Mayo de 2002
Fracasa el golpe yanqui en Venezuela:
EDITORIAL
De Verdad
Quieren ocultar que ha sido el pueblo quien ha infligido una severa derrota a los mismísimos y todopoderosos EEUU
"¡Gloria al bravo pueblo...!". Esta primera estrofa del himno venezolano, coreada por Chávez desde el balcón de Miraflores, nunca había sido tan apropiada. Los que habían sido condenados de antemano desde Washington y los círculos oligárquicos caraqueños, los que han sido tratados, con un rabioso desprecio de clase, como "turbas" y "hordas saqueadoras" se convirtieron, en una prodigiosa demostración de furia y energía popular, en protagonistas de la historia.
La irrupción del pueblo como actor principal ha destrozado el golpe de mano que la principal potencia mundial ha preparado trabajosamente durante meses. Hasta ahora los preparativos de un golpe por parte de EEUU era sinónimo de triunfo, su solo anuncio infundía temor. Ahora, el mito ha sido destrozado. Todos los revolucionarios del planeta celebramos como una victoria propia el formidable puñetazo que el pueblo venezolano ha propinado en la cara del imperio.
Tal y como ha planteado Chávez, "lo ocurrido en Venezuela en estas últimas horas es inédito en el mundo. El pueblo venezolano ha escrito una nueva página para la historia, ¡y qué gran página! Es el ejemplo de un pueblo que ha despertado definitivamente". Un ejemplo único para los pueblos y una derrota sin precedentes para el hegemonismo norteamericano. Es como si el 23-F una multitud hubiera tomado las calles con los tanques todavía en ellas, con el futuro del golpe aún por dilucidar. Como si los checoslovacos se hubieran enfrentado directamente a las tropas soviéticas. Nunca antes un golpe urdido desde los despachos del Pentágono había sido torcido cuando ya los esbirros de Washington patrullaban pistola en mano las calles.
Durante estos últimos meses, la comparación de la actual situación venezolana con la previa al golpe contra Allende escondía una amenaza directa. El guión paralelo se ha cumplido... excepto en el desenlace final. La movilización popular se impuso contra el terror, y la imagen del estadio nacional ha sido sustituida por el encarcelamiento de los Pinochets de turno.
Las consecuencias de esta victoria popular, cuyo reverso es la humillante derrota imperial, serán necesariamente gigantescas. Irán en consonancia con el esfuerzo mostrado por los medios de comunicación por ocultar la realidad. "¿Por qué ha fracasado el golpe?". Y a esta pregunta todos contestan: "la división en el ejército", "los errores de Carmona", intentando sembrar la idea de que "como siempre, el ejército es el factor decisivo del país". Es, como todo lo que han publicado sobre Venezuela, una burda falsificación. Tienen que evitar como sea que se grabe en la conciencia de muchos que la movilización popular ha sido capaz de dar un giro radical a los acontecimientos, que el alzamiento del pueblo ha infligido una severísima derrota a los mismísimos y todopoderosos EEUU.
Lo ocurrido en Venezuela no tiene precedentes y demuestra un grado de conciencia, organización, voluntad y arrojo populares que son la mejor carta de futuro. Cuando el representante de EEUU hizo acto de presencia certificando el triunfo del golpe, todos los círculos proyanquis empezaron a descorchar las botellas de champán. "Si Washington lo dice podemos estar seguros". Todos menos el pueblo venezolano. Nadie sabía cuál era la correlación de fuerzas, los barrios pobres habían sido incomunicados por los golpistas. Sólo se era consciente de que había que defender la revolución. El llamamiento a la rebelión de las autoridades bolivarianas que habían escapado a la detención encendió la mecha. De boca en boca, a través de la red de organizaciones populares se organizó una gigantesca pueblada. Desde los ranchos bajaron cientos de miles hacia el centro de Caracas. Coreaban consignas que evidenciaban la conciencia adquirida: "¡Fuera la mano peluda (es decir EEUU) de Venezuela! ¡Vuelven los de siempre!".
En las diferentes ciudades venezolanas ocurría una situación similar. Las fuerzas golpistas reprimieron las primeras manifestaciones, ocasionando 40 muertos. Pero la magnitud de la respuesta obligaba a provocar una masacre imposible si se quería frenar al pueblo. Este es el ejemplo que nos ocultan. La organización y conciencia popular, la enseñanza extendida durante estos últimos tres años de que el pueblo debía defender la revolución, ha posibilitado la respuesta y el triunfo. De hecho, la experiencia histórica enseña que sólo los pueblos han podido derrotar al hegemonismo norteamericano. Éstas son las mejores armas para enfrentarse y desalojar a EEUU de Venezuela. La magnitud del triunfo conseguido va a fortalecer la conciencia y participación popular. Y las redes de intervención norteamericanas se han puesto totalmente al descubierto. Las consecuencias que para el dominio mundial de EEUU tendrá esta derrota serán inevitablemente profundas. Cuando Washington había conseguido poner décadas de por medio con respecto a los posibles rivales imperialistas, ha aparecido de nuevo el fantasma que creían enterrado.
Todos los pueblos debemos aprovechar el ejemplo. Aceptar el futuro que aparece en una casilla de un informe elaborado en el Pentágono no es el único destino posible en un mundo tan globalizado como éste. Recoger el ejemplo de que, como afirma una canción de la guerra civil: "nada pueden bombas donde sobra corazón". Y, sobre todo, que esa capacidad tiene su base en un profunda organización, en un proceso de toma de conciencia y participación masiva. Cuando Washington se disponía a ultimar los detalles de su dictadura mundial del terror le ha estallado en la cara una semilla que puede tambalear todo su imperio.
Tomado de De Verdad