17 de marzo

14 de Abril de 2002

Un golpe con otro nombre

Tim Weiner
The New York Times

¿Cuándo un "Golpe" no es un "Golpe"? Cuando Estados Unidos lo dice, especialmente si el dirigente caído no es amigo de los intereses norteamericanos.

¿Qué otro nombre podríamos dar a la caída del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, este viernes? ¿Una transición del poder por la fuerza de las armas? Con otro nombre, aunque sus aliados europeos y latinoamericanos lo deploren, fué una consumación devotamente anhelada por la "Casa Blanca".

Ari Fleischer, vocero de la "Casa Blanca", dijo el viernes: "Las acciones estimuladas por Chávez provocaron la crisis". Si tomamos en cuenta la historia de los "golpes" en Latinoamérica, tácitamente alentados o totalmente apoyados por los Estados Unidos, la sentencia de Chávez fué cargada como se carga un resorte para realizar un disparo.

Para Washington, la verdadera crisis en Caracas era el Sr. Chávez. Finalizó con su salida "a punta de pistola". Ahora, millón y medio de barriles diarios de petróleo venezolano se mantendrán fluyendo hacia los Estados Unidos. Y ningún barril irá a la Cuba de Fidel Castro. El nuevo dirigente de Venezuela, un petrolero, inmediatamente declaró que ese grifo se cerraba.

En Latinoamérica, Estados Unidos siempre ha preferido caras amigas en los palacios presidenciales, representando papeles confiables, sin importarles que vistan uniformes o nó. Estados Unidos, en defensa de sus intereses económicos y políticos, apoyó regímenes autoritarios durante y después de la llamada "Guerra Fría".

En la diminuta Guatemala, la CIA (Agencia Central de Inteligencia) armó un golpe para derrocar a un gobierno elegido democráticamente en 1954, y respaldó a subsequentes gobiernos derechistas contra grupos rebeldes izquierdistas durante cuatro décadas. Fallecieron unas 200.000 personas.

En Chile, un golpe apoyado por la CIA montó al Gral. Augusto Pinochet en el poder desde 1973 hasta 1990. En Perú, un frágil gobierno democrático aún está desenmarañando el papel de la "Agencia" en la década de apoyo del ahora depuesto y "caído en desgracia" Pdte. Alberto K. Fujimori, y su "no respetable" espía jefe Vladimiro L. Montesinos.

Estados Unidos tuvo que invadir Panamá en 1989 para derribar a su narco-dictador, Manuel A. Noriega, quien, por casi 20 años, fué un valioso informante para la inteligencia norteamericana. Y la lucha para montar una oposición armada contra los izquierdistas de Nicaragua, en los años 80, incluyendo ventas de armas a Irán a cambio de "dinero frío", condujo a acusaciones contra personas, de alto nivel, del gobierno del Presidente Reagan.

Otto J. Reich, un veterano de las luchas latinoamericanas, fué uno de los investigados. No hubo cargos contra el Sr. Reich. Más tarde llegó a ser embajador de Estados Unidos en Venezuela y ahora es Secretario Asistente de Estado para los asuntos interamericanos por decisión presidencial. La caída del Sr. Chávez es una condecoración que puede lucir en su abrigo.

Hasta ahora no hay evidencias de que Estados Unidos desestabilizara secretamente al Sr. Chávez. El hizo un buen trabajo desestabilizándose a sí mismo. Pero la abierta recepción de la "Casa Blanca", a su caída, será recordada por los líderes latinoamericanos que se atrevan a meterse con los Estados Unidos como lo hizo el Sr. Chávez.

Sí, fué elegido libre y democráticamente; y su celestial visión de una Sur-américa libre del dominio del poder de Washington no molestó demasiado a su administración. Pero… ¿Su venta de petróleo al Sr. Castro? ¿Sus alianzas con sus socios en la venta de petróleo Saddam Hussein y Muhamad Al-Kadafi? ¿Su apoyo, no tan tácito, a los rebeldes colombianos? ¿Y la amenaza potencial sobre miles de estaciones de gasolina norteamericanas?

Por encima de cualquier cosa, Estados Unidos desea estabilidad en su patio. El Sr. Chávez no encajó en la visión del Presidente Bush sobre el "Siglo de las Américas" en un "hemisferio de libertad".

La OEA (Organización de Estados Americanos), la mas antigua alianza en el continente americano, tiene nuevos Estatutos Democráticos, firmado el 11 de Septiembre por cada uno de sus miembros, incluyendo Estados Unidos. Y estos estatutos obligan a acciones fuertes contra los golpes militares. Sin embargo, ésto será ignorado en el caso de Venezuela porque Washington deseaba que el Sr. Chávez se fuera.

Hoy, los dictadores armados no pueden florecer tan fácilmente como lo hicieron durante la "Guerra Fría". Las ideologías tienen poco poder en Latinoamérica, pero las instituciones civiles tienen menos aún. Las leyes, las legislaciones y los mecanismos legales han sido debilitadas por ejércitos fuertes y democracias débiles. La "tierra prometida", con estabilidad política, colmada de comerciantes prósperos, aún luce muy lejos. Y en Venezuela, a pesar de su petróleo, más del 85 por ciento de sus habitantes viven en la pobreza.

"Venezuela ha estado entrando y saliendo de crisis como ésta durante 50 años, con élites arrogantes derrocadas por levantamientos populares cuyos líderes se convierten en élites arrogantes." dijo David J. Rothkopf, directivo de Intellibridge, una firma de consultores de Washington manejada por antiguos oficiales de inteligencia y policía. "El único remedio sería extraer, de inmediato, todo el petróleo de Venezuela".

El remedio para Washington fué sacar al Sr. Chávez.

copyright 2002: New York Times Company

Tomado de Red Bolivariana


Regresar
Home