17 de marzo

12 de Septiembre de 2002

El testimonio

Alvaro Agudelo
El Mundo

Siempre me he preguntado cómo se las arreglará para dormir el respetable vicealmirante Héctor Ramírez Pérez ¿Lo hará tranquilamente o se le aparecerán los fantasmas de las personas que asesinaron los francotiradores el día que él, y otros oficiales igual de respetables que él, asaltaron el poder? Jamás he tenido dudas y así lo he expresado.

En esta columna o en cualquier otra parte. Desde el mismo 11 de abril no dudé en cuanto a quién había apostado francotiradores. Los policías y los criminalistas se preguntan qui bono? (¿a quién beneficia?) cuando investigan un crimen. La respuesta es obvia: los muertos del 11 de abril beneficiaban sólo a los golpistas, lo que establece una presunción en ese sentido.

Otto Neustald, antiguo corresponsal de CNN, confirmó en detalles, con video y todo, que los militares golpistas sabían de la existencia de los francotiradores mucho antes -¿semanas antes?, ¿meses antes?, ¿días antes?- de que comenzasen a asesinar. De lo que no queda duda, como refleja el video de Neustald y lo confirma la crónica de Javier Ignacio Mayorca, publicada en El Nacional el 13 de abril, es que al menos unas horas antes de que esos sicarios iniciaran su mortífera tarea, unos respetables oficiales, altos oficiales, generales y almirantes, conocían su presencia. Como conocían que estaban situados en los edificios próximos a Miraflores.

El video de Otto Neustald en la Universidad Bicentenaria de Aragua es demoledor.

Es contundente e irrefutable. Ramírez Pérez y los otros respetables oficiales golpistas, sabían que había francotiradores.

Ensayaron un video donde hablaban de seis muertos y decenas de heridos varias horas antes de que se produjese el primer disparo. Ya no importa que presionen o amenacen a Neustald. O que éste diga que usaron su video con fines políticos. Es obvio que la difusión de ese video persigue fines políticos. Como intentar ocultarlo busca también un fin político: que no se sepa que los respetables oficiales golpistas sabían de la existencia de francotiradores. El problema no es si ahora Neustald piensa de otra forma.

Sus opiniones son respetables, incluso cuando cambia de criterio. Pero lo que realmente cuenta es su testimonio.

Fue testigo de un hecho, y lo confirmó reiteradamente en rueda de prensa: el respetable almirante Ramírez Pérez sabía de los francotiradores y nada hizo para impedirlo. Neustald ratificó lo único realmente crucial de lo que fue testigo: que ensayaron el video y que antes de que hubiera el primer muerto, los conspiradores estaban conscientes de que éstos se producirían. Todo lo demás es anecdótico.

Como es una anécdota que Venezolana de Televisión transmitiera, cuando el ex corresponsal de CNN dijo que el video era sesgado, la intervención completa de él y su esposa, Gladis Rodríguez, en esa universidad de Maracay.

El fondo, lo que cuenta, lo relevante, lo significativo, es que Otto Neustald presenció que un grupo de respetables altos oficiales hablaban a futuro de asesinatos.

A mí, que no creo en brujerías, no me deja duda de que esos respetables altos oficiales sabían de la existencia de sicarios porque algo tenían que ver en ello. Y confío en que alguno de esos respetables altos oficiales tenga pesadillas.

Que sueñe con los gritos de agonía de sus víctimas. Porque si no tienen pesadillas, tampoco tienen conciencia.

Pare la oreja

ALFREDO PEÑA va a tener que pasar en su despacho lo que le reste de período.

Cada vez que sale de él, a no ser que vaya a restaurantes del este, la gente lo recibe con rechiflas. La semana pasada, el Alcalde Mayor tenía un demagógico programa odontológico y de corte de pelo en El Valle. En cuanto apareció Peña, la rechifla fue tan contundente que se estremecían las paredes de las viviendas.

COMO EN EL CHILE inmediatamente anterior a Pinochet o la Argentina semanas antes de Videla, la oposición emplea mujeres para provocar a los militares. Un grupo de señoras, catiras y fascistas, arrojan maíz a los militares y los llaman gallinas.

Luego se dejan caer al piso y dicen que fueron agredidas. El "macho" de la partida es el coronel Silvino Bustillos, de quien hay una filmación en la que aparece, pistola al cinto, arengando a sus "muchachas" para que asalten cuarteles.

Tomado de Red Bolivariana


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