1 de abril del 2003
Emad Mekay
IPS
La guerra de Estados Unidos contra Iraq incluye el silenciamiento de medios de prensa nacionales y extranjeros que muestran la contracara de la información ofrecida por el Departamento (ministerio) de Defensa estadounidense desde su sede en el Pentágono.
"No se trata de reacciones a opiniones expresadas, sino simplemente a la presentación de información objetiva. Alguien ha decidido que esa parte de la realidad no debe mostrarse, y esta es la peor forma de censura", lamentó Jim Naureckas, director de la revista Extra, de la organización FAIR.
FAIR (Fairness and Accuracy in Reporting, que significa Imparcialidad y Precisión en la Información Periodística) es un grupo con sede en Nueva York que vigila la actuación de los medios de comunicación masiva.
Uno de los últimos incidentes relacionados con esta tendencia represiva fue el saboteo del nuevo sitio web en inglés del canal de televisión qatarí Al-Jazeera, cuya cobertura de la invasión a Iraq se concentra en el costo humano y otorga más espacio a la visión árabe e iraquí del conflicto, para disgusto de Washington.
El sitio Al-Jazeera.net en inglés, lanzado el lunes, tiene ahora en su portada un mapa de Estados Unidos envuelto en blanco, rojo y azul, como los que adornan actualmente la mayoría de los comercios en Estados Unidos.
"Esta transmisión es obra de la Milicia Cibernética de la Libertad. ¡Dios bendiga a nuestros soldados!", dice el mensaje infiltrado en la página web del canal de televisión de Qatar.
"El sitio ha estado bloqueado por tres días y pocos aquí dudan que el origen del ataque es el Pentágono", escribió desde Doha Faisal Bodi, editor de Al-Jazeera.net, para el diario británico The Guardian.
Pero el saboteo de Al-Jazeera.net no fue el único atentado contra medios de información alternativos.
Otro sitio de Internet, YellowTimes.com, fue saboteado temporalmente luego de publicar fotografías de soldados estadounidenses muertos o capturados por fuerzas iraquíes. Este viernes era imposible ingresar en el sitio.
Además, dos periodistas de Al-Jazeera fueron expulsados esta semana del edificio de la Bolsa de Valores de Nueva York, por "falta de espacio".
Muchos observadores de los medios de prensa sostienen que ambos sitios fueron apenas víctimas menores de la guerra, y que la mayor víctima es el flujo de información precisa e imparcial.
"A alguien no le gusta escuchar la verdad", escribió en el Yellow Times el columnista Firas Al- Atraqchi, luego de recibir una carta amenazadora del proveedor de servicios de Internet del sitio.
Desde antes de la guerra, FAIR detectó una tendencia a reprimir el libre flujo de información e impedir un debate real sobre la guerra en Estados Unidos.
Naureckas culpó al gobierno de George W. Bush por crear una atmósfera en que la represión de información es tolerada e incluso considerada patriótica.
"El gobierno teme que, si la población tiene acceso a todas las imágenes que ofrecen los medios, esto afecte su manera de ver la guerra", afirmó.
La difusión de imágenes de infantes de marina estadounidenses muertos en Mogadiscio, Somalia, aceleró el retiro de las tropas de ese país africano en 1993.
No sorprende entonces que hace dos días las fuerzas de Estados Unidos hayan bombardeado intencionalmente la televisión iraquí, la principal fuente de transmisión de imágenes de soldados muertos o prisioneros, aunque se trate de una instalación civil protegida por las convenciones de Ginebra.
Además de promover un clima en que "vigilantes" de Internet anulan impunemente fuentes alternativas de información, la administración Bush ha advertido claramente a los medios estadounidenses que no se pasen de la raya.
"Hay una presión indiscutible sobre nuevos medios para que cooperen con el gobierno", sostuvo Laura Miller, subdirectora de PR Watch, una publicación trimestral del Centro para la Prensa y la Democracia, con sede en Madison, en el estado de Wisconsin.
Además, "las compañías de medios de comunicación también se benefician por estar del lado de la Casa Blanca y no en su contra", afirmó.
Si esos medios desafiaran al gobierno, ya no tendrían acceso a ciertas fuentes, señaló Miller.
"Tienen que considerar el rating. La gente no los escuchará o leerá más si no tienen fuentes", agregó.
En general, los medios de prensa estadounidenses son un eco de las declaraciones del Pentágono.
Los canales de televisión y periódicos publican imágenes de tanques estadounidenses avanzando hacia Bagdad o de soldados luchando heroicamente, y evitan mostrar el costo humano del conflicto.
Asimismo, usan sin cuestionamiento algunos términos acuñados por Washington, como "liberación de Iraq", "coalición de los dispuestos" (en referencia a los países que apoyan la invasión), "guerra limpia y precisa" y "asesinato" de soldados estadounidenses, mientras ignoran las voces opuestas a la guerra.
Periodistas "empotrados" en las filas estadounidenses hacen loas a la maquinaria bélica de los invasores y muestran imágenes intimidatorias de misiles de precisión y bombas especiales, mientras hacen comentarios tales como "nunca había visto algo así".
"Esto oculta la realidad al público estadounidense", lamentó Miller.
Naureckas estuvo de acuerdo. La cobertura de la guerra fue "saneada", afirmó, en especial las imágenes sobre la devastación causada.
"Nos muestran la guerra como si nadie muriera, cuando en realidad es una batalla muy sangrienta", observó.
La prensa estadounidense también cometió graves errores por confiar demasiado en las fuentes oficiales.
El principal error fue propagar la idea de que Saddam Hussein era tan odiado por su propio pueblo que éste se levantaría contra su presidente cuando llegaran las fuerzas estadounidenses- británicas, y que el ejército iraquí estaba tan debilitado que se entregaría de inmediato.
Muchos medios también se hicieron eco de la afirmación del Pentágono de que se habían descubierto arsenales de armas prohibidas en Iraq, sin prueba alguna de ello.
El segundo día de la invasión, portavoces del Pentágono describieron los misiles lanzados por Iraq como Scuds, el nombre estadounidense para designar a los misiles soviéticos utilizados por Iraq en la guerra del Golfo (1991).
Varios medios de prensa se apresuraron a difundir esa información, que luego se comprobó falsa.
También dieron por cierta la afirmación del Pentágono de que la meridional ciudad portuaria iraquí de Um Qasar estaba controlada por las fuerzas de ocupación el fin de semana, cuando los combates siguieron hasta el martes.
Así, la prensa estadounidense está entrando en un círculo vicioso, señaló Miller.
"Mientras la mayor parte de la opinión pública de Estados Unidos apoye la guerra, los medios también lo harán, porque no desean ser culpados por ningún fracaso", afirmó.
"Pero por otra parte, están fomentando la guerra. Están alimentando la propaganda bélica, y son un excelente recurso para mantener el apoyo público al conflicto", concluyó.
Tomado de Rebelión
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