27 de marzo del 2003
Ricardo Martínez Martínez
Rebelión
Denunció la censura a la prensa durante la dictadura. Perseguido por militares argentinos desapareció hace 26 años
Buenos Aires, Argentina.- El 25 de marzo de 1977, el periodista Rodolfo Jorge Walsh fue desparecido por los hombres de la última dictadura argentina luego de dar a conocer, un día antes, su Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar. La censura a la prensa, la persecución sin límites, la muerte de sus compañeros y de una de sus hijas, Victoria, fueron algunos de los hechos que obligaron a Rodolfo "a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años".
En el balance de la acción de gobierno a un año del golpe militar- escribió Walsh- la mordaza a la prensa fue una de las medidas aplicadas en el llamado Proceso de Reorganización Nacional, junto a la eliminación de disidentes que sumaban 15 mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos y decenas de miles de desterrados.
"Sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido", fue fiel a su compromiso de dar testimonio en momentos difíciles.
A sus 50 años de vida, Rodolfo Walsh acumuló una gran experiencia en las letras y el periodismo. Primero, incursionó en los cuentos policiales, traducciones, ediciones y artículos culturales para diversos medios, incluido La Nación. Segundo, desempeñó el periodismo de investigación, fusionó la crónica y la literatura y situó a los acontecimientos como la fuente directa, a partir de la indagación social, de la trama. Esta nueva concepción del periodismo permitió a Rodolfo adelantarse al New Journalism, que años después reconocieron connotados periodistas como Grabriel García Márquez y Ryszard Kapusciski.
Un hecho cambió la vida profesional de Walsh. En 1957, a pocos días de cumplir treinta años, en un café de La Plata, supo sobre un sobreviviente de los fusilamientos clandestinos de junio del año anterior en el contexto de la sublevación fallida del general Valle para derrocar al gobierno del dictador Aramburu y restituir la República con Juan Perón.
A partir de la indagación de los sucesos en torno a la masacre de civiles en un basurero, encontró a los sobrevivientes, investigó el lugar exacto de los hechos, visitó las redacciones de prensa y radio, estuvo en las delegaciones policiales, preguntó "a viudas, huérfanos, conspiradores, asilados, prófugos, delatores presuntos, héroes anónimos", tejió la trama.
Operación Masacre fue el resultado periodístico donde se relatan los hechos durante 24 horas que marcaron el signo de los tiempos: el fusilamiento de inocentes, quienes tenían poco o nada que ver con el alzamiento.
El trabajo de investigación arrojó consecuencias:
Rodolfo J. Walsh fue perseguido y obligado a la clandestinidad. Pasó a ser Francisco Freyre, cambió su cédula de identidad y vivió oculto en varias casas del ahora llamado Conurbano, Gran Buenos Aires.
En los primeros años de la revolución cubana, el periodista viajó al país caribeño para integrarse al proyecto de la agencia de noticias Prensa Latina, destinada a contrarrestar los efectos de propaganda estadunidense. En su trabajo pudo aplicar la "contrainteligencia", decodificó mensajes que permitieron descubrir la invasión de Bahía de Cochinos desde meses antes.
En 1968, en Argentina, se integró al trabajo del periodismo comprometido y apoyó la publicación obrera del Semanario CGT. Luego de participar en la organización del Peronismo de Base (PB), en 1973 militó en la organización Montoneros y a partir de allí, dadas las condiciones de represión y persecución social, impulsó la creación de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA).
En los primeros días de 1976 las condiciones políticas en Argentina arrojaron signos del debilitamiento institucional, toda vez que las fuerzas armadas ocuparon el vacío de poder civil por el caos económico y social. Los jefes militares preparaban el golpe con tres ejes: imposición de un modelo económico de libre mercado, desaparición y eliminación física de los disidentes políticos, amordazamiento de la prensa y control de la información.
Ante estas medidas, la sociedad argentina actuó de diferente forma, muchas veces confrontada entre sí.
Unos se encararon a la dictadura y otros la apoyaron. Rodolfo J. Walsh tomó su mejor arma para combatir al gobierno de facto: una máquina de escribir.
La lista de los periodistas desparecidos durante el llamado Proceso de 1976 a 1983 en el país austral, asciende a más de un centenar entre las treinta mil personas secuestradas, torturadas, muertas o arrojadas vivas al mar.
"El ejercicio de las tareas de prensa en la última dictadura se vio en nuestro país con la más absoluta censura en todos los medios de comunicación", señaló en entrevista la diputada de Izquierda Unida Patricia Walsh, hija del periodista desaparecido.
