Bogotá, domingo 14 de abril de 2002
ISMAEL ENRIQUE MEDINA
El Tiempo
Después de las 48 horas de desasosiego que vivieron los venezolanos y en medio de sentimientos encontrados de alegría, tristeza, desconcierto, fe y desesperanza de sus habitantes se impone una nueva agenda para el presidente Hugo Chávez, opinan los expertos.
Luis Vicente León, de la firma Datanálisis, considera que Chávez, por un lado, sale fortalecido desde el punto de vista político: su popularidad tendrá un efecto positivo que va a afectar la potencia de la oposición, por lo menos en el corto plazo. Pero, por otro, regresa mucho más débil: hoy tiene un sector militar más frágil y sensible, donde hay resquemores internos que pueden aflorar, una situación económica delicada que no puede mantener, y va a tener que negociar con actores que se manifestaron abiertamente en su contra.
Ante esta perspectiva, Hernán Escarrá, un experto constitucionalista crítico de Chávez, pero que fue también el primero que protestó por las decisiones de la junta de transición, afirma que debe establecer responsabilidades, enfrentar la impunidad y eliminar cualquier sentimiento de venganza.
Hay hechos que nadie puede desconocer, como los que sucedieron el 11 de abril pasado con saldo trágico de muertos y heridos que no deben quedar impunes y que según Escarrá necesita mostrar responsables, sobre quienes debe caer todo el peso de la ley para demostrar que las autoridades, muy cuestionadas hasta ahora, sí sirven.
Lo que Chávez no puede desconocer, y en ello coincide con la politóloga e internacionalista María Teresa Romero, es que así haya regresado al poder el descontento continúa en gran parte de la población, y hacer un borrón y cuenta nueva como si nada hubiera sucedido sería su primera gran equivocación. Rechazo al autoritarismo
Los expertos coinciden que la marcha del 11 de abril no solo fue la mayor que se haya presentado en el país sino que se conformó por personas de todos los sectores sociales, y que pretendió hacerle ver al Presidente, entre otras cosas, que el autoritarismo no lo acatan los venezolanos.
Ese es precisamente el otro punto de la agenda. Según Escarrá y Romero, los hechos del fin de semana deben haber demostrado al presidente que debe gobernar con los demás, lo que significa que su próximo paso, además de llamar a la concertación, es tomar decisiones teniendo en cuenta las diversas opiniones de la opinión pública y dejando sentar a la mesa a sus tradicionales adversarios.
El hecho de anunciar que los directivos de Pdvsa que él designó, y que llevaron a que una parte de la sociedad inconforme protestara hasta las consecuencias conocidas, serán cambiados hace pensar que hay un sentimiento de remediar sus equivocaciones. "Es un buen inicio", insistió Romero.
Para Escarrá su anuncio de que habrá una rectificación es importante pero no suficiente, debe impulsar cambios y corregir políticas erráticas que hicieron crecer el descontento. "Hay que avanzar en la constitución de un país democrático y tener en cuenta las observaciones que se le hacen interna y externamente y no desconocerlas o simplemente criticarlas", insistió.
Otro de los pasos que debe darse es eliminar del léxico oficial el tema de que existe una conspiración.
Para María Teresa Romero, así algunas personas -en lo que personalmente no cree- en algún momento intentaron hacer algo indebido, no debe servir para llegar a una conclusión tajante de que la marcha fue fruto de una conspiración. "Ahí estaba representada más de la mitad de la sociedad".
La analista afirma que por ahora habrá una aparente calma en la sociedad y un segundo aire para el Gobierno, período durante el cual Chávez debe demostrar que existe una verdadera intención de cambio y de respeto a la democracia. Si no se ven decisiones que revelen ese deseo de cambio, volverán las protestas y la situación del país se podría tornar aún peor.
Quizá la tarea más difícil de su nueva agenda, y en eso también hay coincidencia entre los analistas, es que Chávez logre ganarse la confianza de los venezolanos, después de haber defraudado a un grupo importante, principalmente de la clase media, que votó por un cambio que aún no ha llegado.
Finalmente, un profesor universitario que prefiere mantener su nombre en reserva, advierte que el otro punto de una nueva agenda consiste en aclarar hasta dónde su pensamiento y su obra coinciden con la de la guerrilla colombiana.
Tomado de El Tiempo