Él escribe:

- Turiamo, 12 de abril, otra vez preso.

En la Constitución, el joven oficial le mandó un mensaje a Chávez:

- Señor Presidente: triunfar, triunfar, triunfar, Simón Bolívar.

Aún en Turiamo, a las 14h45 del sábado, otra acción decisiva. El cabo Juan Rodríguez vigila el Presidente depuesto, que revela a Rodríguez no haber renunciado.

Renuncia consumada los militares se rendirían, el golpe se consolidaría. El cabo Rodríguez recomienda:

- Escriba eso y tírelo en la basura.

Hugo Chávez escribió, en una página, el histórico documento que está en la portada de esta edición de CartaCapital:

... Al pueblo venezolano (y a quien pueda interesar). Yo, Hugo Chávez Frías, venezolano, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, declaro:

No he renunciado al poder legítimo que el pueblo me dio.

Para siempre!! Hugo Chávez.

Nueva cárcel. Base militar de la isla de la Orchila. Llevado el Presidente, el cabo Rodríguez vuelve a la celda, y en el pipote de la basura, recoge el comunicado de Chávez, deja el cuartel, va al municipio vecino y se lo entrega a la esposa. Vía Fax, el comunicado "prendió fuego" en los cuarteles ubicados a lo largo y ancho del país.

Todavía en Turiamo otro joven militar pasa un celular al Presidente. Un mensaje de 30 segundos, Chávez pide a la hija:

- Mi vida, busca no sé que periodista, a quien tu quieras, y dile al mundo que yo no he renunciado, ni voy a renunciar.

Lo mismo repite a la esposa, Marisabel. La hija llamó y habló con Fidel Castro, contactó a Telemundo en Cuba y pasó el mensaje.

El miércoles 17, el periodista que recibió el mensaje, Fernando Bavsberg fue el único de 187 del mundo entero en ser atendido en su pedido de una entrevista exclusiva con el Presidente en el Palacio.

Marisabel de Chávez, el sábado 13 en la tarde, vía teléfono, dio una entrevista a CNN en español que se escuchó en todo el mundo:

- Chávez no renunció.

Era la señal. En el Palacio, entre grandes figuras y ministros del nuevo gobierno, 18 estaban presos. "¿Por dónde salgo?", preguntaban. "por allá, por allá" indicaban los guardaespaldas de Chávez. Al final del pasillo, las esposas.

Miguel Dao, director de la PTJ que optó por permanecer en el nuevo gobierno, llegó a un portón del Palacio para sondear. Indagó: "¿Hay agua por allí?" respuesta positiva, entró. Esposas.

Madrugada del domingo, Fuerte Maracay. Se monta la operación de rescate. El General Baduel perfila la tropa y anuncia:

- Esa es la operación de rescate de la dignidad de Venezuela. Las armas: la razón. Las balas: la moral, y el objetivo: la Constitución.

Discurso para la historia aparte, los guardaespaldas temían que un avión de bandera norteamericana, parqueado en Orchila, embarcase el Presidente para los Estados.

Desde entonces, los medios hablan de ocho, seis, cuatro helicópteros usados en el rescate. Fueron tres los helicópteros. Dieciocho militares y civiles embarcaron. Bajo el comando del general Uzcátegui y del contra almirante Camejo Arenas. Con ellos , el sargento "B".

Un médico, un juez, un abogado y un fiscal entre los que volaron en medio de las pesadas ametralladoras montadas en cada puerta. A la llegada a la Orchila, el sabotaje.

Un sargento fue al avión de bandera de los Estados Unidos y retiró una pieza, sin la cual no podía levantar vuelo. Chávez ya se había despedido de uno de los jefes de la iglesia, monseñor Ignacio Cardenal Velasco, que lo visitaba.

Diría el Presidente después que ambos miraron las estrellas, la playa, se dieron las manos y hablaron de reconciliación, a pesar de las diferencias.

De vuelta a Caracas, el susto. Fumarolas en las montañas, los cerros que cercan la capital y albergan los ranchos.

- Pedí que bajasen los helicópteros, temí un Bogotazo (en Bogotá, abril de 1948, 200 mil muertos) - , se recordó Chávez mientras sobrevolaba Caracas.

Madrugada del domingo. Nueva posesión en Miraflores. En el Vicepresidente, Diosdado Cabello, un caluroso abrazo. Dos versiones sobre las acciones de Cabello. En una, entre un escondite y otro, estuvo en los cerros incitando los círculos bolivarianos - organizaciones populares apuntadas por la presencia paramilitar.

