17 de marzo

25 de Julio de 2002

Algo está pasando

Mercedes Chacín
Red Bolivariana

Ciertamente en un país poco acostumbrado a la protesta civil, es hasta cierto punto "normal" que las marchas sean consideradas un "termómetro" de las preferencias políticas. Sin embargo están en nuestra memoria las multitudinarias manifestaciones que protagonizaron alguna vez los candidatos presidenciales de las elecciones de 1973. Recordamos que Carlos Andrés Pérez puso de moda unas chaquetas a rayas, que se convirtieron en un icono de nuestra vida política. Sus manos alzadas cruzándolas por encima de su cabeza, en gesto de saludo a sus copartidarios, aun son emuladas por algún humorista. En algún momento esta avenida era para los políticos lo que el Poliedro de Caracas para los artistas: quien los llenaba se consagraba.

Pero así como recordamos eso, a propósito de las marchas que últimamente se están haciendo costumbre, también recordamos nuestra pasantía por los organismos gremiales estudiantiles, en los cuales fuimos partícipes de las convocatorias de decenas de caminatas, cuyas consignas fueron, entre muchísimas otras, "Presupuesto justo ya", "No al Proyecto de Ley de Educación Superior" o "Justicia para los caídos en Tazón". Eran tiempos de hermosos sueños y no menos hermosos objetivos.

Solo que en ese entonces para tener un mediano éxito de convocatoria los esfuerzos previos eran titánicos, porque siempre el problema fue la "apatía estudiantil". Una vez que se decidía que "hay que marchar", ejecutábamos un cronograma de trabajo estricto, que siempre contaba, cuando mucho, con unos 50 "militantes patria o muerte" y el cual consistía en la repartición de unos 20 mil volantes (lo llamábamos batidas en las puertas de la UCV); pintar unas cincuenta pancartas (nosotros con nuestro pinceles, nuestra pintura y nuestro ingenio); visitas de cursos, bien tempranito antes de la marcha (en la facultad de Ingeniería sobre todo, porque tenía fama de ser la más "combativa"); y una rueda de prensa a la que asistían los periodistas, pero que siempre eran un fracaso por los pocos los centímetros por columna que lográbamos. Si algún medio de comunicación publicaba una liniecita, aquello era considerado casi una "victoria popular". Con todo este esfuerzo de creatividad y de militancia, nuestro record fue congregar a unas veinte mil personas en una marcha. Y eso fue hace más de 15 años.

Ahora la cosa parece como más fácil ¿no? No es que "envidiemos" los recursos con que cuenta la oposición, pero no me negarán que con una cuña cada media hora en Globovisión, por ejemplo, y además con el staff de periodistas convertidos en convocantes, el "éxito" no está garantizado. También "ayudan" los noticiarios de televisión, los columnistas de prensa, los locutores de radio y un largo etcétera. No digamos 500 mil. Ahí debieron estar 2 millones de personas. Ahí debió estar todo el país, porque ¿quien puede estar en contra de una "marcha por la libertad"? ¿Quién puede estar en contra de una marcha en respeto a la Constitución? Nosotros, de ser oposición, estaríamos bien preocupados, porque aun con el grosero derroche de recursos y la arrogancia que da tener el poder mediático, no logran convocar a la mayoría de los venezolanos. ¿Qué le pasa al gran porcentaje restante? ¿Por qué no asiste? Algo está pasando con los medios de comunicación social. Definitivamente.

Tomado de Red Bolivariana


Regresar
Home