17 de marzo

23 de Agosto de 2002

Lágrimas de Coraje

Maritza E. Ramos de Banchs
Red Bolivariana

En estos momentos la Patria no llora en las penumbras del desánimo. Llora, si; pero llora al sol de su coraje.

Hay un solo dolor: Venezuela
Y un sólo propósito: Justicia

Hoy, debemos meditar y acercarnos a las más vivas esencias de nuestros sentimientos. Tocar nuestros dolores que nunca faltan. Aproximarnos a nuestras esperanzas: las fallidas y las que aún quedan en pie. Encarar los fracasos para tratar de comprender hasta donde son capaces de abatirnos y hasta donde somos culpables de que hayan sucedido.

No es la primera vez que los egoístas quedan desenmascarados, ni tampoco es la única circunstancia en que la moral republicana ha sido atacada. La V República ha sido herida en su espíritu democrático, pero quienes hoy cercenan la cabeza de la justicia, son cobardes que aprenderán su lección en carne propia y quedarán expuestos al juicio inexorable de la historia y al juicio inesquivable de Dios.

Fundamentalmente, para elevar nuestra protesta todo elemento de expresión debe ser empleado como arma de combate. Las palabras deben ser rifles para apuntar hacia la verdad en estos momentos, para defender el golpe de estado institucional que el TSJ profirió a Venezuela con su sentencia jurídica al ponerse de espaldas a la verdad, a la realidad que vivimos todos los venezolanos el 11,12,13 y 14 de abril y que, sin el menor bochorno, empuñaron contra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Toda Venezuela ya sabía cuál sería la decisión final del TSJ ante la solicitud del Fiscal General de un Antejuicio de Méritos para juzgar a cuatro militares involucrados en el golpe de estado del pasado 11 de abril. Insólitamente la información se había filtrado, la ponencia del Magistrado Franklin Arriechi y la posición de los Magistrados, se encontraba en los medios de comunicación y era del conocimiento de un sector del país antes de que el TSJ la hiciera oficial y pública.

Con tristeza, Venezuela comprobó que el TSJ no cumplió con su deber de cuidar la integridad de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Cayeron las caretas de once magistrados. La historia los juzgará por su deshonor y por su traición. La opinión pública ya lo hizo. No sólo por golpear a la justicia, sino por despreciar su inteligencia y su dignidad. Políticamente, es una provocación, pues la sentencia no está ajustada a derecho. Éticamente, algunos magistrados del CSJ se convirtieron en encubridores y le dan fuerza a la impunidad.

¿Cómo es posible explicarle a un pueblo y a una comunidad internacional que el 11 de abril aquí en Venezuela no hubo un golpe de estado? ¿Y las presiones? ¿Y las amenazas? ¿Y la conspiración confesada? ¿Y el presidente preso? ¿Y la violación de íos derechos humanos? ¿Y el decreto de Pedro Carmona? ¿Y la disolución de los poderes constituidos? ¿Y los civiles armados en Fuerte Tiuna? ¿Y los allanamientos y persecuciones? ¿Y los videos? ¿Y la aplicación de la Carta democrática de la OEA? ¿Y la opinión internacional?

Los once magistrados que lo niegan están vetando y marginando toda lucha para cancelar privilegios e injusticias, imprescindible si se quiere que el pan de la equidad sosiegue el hambre de justicia. Olvidaron que el buen o mal ejemplo se da desde arriba y que la moral es la base donde se construye todo lo grande y hermoso del mundo. Han actuado irresponsablemente, tratando de que desaparezca el rostro de la Patria. Las lágrimas de coraje del pueblo venezolano se han desbordado ante tanta ignominia y tanta desfachatez.

Nuestro Libertador dijo: " Hagamos triunfar la justicia y triunfará la libertad " El pueblo venezolano ama la libertad y quiere que sea libertad auténtica, no una caricatura. Ama la justicia y la quiere activa y verdadera, no bribonzuela alegoría con venda transparente, balanza siempre inclinada al lado del que tiene y espada siempre al servicio de los grupos poderosos. Los venezolanos amamos la democracia, no en latiguillo de tribuna politiquera, sino en libre y común acceso al ejercicio de derecho y obligación pareja en el cumplimiento de deberes. No queremos politiqueros, ni mercaderes, sino soldados de la libertad que nos conduzcan hacia la grandeza.

La infamia y el cinismo que once magistrados y sus alcahuetes de deshonor de la República, han vertido en este suelo, han humillado hasta las raíces de sus tumbas a nuestros próceres libertadores. El dolor de Venezuela tiene hoy un solo tamaño: cien mil toneladas de coraje. Eso, pesa demasiado para once magistrados que se mostraron al desnudo sin probidad moral. Frente al azote con ausencia de talento, ellos encontrarán firmeza, porque Venezuela ahogará en suspiros el pesar que la invade, para poner al rojo vivo la lucha de la razón. Con gritos de unión y de combate, el dolor se convertirá en puñal para decir NO a la impunidad y las lágrimas en dardos que apunten hacia la verdad.

Nota: Sirvan estas líneas en función de un deber insoslayable de elevar una denuncia enérgica, ante el TSJ que ejerció una delincuencia de alto nivel para amordazar y silenciar a una nación y para pretender enterrar las aspiraciones de un pueblo noble y heroico.

Tomado de Red Bolivariana


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