17 de marzo

7 de junio del 2002

Venezuela, tras el intento de Golpe de Estado: ¿Sobrevivirá el proyecto de Chávez?

Gregory Wilpert
ZNet

Están comenzando a surgir, más y más detalles, acerca del intento de Golpe de Estado en contra del presidente Hugo Chávez Frías, aunque todavía mucho de esto permanezca envuelto en un halo de misterio. Tal vez el más grande de estos misterios sea quiénes fueron los francotiradores que comenzaron a disparar hacia las marchas del 11 de abril, la cual trajo como consecuencia la muerte de 17 personas y, a su vez, proporcionó una justificación para el golpe.

Al parecer hubo unos cinco o seis francotiradores, disparando desde varios edificios. Algunos de ellos podrían haber sido arrestados y, posteriormente, liberados durante el breve régimen golpista, antes de haber podido ser identificados. No obstante, aquí, los partidarios de Chávez muestran pocas dudas acerca de que los únicos que habrían derivado algún beneficio de aquellos disparos hacia los que protestaban serían, precisamente, los organizadores del golpe. Las fuerzas antichavistas, empero, parecen argumentar a ello que la condición mental de Chávez es tan inestable que éste colocaría francotiradores, aún para dispararle a sus seguidores, yendo en contra de toda lógica e interés propio.

Desde luego, el otro gran misterio que ronda la mente de todo el mundo aquí, en Venezuela, es hasta qué punto se involucró el gobierno de Estados Unidos en todo esto. En los actuales momentos, existen pocas dudas sobre la manera en que el gobierno de Estados Unidos ha estado apoyando a la oposición venezolana, financieramente y, a través, del asesoramiento, según lo reportan artículos recientes del New York Times y del Washington Post. El "Fondo Nacional para la Democracia", una institución financiada por el gobierno norteamericano, conocido por brindarle apoyo a las fuerzas anti-progresistas de todo el mundo, donó casi un millón de dólares a la oposición a Chávez durante el año 2001; mientras que otro millón viene en camino para el 2002. Además, como lo refiere Wayne Madsen, un antiguo oficial de inteligencia de la Agencia para la Seguridad Nacional, la Marina Norteamericana habría colocado sus barcos, a cierta distancia de la Costa de Venezuela, con el propósito de monitorear el movimiento de las tropas e informar de ello a los oficiales que formaban parte del intento de golpe. Pretendiendo que el golpe hubiese sido, cuidadosamente, planificado hasta el último detalle y que no se trató de una mera coincidencia de hechos, como lo aducen los promotores del golpe aquí, alguien, también, tendría que suponer la existencia de una fuerza coordinadora central, detrás de este movimiento de oposición, normalmente fragmentado y descoordinado. Lo que probablemente no sepamos, con seguridad, hasta el día en que sean desclasificados documentos importantes dentro de algunas décadas, sea: si el gobierno de los Estados Unidos desempeñó ese rol coordinante o hasta qué punto se involucró en todo este asunto.

Chávez, desde el intento de golpe

Tal vez más importante que conocer los detalles de cómo fue organizado el golpe, sea el descifrar lo que el golpe significa para el futuro de las políticas de Chávez y de su permanencia en el poder. El golpe ha hecho, por lo menos, cinco cosas para cambiar la situación política de Venezuela. En primer lugar, ha ayudado a Chávez a diferenciar los adversarios secretos y oportunistas, de sus leales amigos. El golpe duró, apenas lo justo, para que los oportunistas de su gobierno se descubrieran a sí mismos cuando éstos celebraban el golpe.

En segundo lugar, debido a que el golpe falló y debido a que éste arrojó cierta claridad acerca de quién está con Chávez y quién no, este hecho ha envalentonado a muchos de sus seguidores de línea dura para que presionen y clamen por una implementación total del programa político de Chávez.

En tercer lugar, el golpe demostró cuán fuerte es la oposición a Chávez y qué tan lejos ésta es capaz de llegar con tal de destituir a Chávez. En otras palabras, que la oposición puede movilizar cerca de un cuarto de millón de manifestantes y que está bastante dispuesta a pisotear la Constitución de Venezuela, aprobada mediante la vía democrática.

En cuarto lugar, como una imagen refleja del punto anterior, el golpe ha demostrado cuán fuerte es el apoyo a Chávez y qué tan lejos están dispuestos a llegar sus seguidores para defender la "Revolución Bolivariana". Los seguidores de Chávez se las arreglaron para movilizar un número similar al de los manifestantes de la oposición, durante el cese de la cobertura informativa por parte de los medios de comunicación, únicamente mediante información transmitida de "boca en boca" en muy pocas horas. Lo que también queda claro, ahora, es que los seguidores de Chávez están dispuestos a defender la "Revolución Bolivariana" con sus vidas, si ello fuese necesario.

