1 de junio de 2003
SEYMOUR HERSH CRITICO AL PERIODISMO NORTEAMERICANO EN UNA CONFERENCIA EN LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA
EL MUNDO
"Me gustaría ver periódicos controlando a un gobierno como éste, me gustaría que criticaran a una administración capaz de llevarnos a una guerra por unas armas que no existen, y me gustaría que escribieran que no hay armas de destrucción masiva en Irak. Son malos tiempos para la prensa... Siento dejaros un mundo como éste".
Son las palabras de Seymour Hersh, el gran periodista estadounidense de investigación, dirigidas a las nuevas generaciones. Hersh, quien ganó el Premio Pulitzer en 1970 por descubrir la masacre de las tropas norteamericanas en el pueblo vietnamita de My Lai, dio la semana pasada el discurso de graduación para los alumnos del Master de Periodismo de la Universidad de Columbia. En la prestigiosa facultad, Hersh criticó con dureza a la prensa por su autocensura y complacencia con el Gobierno, especialmente, aunque no exclusivamente, después del 11-S.
El reportero y escritor lleva cuatro décadas dedicado al periodismo de investigación, desde sus exclusivas sobre la CIA de Nixon y Ki-ssinger o los bombardeos de Vietnam del Norte y de Camboya, hasta los más recientes conflictos de intereses de Richard Perle, un alto consejo de la Administración de Bush, y las trasgresiones de Estados Unidos en Afganistán e Irak. El es quien mejor puede sentenciar: la prensa estadounidense es cada vez más complaciente con el poder, y el periodismo de investigación es un reducto agonizante.
Para la Administración de Bush, como dijo Perle, Hersh es 'lo más parecido a un terrorista que tiene el periodismo americano' y el único que le puede causar problemas a su revista, The New Yorker. 'En el Gobierno todos le odian, jamás le concederían una entrevista', comenta Nicholas Lemann, reportero político del semanario y nuevo decano de Periodismo de Columbia. Lo cierto es que los periodistas incómodos como Hersh, de 66 años, son una especie en extinción. 'La cobertura de la Casa Blanca cada vez se parece más a la que se podía hacer de la Corte de Luis XIV', se queja Molly Ivins, otra veterana columnista política y escritora. 'Todo lo que dice y hace el presidente es apropiado.Si lo criticas, entonces es que no eres patriota y no apoyas a nuestras tropas', añade.
Incluso The New York Times, uno de los pocos diarios que se opuso a la invasion de Irak, defendió la tesis de que, una vez comenzada la guerra, hay que abstenerse de toda crítica en apoyo a las tropas.
Este diario, considerado un modelo de calidad en todo el mundo, ha quedado tocado en las últimas semanas por el escándalo de Jayson Blair, el reportero que, según denunció el propio periódico, inventó y plagió historias durante años. Pero, según Hersh, The New Yokr Times, donde él trabajó la mayor parte de su carrera, acusa pasividad y falta de crítica: 'El caso de Blair ha sido un golpe para The New York Times, pero es lo de menos para un periódico que está en el retrete hace tiempo'.
Más de 200 recién graduados aplaudieron las palabras de Hersh con entusiasmo, incluso su sombrío mensaje: 'Lo siento, siento dejaros un país como éste, donde los periódicos no investigan, donde se puede hacer una guerra por armas de destrucción masiva que no existen... y donde no hay trabajo, no, no hay trabajo'.
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