17 de marzo

México D.F. Martes 6 de mayo de 2003

Un ejemplo, la matanza de Acteal, que "apenas fue cubierta", asegura

Monsiváis denuncia complicidad de medios con el terrorismo de Estado

Éxito, que la prensa mexicana enfocara en los derechos humanos las notas sobre Irak

KARINA AVILES
La Jornada

El escritor Carlos Monsiváis advirtió que el terrorismo de Estado -que es el más presente en América Latina- no ha recibido la atención debida e inteligente de los medios de comunicación, han sido, en la mayoría de los casos, su cómplice, pues la matanza de Acteal, que fue "el último acto salvaje" de ese terrorismo, "apenas fue cubierta".

Monsiváis ofreció una conferencia magistral en el marco del foro internacional Medios de comunicación, guerra, terrorismo y violencia: hacia una cultura de paz, realizado en la Universidad Iberoamericana.

Ante un auditorio lleno, el escritor y periodista afirmó que tanto el terrorismo de Estado como el otro, que es conocido por poner bombas en un café o en un supermercado, no creen en las leyes "ni les corresponde hacerlo si actúan a nombre del credo cuya urgencia remplaza ventajosamente las legislaciones lentas y mezquinas tan necesitadas de legajos".

Expresó que el terrorismo, una de las manifestaciones más prácticas de la irracionalidad, expresa el odio que se desprende de las causas secuestradas por el fanatismo. Un terrorista, dijo, es un convencido de que la libertad exige el derramamiento de sangre.

El terrorista no duda porque "el adoctrinamiento siempre encauza lo ya conocido. La pertenencia a la estirpe vencida, la condición de cadáver social y la certeza implacable; lo único que reanima la vida es el esplendor del terror causado a los enemigos".

Los terroristas de Estado, que son "una especie más numerosa", obedecen a una lógica opuesta y complementaria, precisó. Tampoco creen en las leyes, quieren "extirpar la cizaña y, en su idioma visceral, el florecimiento del trigo ampara el asesinato colectivo que por lo común comparten no sólo enemigos sino sus familiares, sus amigos, los vecinos".

Acteal pasó casi sobre ascuas

Pero unos y otros terroristas, añadió, coinciden en un punto: no se matan seres humanos sino enemigos de la causa. "Los derechos humanos, son para los humanos, no para las ratas; tomo prestada esta brillante consigna del gobernador del estado de México", ironizó.

Al referirse al terrorismo de Estado en Latinoamérica, dijo que la matanza de Acteal, que "fue el último acto salvaje" de dicho terrorismo en el país, "apenas fue cubierta, se pasó casi como sobre ascuas por un hecho que implicaba directamente al gobierno de Chiapas por lo pronto".

También mencionó la matanza del 2 de octubre de 1968, así como la guerra sucia en Centro, Sudamérica y México. Señaló que hasta ahora la demostración más abyecta de terrorismo a nombre de la justicia social ha sido Sendero Luminoso y "otro ejemplo demoledor es ETA, en el País Vasco".

En ese sentido, indicó que en cada país se omiten informaciones esenciales y en los noticieros no se buscan explicaciones porque "no hay tiempo o el espectador ya está al tanto o un acto terrorista es una entidad que se explica por sí misma de acuerdo a esta lógica".

Monsiváis se refirió a la frecuente acusación de que los medios electrónicos, y en particular la televisión, promueven la violencia. Recordó que en 1997, a solicitud del presidente Ernesto Zedillo, se cancelaron dos programas televisivos de nota roja.

Sin embargo, expresó, suprimir las series no disminuye la frecuencia del delito. Preguntó: "¿qué se ha conseguido en las estaciones de radio al suprimir los corridos mariguaneros?"

El escritor indicó que tampoco se puede exagerar o minimizar el papel de la violencia urbana "ni su obligada presencia en los medios, adonde llega sobre todo recreada por las películas, las series norteamericanas y la insistencia noticiosa. La emisión de un noticiero sin crímenes parece desabrida en la perspectiva del rating".

En la sesión de preguntas, Monsiváis señaló que la libertad de expresión en el país es de acusaciones pero no de ideas, pues el debate de ideas "no se presta para el reality show".

En referencia a la cobertura de la invasión a Irak por la prensa mexicana, consideró un "éxito" del periodismo nacional colocar el tema de los derechos humanos como punto de referencia central, lo cual significa un cambio ético y moral.

Tomado de La Jornada


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