Finalmente, el golpe y el contragolpe subsiguiente han creado un grado de incertidumbre política nunca antes visto. Todo el mundo se pregunta si habrá otro intento de golpe; si alguien tratará ahora de asesinar a Chávez; si Chávez es tan sólo un títere de los militares en este momento o si el país se encamina hacia un interminable punto muerto entre el gobierno y la oposición.

Pareciera que Chávez ha decidido que la única forma de avanzar, en esta situación post-golpe, es a través de la reconciliación y el diálogo. En numerosa declaraciones públicas, Chávez ha prometido el "envainar su espada" e iniciar un diálogo con la oposición. Aunque muchos en el sector de la oposición, se muestran extremadamente escépticos con respecto a esto, otros sectores tales como la Iglesia, algunos líderes empresariales y algunos líderes sindicales han decidido aceptar esta oferta de Chávez. Como parte de este enfoque más conciliador, el partido de Chávez ha prometido implementar una "Comisión de la Verdad", cuya labor será la de conducir una investigación independiente de los acontecimientos del 11 al 14 de abril, siguiendo el modelo de las comisiones de la verdad de Guatemala, El Salvador y Argentina.

El problema que Chávez enfrenta, ahora más que nunca, es que sus seguidores están divididos entre los llamados "Talibanes", los radicales quienes alegan que Chávez debe implementar , hoy más que nunca, su programas de gobierno y los "Miquelenistas", nombrados así por Luis Miquelena, el moderado ex-Ministro de Interior y Justicia y antiguo estadista de la política venezolana . Miquelena abandonó el gabinete de Chávez durante el pasado otoño, a raíz de las controversias en torno al conjunto de 49 leyes habilitantes, las cuales indignaron al sector empresarial y que habrían conducido al paro empresarial del 10 de diciembre.

Lo que hace que esta división sea especialmente peligrosa para el programa político de Chávez es que algunos miembros de su coalición en la Asamblea Legislativa han abandonado dicha coalición. La sólida mayoría de Chávez otrora en la Asamblea se ha reducido de un 99-66 a un 85-80 . Cinco, de los desertores más recientes, son miembros de su partido y pertenecen a la facción Miquelenista. Se estima que otro 15 miembros más forman parte de esta facción y que si sólo tres de ellos se van, Chávez perdería su mayoría en la Asamblea Nacional; hecho que haría extremadamente difícil la implementación de su programa. Es decir, Chávez tiene que andar con pie liviano, no solamente debido a la poderosa oposición mediática, sino porque su propia base en la Asamblea amenaza con separarse si no modera su enfoque.

La oposición a Chávez

Como se mencionó anteriormente, algo que hizo el intento de golpe y los acontecimientos que llevaron a éste, fue recordarle a Chávez cuán poderosa es la oposición. Chávez, su "Movimiento Quinta República", el partido (MVR) y los otros partidos de su coalición (Movimiento al Socialismo - MAS, Patria Para Todos - PPT y los partidos indígenas) mantienen poder en todas las ramas del sistema político como resultado de las tremendas victorias electorales durante los años electorales de 1998-2000. Sin embargo, la oposición a Chávez conserva un tremendo poder económico y mediático.

Esta oposición, al igual que el territorio de Chávez, está dividida entre los confrontadores y los conciliadores. La buena noticia para Chávez es que la mayor parte de los del ala confrontadora se encuentran en la Asamblea, donde están fragmentados en casi 10 partidos políticos. La oposición real a Chávez reside en la principal federación de trabajadores, el sector empresarial, la mayoría de los medios de comunicación y la Iglesia. La oposición extra-parlamentaria, desde el intento de golpe, ha mostrado signos de estar dispuestas a comprometerse junto a Chávez en su iniciativa de diálogo y reconciliación.

La oposición parlamentaria a Chávez no demuestra signos de haber aprendido nada del fallido golpe y se enfila, a todo vapor, con llamados para pedir su renuncia, con acusaciones de prevaricación (con basamento en la inestabilidad mental, no por haber quebrantado alguna ley) y se esfuerza por convocar a un referéndum para acortar el período presidencial. Acerca de esto último, de acuerdo con lo previsto en la constitución, el período oficial de permanencia en el poder de Chávez es de seis años y se prolongaría hasta el 2006. No obstante, una nueva elección puede ser convocada en el cuarto año de su ejercicio legal. Además, la constitución permite la puesta en práctica de los referenda populares. Esto es lo que la oposición planea organizar, aunque tal referéndum sólo pueda ser de orden consultivo, de acuerdo a la duración legal del período oficial de Chávez. A menos que se cambie lo dispuesto en la constitución.

