17 de marzo

18 de Agosto de 2002

Una sentencia para la historia

Eleazar Díaz Rangel
Últimas Noticias

La verdad, no se si el Fiscal Isaías Rodríguez hizo mal en acusar a los cuatro militares golpistas solamente del delito de rebelión militar, y dejar de hacerlo por otros delitos conexos a la acción que desarrollaron el 11 y 12 de abril.

Muchos se lo han criticado.

Aunque no conozco el escrito de la Fiscalía ni la sentencia, por lo que le he escuchado en entrevistas, me parece que en sus acusaciones quedó claro que hubo el delito de rebelión toda vez que se cumplieron los tres requisitos o condiciones establecidos en la ley. Lo malo fue que el ponente y los otros diez magistrados que votaron contra el enjuiciamiento, no se ocuparon de examinar las pruebas que presentó la acusación donde se evidencia el señalado delito.

No perdieron el tiempo viendo videos ni oyendo grabaciones ni leyendo declaraciones o revisando otras pruebas. Les bastó orientarse por los alegatos de la defensa, y basados en los mismos, votaron por la ponencia. Esa ligereza, o más exactamente, esa predisposición, explica que en el ponente afirme que "Chávez abandonó el cargo y renunció porque quiso" (El Universal, 168). ¿A que llama el magistrado Arrieche abandonar el cargo? Porque lo único que podría tomarse como equivalente es cuando abandona Miraflores a las 4:30 de la madrugada del viernes 12 para dirigirse a Fuerte Tiuna. El general Rosendo reconoce que lo hizo bajo presión: "...ante la negativa del Presidente de no firmar la propuesta...el general Hurtado y él recibieron varias llamadas del general Romel Fuenmayor, diciendo que sino había decisión urgente, los comandantes de unidades arremeterían contra Miraflores y sería bombardeado por la Aviación", y luego añadió que "...el general Medina Gómez amenazó con enviar los batallones Ayala y Bolívar contra el Palacio de Miraflores".

En tales condiciones, Chávez fue a negociar su renuncia, pero allí se consigue con que los jefes del movimiento comandados por el contraalmirante Ramírez Pérez, han cambiado de opinión, y le exigen la renuncia, pura y simple, tal como la tenían redactada y Chávez se niega. Lo que es fácil de probar porque la carta que le presentaron, y que leyeron varias veces en TV como suscrita por él, mintiendo descaradamente al país, nunca fue firmada, y que una fiscal militar anotó en el acta levantada antes de llevarlo a La Orchila, "dijo que no había renunciado".

¿De dónde saca el ponente que Chávez "renunció porque quiso"? El país, o parte del país, podía estar confundido, o creyendo que en realidad había renunciado, pero los generales y almirantes golpistas no. Aun admitiendo que abandonó el cargo, aunque lo que dejó en palacio fue la silla presidencial, ¿cómo pudo afirmar el magistrado ponente que "renunció porque quiso"? porque sencillamente, nunca renunció.

Uno se pregunta si el Tribunal Supremo procede así en algunos casos, si lo hace siempre, o si éste es una excepción por la carga política del antejuicio? De una emisora de Buenos Aires me llamaron el jueves muy de mañana, y el conductor del programa me preguntó "¿y qué clase de Corte tienen ustedes?" Interrogantes similares se plantearán aquí mañana cuando esa sentencia comience a analizarse reposadamente en los niveles académicos y profesionales. Pasará a la historia de la impunidad. Y entre tanto, ¿qué pensará la mayoría de oficiales que restablecieron al orden constitucional? ¿Les preocupará que esos 11 magistrados los enjuicien por haberlo hecho?

Tomado de Últimas Noticias


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