En otra versión, Cabello estuvo en la embajada de Cuba, que fue cercada y amenazada durante la rebelión

En el desembarque del Palacio, a las 2h45 de la madrugada del domingo, señales de la cárcel. Todavía en la escalera del helicóptero, Chávez renquea . Una vez más, el Himno:

...gloria al bravo pueblo...

Dos días después, la entrevista colectiva, Chávez llegaría junto a una periodista, para mostrar que no fue agredido. Pero fue. Cerca de las sienes, las marcas.

El Presidente depuesto, revelan los auxiliares, fue encapuchado, le pegaron a ambos lados del rostro, lo patearon en la pierna izquierda a la altura del muslo.

No fueron las únicas heridas. Hugo Chávez habla de reconciliación, pero el futuro será otra enorme, dura batalla. Los Estados Unidos se niegan, como adelantan sus portavoces, a reconocer la legitimidad del gobierno.

En Venezuela, es profunda la división del país. De un lado, ricos en general, una porción de jefes militares, otra de clase media - todavía no mensurada después del desastroso golpe que dejó 54 muertos y 97 heridos.

El jueves 18, más de 40 generales y almirantes seguían presos, esperando el juicio.

Pedro Carmona Estanga estaba al arresto domiciliar.

Con la oposición, todavía, la poderosa petrolera PDVSA y la central de los trabajadores. Al frente de todos, siempre, gran parte de los dueños de los medios y sus portavoces.

Esta es una historia de odios y amores profundos. Pasiones, torpezas, traiciones y actos heroicos, como es siempre la historia de cualquier país en los instantes decisivos, dramáticos.

Una historia que, pase lo que pase, un día tendrá algo de leyenda. Vladimir Putin, presidente de Rusia, la calificó :

- Esto fue inexplicable.

Fidel Castro, uno de los 37 jefes de Estado que buscó Chávez después de los eventos, sobreviviente a más de un centenar de atentados en 43 años de poder, confesó:

- Estoy estupefacto.

Mesiánico - algo que, esta vez le fue útil -, adepto del contacto directo, populista, organizador de un gobierno que, por necesidad u origen, tiene estructuras de poder militarizadas, Chávez probó en la piel, diez años después, la dimensión y el drama embutidos en una tentativa de golpe.

Las heridas y las perdidas son muchas, algunas durísimas de amigos próximos, como el general Rosendo. Pero no solo. Hay pérdidas todavía desconocidas por el público.

Roberto, el director de Aló Presidente, programa dominical de radio y TV, lo traicionó. Se escondió y dejó el gobierno sin radio ni TV.

Amigo del golpista contralmirante Molina, alguien de absoluta intimidad, de convivencia también traicionó el Presidente. Él, el bonachón Alemán, cocinero de Hugo Chávez.

Los Medios y la rebelión virtual

En las calles, los medios de comunicación en la línea del frente

Diez de la mañana de jueves 11. Venezuela en huelga general. Con amplia divulgación de los medios de comunicación, aquel es el día de la gran caminata.

PDVSA, empresa de petróleo de Venezuela, cuarto mayor productor de petróleo del mundo, está parada. Medio millón de caraqueños en las calles, en protesta contra el Presidente.

Jóvenes con gorras de béisbol, zapatos Nike, cargan pancartas: "Muerte a Chávez", "Cara de mono, se va" "Bin Laden y Fidel Castro - Chávez"

Las televisiones Venevisión, RCTV, Globovisión transmiten la marcha al vivo. La convocatoria se dio un día antes. En la red de Unión Radio un trío popular entre los opositores del Presidente, cubre la marcha: Marta Colomina, César Miguel Rondón y Kiko.

Kiko, reportero en el medio de la marcha , analiza:

- Un día histórico para Venezuela.

Del estudio, donde están Rondón y Colomina, 12 horas antes del golpe se oye:

- Parece que Chávez no está en el Palacio, se fue...

Las redes de TV al vivo sin cortes. Venevisión es de Gustavo Cisneros, dueño también de la Coca-Cola, Telcel (con Bell South), Univisión (en USA), DirecTV.

Cisneros, después del golpe, fue el encargado de llamar para el Estado Falcón e invitar el sindicalista Ortega de la CTV, para integrar el gobierno. Avión a la disposición, Ortega no se embarcó.

RCTV es de Marcel Granier y la familia Phelps.