En una tentativa por apaciguar a la oposición extraparlamentaria, especialmente al sector empresarial, Chávez, recientemente, designó a un equipo económico, más orientado hacia la economía de mercado, con el propósito de incorporarlo a su gabinete. Uno de los integrantes de dicho equipo hasta obtuvo su doctorado en economía en la Universidad de Chicago. Aunque lo que más preocupa al sector empresarial son las leyes recientemente aprobadas relacionadas con la reforma agraria, la banca, los ingresos petroleros y las microfinanzas, entre otras cosas.

Tal vez, el más importante de ellos, para el proyecto político de Chávez y de sus seguidores, es la reforma de la ley de tierras, la cual se supone que redistribuye lotes de terrenos ociosos en las manos de quienes no los poseen . Los legisladores que forman parte de la coalición han declarado que ellos están dispuestos a revisar estas leyes y permitir el aporte de la oposición.

Aunque parece dudoso que sean realmente estos asuntos, más bien técnicos, incluyendo la reciente diatriba acerca de la gerencia de la compañía petrolera estatal, lo que movilizó a más de 250.000 ciudadanos caraqueños a marchar en oposición a Chávez el día 11 de abril.

En lugar de ello, la creciente impopularidad de Chávez entre la clase media, probablemente, tenga más que ver con el deterioro de la situación económica, la cobertura unilateral, por parte de los medios, de la acción del gobierno y los resentimientos clasistas hacia un presidente orgulloso de sus raíces indígenas, quien se expresa como un miembro de la clase baja y que menosprecia a la clase alta.

Tras cuatro semanas del fallido golpe, las divisiones dentro de la sociedad venezolana se han hecho más notorias que nunca. El golpe ha radicalizado a muchos de los seguidores de Chávez que viven en los "barrios" -los vecindarios pobres de Venezuela. Muchas personas de la clase baja mantenían ciertas dudas con respecto a Chávez antes del golpe, sobretodo, debido a que éstos creyeron en la campaña mediática en contra de Chávez. Aunque, en este momento, después del golpe, muchos escépticos se han convertido en partidarios de Chávez y muchos de sus antiguos seguidores han radicalizado sus posiciones. Por otro lado, la oposición intransigente de Chávez que todavía, sin duda alguna, está tratando de encontrar la manera de organizar otro golpe, pareciera no comprender que cualquier derrota anti-constitucional de Chávez significaría una guerra civil. Los saqueos, perpetrados los días 12 y 13 de abril, inmediatamente después del golpe, fueron un indicador de la ira contenida que la clase baja siente por aquellos quienes se oponen a "su" presidente.

La Economía

Parecería, sin embargo, que la oposición se está impacientando. Donde el golpe falló, la presión económica doméstica e internacional podría, todavía, resultar exitosa de una manera más sutil y profunda. Es decir, la fuga masiva de capitales, que ha acontecido, más o menos continuamente, desde que Chávez llegó al poder, pero se ha intensificado en los meses pasados y, especialmente, a raíz del golpe. Esto está haciendo estragos en la economía . Entre cosas, la fuga de capitales ha conducido a la devaluación de la moneda local y debido a que Venezuela importa cerca del 80% de sus bienes, ello significa que los bienes importados se han hecho más y más costosos. En otras palabras, la inflación se ha convertido en un grave problema. Desde enero del 2002, el gobierno ha tratado de ahuyentar este tipo de inflación mediante el uso de las reservas en dólares para comprar el Bolívar, la moneda nacional. No obstante, la fuga de capitales se intensificó, luego del paro general liderado por el sector empresarial el 10 de diciembre pasado. El gobierno tuvo que abandonar esta estrategia porque las reservas estaban mermando demasiado rápido. La inflación se disparó al mes siguiente, alcanzando casi 9% para el período entre enero y abril del 2002. En el 2001, había estado en 12%.

La fuga de capitales, la inflación y una incertidumbre económica general han contribuido, por supuesto, a la falta de inversiones y a un leve incremento del desempleo (de 14.2%, en febrero de 2001, a 15% en febrero del 2002). Otra consecuencia de la fuga de capitales y de la inflación es la relativamente repentina aparición de un gran déficit fiscal gubernamental que se remonta a tanto como 8 billones de dólares para el 2002. La caída en los precios del petróleo, a finales de marzo, contribuyó significativamente a dicho déficit. Dado que el gobierno le debe al sector público deudas que se remonta a los años del período pre-Chávez, parece que el gobierno se encuentra casi en bancarrota en los actuales momentos.

