26 de Abril de 2002
Álvaro Agudelo
El Mundo
Parece haber verdadero interés en la oposición por ocultar la verdad de lo sucedido el 11 de abril y en los días subsiguientes.
Torpedean cualquier mecanismo para determinar los hechos. Quieren reducir el proceso a un regateo parlamentario, donde la minoría se impondría sobre la mayoría. Pero, lo más grave, es que quieren meter de contrabando a personajes descalificados para ello, no por ser opositores, sino por tener una postura beligerante contra el chavismo y haber ya expresado opinión sobre lo sucedido.
Quienes investiguen La Carmonada, los disparos contra los manifestantes de Pdvsa, las muertes de chavistas exigiendo el retorno al poder del Presidente constitucional y legítimo, pueden ser amigos del gobierno o de la oposición, siempre y cuando sean más amigos de la verdad que de la pasión política.
Es ridículo excluir de una investigación de ese tipo al Fiscal General y al Defensor del Pueblo. Como tampoco se puede excluir a algunas organizaciones privadas simpatizantes de la oposición, que incluso participaron en las marchas opositoras del 11 de abril, pero que han demostrado con hechos que están interesados en esclarecer la verdad.
A pesar del silencio de la generalidad de los medios, que siguen riñendo una guerra encarnizada contra la verdad, los hechos empiezan a esclarecerse. Incluso en el caso de los disparos contra manifestantes pacíficos el 11 de abril. La verdad tiende a abrirse paso, por más que traten de mantenerla escondida y no reciba la difusión que merece.
Alfredo Peña y Leopoldo Martínez ya confiesan, abrumados por el peso de las pruebas, versiones muy diferentes a las que se regaron en los días posteriores al Golpe. Peñita reconoce que su Policía Metropolitana sí disparo con armas letales, aunque trata de matizar este hecho diciendo que fue en defensa propia. Claro, el Alcalde Mayor no puede ocultar la evidencia gráfica, donde se ve a unos criminales con uniforme de la Policía Metropolitana, disparando desde la avenida Baralt hacia el puente de Llaguno, desde donde unos chavistas también hacían fuego. No se sabe aún, pero sin duda se sabrá, quién disparó primero. Pero Peñita tiene que explicar por qué sus policías no empleaban las armas de reglamento.
Las fotos son elocuentes: utilizan pistolas semiautomáticas y subametralladoras UZI. El arma oficial de la PM es un revólver. Su equipo de reglamento es un Smith & Wesson. Simonovis y sus socios no lograron completar el guiso para dotar de pistolas a ese cuerpo. En cuanto a las armas largas, la PM dispone de ametralladoras H&K. En la foto se les ve disparando con UZI. Peña tiene que explicar por cuál razón sus funcionarios iban preparados para abrir fuego con armas distintas a las de reglamento.
Y, sobre todo, el Alcalde Mayor debe responder la verdad y no seguir encaratando el asunto con explicaciones estúpidas como que dispararon en defensa propia.
Si dispararon en defensa propia ¿qué motivo tuvieron para hacerlo con armas distintas a las de reglamento? Pueden jurar que Peñita no explicará esto.
Tendrán que hacerlo los propios policías cuyos rostros aparecen en las fotos, por más esfuerzos que hagan sus jefes para ocultarlos.
Pare la oreja
Será el lector capaz de adivinar qué tienen en común Gerardo Blyde, Enrique Mendoza, Alfredo Peña, Leopoldo López, Enrique Capriles Radonski y Osmel Sousa. La respuesta es sencilla. Comparten, entre otras cosas, su oposición frontal al actual proceso político.
Tomado de Red Bolivariana