17 de marzo

13 de abril de 2002

Golpe imperial en Venezuela

Heinz Dieterich Steffan
La Haine

Champán en Caracas y Washington. La receta no falla. Funciono con Salvador Allende en 1973, con los Sandinistas en 1989 y en el 2002 con Hugo Chávez.

Tres anos para destruir a la Unidad Popular chilena, ocho para el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua y tres para las fuerzas bolivarianas.

No entregar los recursos ni la soberanía nacional sigue siendo la sentencia de muerte para cualquier gobierno latinoamericano.

El plan maestro para el derrocamiento del presidente venezolano, Hugo Chávez, made in USA y comandado in situ por Carlos Ortega, líder del sindicalismo patronal de la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), y Pedro Carmona, presidente de la cúpula empresarial Fedecámaras, fue publicado hace cinco semanas en uno de los epicentros de la conspiración anti-gubernamental, el diario El Nacional.

Julio García Mora, ideólogo y confidente de la cábala, revelo la parte interna (venezolana) de la mecánica del golpe de Estado. La parte externa, es decir, la participación de la Casa Blanca, de Miami, de los paramilitares colombianos, de la central sindical estadounidense AFL-CIO, del gobierno español, de fundaciones de la derecha internacional y de los medios de "comunicación" internacionales, quedaron en la oscuridad.

En cuanto al engranaje civil venezolano destinado a remover al presidente, García Mora postulo que la unidad entre la CTV, Fedecámaras y la Iglesia era "la única manera de salir" del gobierno de Chávez.

"Este frente va a actuar [.] con mucha fuerza. Con el paro general de 12 horas el 18 de marzo y la cadena de acciones que arrancan el 4 [...] Las manifestaciones marcan los episodios del previsible final del Gobierno [...] Esa es la dinámica que viene (y que) termina en una salida institucional. Con un Presidente provisional que designe al vicepresidente, y de ahí en adelante todo se vértebra, el gabinete ejecutivo y los poderes [...] Nueve meses de gestión transitoria y una vez que rehaces el Poder Ejecutivo vas a unas elecciones generales [.] Un K.O. técnico fulminante y sin ruptura del hilo institucional."

La operación definitiva en esa estrategia estuvo a cargo de Ortega y Carmona. Bajo el falso rubro de huelga general tendieron una doble emboscada. Incapaz de paralizar al país, como habían prometido, convocaron con una intensa campana mediática a una manifestación de solidaridad con el paro de algunos ejecutivos de la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PdVSA) que fue autorizada para llegar al barrio caraceno de Chuao. Pero de ahí fue desviada hacia la sede del gobierno, el Palacio de Miraflores, con la obvia intención de producir enfrentamientos y muertos que ante el fracaso de su "huelga general" pudieran generar el golpe militar, pregonado tantas veces por otro conspirador clave externo, el socialdemócrata (AD) Carlos Andrés Pérez.

Todo movimiento político necesita mártires, aleccionaba la CIA a sus mercenarios nicaragüenses (contras) en los anos ochenta, y la emboscada de Ortega y Carmona cumplió con tal prescripción.

Alfredo Pena, alcalde mayor de Caracas y jefe de la notoriamente represiva y corrupta Policía Metropolitana (PM), aporto a los francotiradores, quienes, vestidos de civil, dispararon desde las azoteas cercanas al Palacio a la población civil, particularmente a los simpatizantes del gobierno, quienes tuvieron la mayor cuota de muertos.

Los medios, entre ellos la estación televisiva Globovision y los diarios El Nacional y El Universal propiciaron los multiplicadores propagandísticos para la asonada y las cadenas mediáticas transnacionales garantizaron la divulgación mundial de las mentiras.

Los civiles asesinados por los conspiradores serán ahora utilizados para fabricarle un juicio al presidente detenido en Fuerte Tiuna, para sacarlo definitivamente de la escena política del país.

La mentira de que Hugo Chávez dio la orden de disparar esta siendo divulgada por los confabulados militares y mediáticos con tal finalidad, al igual que la falsedad de que renuncio a la presidencia, cuando, de hecho, fue detenido por un grupo de generales desleales.

La anatomía del golpe revela que fue una copia del golpe de Estado contra Nicolae Ceaucescu, en Rumania. Una mentira sobre una supuesta violacion gubernamental de los derechos humanos es convertida, mediante una intensa campana de propaganda televisiva y periodistica, en causa de la ira del pueblo y justificativo para el golpe de una faccion militar, previamente preparada para tomar el poder.

La derrota transitoria del proyecto bolivariano en Venezuela es un retroceso significativo para las fuerzas democratizadoras y patrióticas de América Latina, porque cambia la correlación de fuerzas en el subcontinente en su detrimento: para el movimiento de masas en Argentina, para las posibilidades electorales de las fuerzas populares en el Ecuador y en Brasil, para la resistencia al ALCA y la defensa del MERCOSUR, para una solución negociada en Colombia y, por supuesto, para Cuba.

En una conversación entre el presidente cubano, Fidel Castro y el presidente Hugo Chávez, el primero le dijo a Hugo Chávez: "Ustedes tienen una oportunidad histórica, no la desperdicien."

Lastimosamente, si fue desperdiciada, por razones multiples, entre ellas, la complicidad de muchos intelectuales y medios de comunicacion internacionales con los desestabilizadores, incluso algunos que ahora se hacen pasar por "bolivarianos" para mantener su imagen de progresistas.

El golpe era previsible desde el momento en que Hugo Chávez gano las elecciones y fue anunciado, como demostramos, hace cinco semanas.

El Estado bolivariano no tomo las medidas necesarias para defender a su proyecto y perdió el poder. Falto el software político para aprovechar la "oportunidad histórica", tal como había sucedido dos anos antes durante otra "oportunidad histórica" en los países andinos: el levantamiento indígena-popular-militar del Ecuador.

Tomado de La Haine


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