La oposición argumenta que la terrible situación económica implica que el gobierno debe recurrir al Fondo Monetario Internacional para financiar el déficit. No obstante, como lo sabe la mayoría de los observadores del FMI y del gobierno de Chávez; acudir al FMI, entonces, significaría someterse a las condiciones del crédito del neoliberal FMI, tales como: liberalizar al comercio (más específicamente: quebrantar las cuotas de la OPEP); recortar el gasto social destinado a la educación, a la salud, y los servicios en pro de los pobres (no más micro- créditos); la privatización (del sector petrolero); garantizar la santidad de la propiedad privada (sin la redistribución de la tierra y sin título para las casas de los barrios).

Chávez detestará el tener que pedir ayuda al FMI. Continuamente, éste ha protestado airadamente en contra del "neoliberalismo salvaje" es dudable que se dé por vencido con relación a esto. Hasta ahora, él ha podido evitar el recurrir al FMI porque en Venezuela posee reservas estimadas en billones de dólares, lo que se podría utilizar par financiar el déficit, en vez de buscar un financiamiento externo. El problema de utilizar las reservas es el dejar a Venezuela a merced de los especuladores con moneda internacional y el de la fuga de capitales debido a que no se contaría más con las reservas monetarias necesarias para luchar contra éstos. La principal esperanza de Chávez, a estas alturas, la constituye el precio del petróleo y que éste mantenga su valor, relativamente alto, de modo que el déficit y el descenso en las reservas monetarias puedan ser revertidos con relativa prontitud.

Implicaciones para el futuro de Venezuela

Basándonos en lo que está pasando en Venezuela actualmente y lo que ha acontecido en Nicaragua, Chile y Cuba, pareciera que cualquier movimiento político que trate de utilizar el Estado como un medio para redistribuir la riqueza de un país, será desafiado en, por lo menos, tres frentes: La política internacional ( principalmente, la de los Estados Unidos), la economía doméstica y el frente económico internacional (el frente doméstico político, conquistado por vía electoral, en el caso de Venezuela y Chile y, por vía insurreccional, en el caso de Cuba y Nicaragua) . Mientras, es posible para la fuerzas progresistas ganar un poder significativo en la política nacional (el próximo símbolo de esperanza lo constituye Brasil). Aunque, dichas fuerzas todavía deben solventar el problema de cómo ocuparse de los otros tres frentes. Chávez, primordialmente, los ha enfrentado por la vía de la confrontación. Aunque este enfoque se hace inviable ahora, a la luz de los paros empresariales, el subsiguiente intento de golpe de Estado y la decreciente condición económica del país. Una incondicional fuerza política nacional, a la que Chávez mantiene en guardia, no es suficiente para luchar en contra de la política internacional (EEUU) y en contra de la oposición económica doméstica e internacional.

Claramente, Chávez necesita mantener su enfoque y no abandonar sus principios y su programa, así como ya lo hiciera su antecesor, Rafael Caldera. Una mejor estrategia podría ser aprendida de la experiencia de los gobiernos de Porto Alegre, en Brasil y la de las municipalidades controladas por el FLMN en El Salvador, para mencionar sólo dos ejemplos positivos, entre muchos otros que están surgiendo en el mundo. En estos lugares se está cultivando una verdadera cultura para la democracia y la participación de las bases.

A menudo, Chávez ha declarado su apoyo a la democracia participativa y ha abierto avenidas para dicha participación, a través de la nueva constitución de Venezuela. No obstante, su gobierno no posee una cultura participativa, lo cual podría afectar a las nuevas estructura que él ha creado. Parte del problema es que la mayoría de los líderes de base están ahora en el poder político, lo que deja un vacío en el liderazgo progresista de las bases. Chávez trató de insuflar vida a las bases, a través de los "Círculos Bolivarianos", pero este enfoque fracasó debido a la estigmatización de éstos como "violentos" y a la ausencia de liderazgo.

Los ejemplos de los lugares donde existe una verdadera democracia de bases han demostrado que estos lugares se las arreglan para crear desarrollo y estándares de vida decentes para la gente pobre, precisamente porque éstos han logrado hacerse más auto-dependientes y menos dependientes de la inversión y del financiamiento extranjero. Esto no quiere decir que si Chávez adopta este enfoque de bases, todos sus problemas serán resueltos. Más bien, lo que esto significa es que dicho enfoque podría ser más compatible con las fuerzas aglutinadas en contra de su movimiento, que la confrontación absoluta. Mientras, se ocupa de ubicar su movimiento en una mejor posición para, verdaderamente, lograr las metas trazadas en pro del fortalecimiento de los pobres.


Gregory Wilpert, reside actualmente en Caracas, donde realiza investigaciones sobre la sociología del desarrollo. Se le puede contactar en: Wilpert@cantv.net

Traducido por: Prof. Rossy Hernández rossyhernandez@yahoo.com

9 de mayo del 2002

Tomado de ZNet


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