Globovisión, de Alberto Federico Ravell, es una de las acusadas de sacar la señal del aire en el instante en que Hugo Chávez hablaba al país en cadena de radio y TV en la dramática tarde del día 11.

Televisoras y periódicos fueron cercados por populares, militantes y militares de Chávez el sábado en el medio del contragolpe. Al contrario del día de la marcha, nada fue exhibido por las televisoras mientras el neogobierno perdía poder.

Quien tiene TV por cable o Internet acompañó la reacción. Por decisión del gobierno de Pedro Carmona Estanga y sus aliados, Venezuela no supo lo que pasaba el día 13.

Ravell dio una entrevista en su planta (Globovisión) el martes 16, después que Chávez habló de la reconciliación y pidió:

- Por Dios, dueños de los medios de comunicación, hagan una reflexión al cuadrado, al cubo.

Ravell respondió. Al tiempo que hablaba de reconciliación no escondía la ira. Decía, como se fuese una amenaza:

- Sí quieren información, la tendrán hoy en la noche.

Ravell habló como quien sabe que tiene un poder igual o mayor al del Presidente de la República:

- No tenemos miedo... Si usted está tendiendo una mano verdadera, nosotros podemos sentarnos a hablar...

Final de la entrevista, la presentadora Macky Arenas asegura al patrón:

- Estoy encantada con esta entrevista. Ravell está aquí para mostrar que nosotros podemos decir lo que queremos, sin censura.

La TV sigue en el aire, pero sin nadie. La entrevistadora se levanta, cámaras, auxiliares, todos abrazan y aplauden el dueño del medio. El país asiste a la escena.

El Gobierno de Pedro, el breve

Algunas razones para el naufragio del gobierno que fue sin haber sidoEl gobierno de Pedro Carmona Estanga, Pedro "el breve", como es ahora conocido, cayó en gran parte por sus propios errores.

Cayó por desarticulación y lucha de poder entre los protagonistas del golpe: dirigentes de la federación de empresarios, Fedecamaras, dirigida por el propio Estanga, la Central de Trabajadores (CTV) comandada por Carlos Ortega, y cayó por el desacuerdo, y estupideces entre sus jefes militares. Cayó porque la cúpula de la iglesia, la católica de 2002 años de vida, sintió los humores profundos del alma popular (la porción más dispuesta al todo o nada) y rehizo su rumbo entre la noche de jueves 11 y el sábado 13.

El gobierno no se completó porque entre los que, decisivamente, lo rindieron imposible estaban algunos dueños de los medios de comunicación.

Tales señores pasaron tres años a explicar como deben ser hechas las cosas, la historia, pero no supieron hacerla, cuando ella llegó a sus manos.

El gobierno de Pedro Carmona Estanga fue breve por los errores cruciales como la posesión ilegal en el puesto del vicepresidente, la revocatoria de la Constitución en vigor, el cierre de la Asamblea Nacional y el anuncio, viernes 12, del retiro de la palabra Bolivariana del nombre de la República Bolivariana de Venezuela.

En un país donde en la capital, Caracas, tiene su principal avenida con el nombre de Bolívar; tomada por gigantescos carteles luminosos, vasta propaganda en inglés, en un país con 80% de pobres o miserables, Simón Bolívar se volvió un icono, un dogma para los que fueron decisivos en el contragolpe: los oficiales militares de bajo rango, los soldados y la población pobre.

El "Bolivarianismo" no es solo un instrumento de marketing. Chávez es un nacionalista, con un discurso mirado hacia Latinoamérica, eso en un país desde hace mucho con su élite; inclusive la militar, volteada hacía el norte, hacía los Estados Unidos.

Para la multitud de desheredados y para los jóvenes oficiales, Bolívar, "Bolivarianismo", significa la Venezuela de ellos, de los pobres, que no hablan, no entienden, talvez envidien secretamente los que hablan, entienden, viven en inglés.

El inequívoco apoyo del gobierno Bush al golpe, al menos de sectores del gobierno, tiene sus raíces en los Estados Unidos; el petróleo, la ideología de los negocios, la geoestrategia para la América del Sur.

La resistencia popular y militar tiene sus raíces en una década - desde la tentativa de golpe de Chávez en 1992 - de catequización de un discurso que toma las ideas "continentalistas" de Simón Bolívar. Tal discurso, aunque que se venga a revelar, en un final que todavía se desconoce, como un discurso más, tocó el alma de los que no tienen como ganar, nada tienen que perder y se alimentan básicamente de esperanzas.

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