En el contexto de la lucha por la memoria en el país del Río de la Plata y tras finalizar un foro en la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo en octubre pasado sobre el aniversario de la restitución del poder a Juan Perón, Patricia Walsh dijo a este reportero que durante el período del gobierno militar la propia organización de los periodistas fue uno de los blancos principales de la dictadura.
Walsh hija, quien participó en la filmación de Operación Masacre en 1971, plena dictadura de Lanusse, sostuvo que la desaparición de periodistas no sólo se dio por los trabajos de indagación que desempeñaron, sino porque al mismo tiempo eran militantes populares.
"La desaparición física de los periodistas y trabajadores de la prensa contribuyó a que en nuestro país existiera la más absoluta mordaza a las tareas de prensa".
A 26 años de la instauración de la última dictadura militar en Argentina, la información está condicionada a los intereses de las grandes empresas de los llamados multimedios que aplican medidas restrictivas que recuerdan los tiempos de la dictadura, aseguró Patricia Walsh.
"En nuestro país, actualmente el periodismo tiene que desenvolverse en condiciones difíciles, toda vez que la economía argentina viene siguiendo un curso de concentración de la riqueza y los medios de comunicación son uno de los sectores que más fuertemente se han concentrado en pocas manos y, por eso, responden a intereses económicos y políticos", dijo la legisladora.
A partir de la vuelta otra vez al orden institucional en 1983, el poder económico fue intocable y concentró aún más las riquezas en pocas manos. Patricia Walsh aclaró:
"nuestra economía tienen una grave relación estructural con intereses del capital extranjero, se privatizaron la banca, sectores de la industria y las telecomunicaciones. El colapso económico de diciembre de 2001 responde a este desenvolvimiento en la política gubernamental" En el terreno de los medios de comunicación, aseguró que existen intereses muy grandes por controlar los medios de comunicación y, entre ellos, están los grupos del crimen organizado.
Se refirió a los intereses vinculados con el lavado de dinero. "El lavado de dinero se ha ejercido a través de la compra de los llamados multimedios de la comunicación y en muchísimas provincias argentinas esa compra ha determinado controlar absolutamente la prensa y la información de importantes territorios nacionales." De tal forma que resulta "normal y frecuente que en determinadas provincias argentinas, exista algún testaferro que tenga en su poder todos los medios, incluyendo las radios abiertas, los canales abiertos de televisión, las radios de frecuencia modulada FM y los periódicos." La hija del connotado periodista Rodolfo Walsh, dijo que el control de los medios en manos privadas impide la libre expresión de las ideas y el ejercicio pleno del periodismo.
Patricia Walsh también mostró su preocupación por la aún vigente, desde la dictadura militar, ley de radio que impide y sanciona la concreción de proyectos comunitarios e independientes. "Tenemos todavía en nuestro país una ley de radio difusión que fue obra de la última dictadura militar." En Argentina es muy difícil expresar algún tipo de oposición política a través de los medios, sin embargo, aseguró que la prensa independiente juega un papel importante. "Tenemos muchísima denuncia de lo que significa la persecución y la represión, hay muchos medios alternativos que buscan decir la verdad y están comprometidos con ella."
La evolución del pensamiento político de Rodolfo Walsh acompañó su trabajo periodístico y literario.
Frente a las coyunturas políticas de su tiempo como militante peronista y analista de la información, se planteó métodos de lucha en el terreno de la comunicación. Su participación en la publicación Semanario CGT y en Prensa Latina, fueron la base para proyectar un novedoso mecanismo en cadena de la información en condiciones extraordinarias.
La Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA) materializó ésta concepción de Rodolfo Walsh, quien aplicó en el contexto de una situación represiva y donde la censura marcó la pauta de las redacciones, los métodos contra "el terror basado en la incomunicación".
De tal forma que su trabajo proveyó de información fidedigna a los medios nacionales e internacionales con el apoyo de periodistas que no podían publicar cierta información en su medio.
Rodolfo J. Walsh, "además de ser un hombre valiente, es un hombre muy ingenioso, muy creativo" -como lo califica su hija- es alguien que más allá del enorme poder de los medios en aquellos años de la década de los 70 nos ha dejado una poderosa herencia: "a pesar de la concentración económica y de la fuerza de los multimedios, una radio vecinal, una radio comunitaria, una radio barrial, un volante o una publicación pueden alzar su voz, con muy pocos recursos, para denunciar las restricciones a la posibilidad de expresión."
Tomado de Rebelión