17 de marzo

26 de Agosto de 2002

Chávez y la información

Por Augusto Hernández
El Nacional

El éxito de la asonada del 4 de febrero de 1992 estribó en la ignorancia y/o la idiotez del general-ministro Ochoa Antich y el Alto Mando militar cuando le permitieron al jefe insurrecto dirigirse al país en una transmisión viva y directa de televisión. Esos 40 segundos, repetidos hasta la saciedad, le proporcionaron al comandante Chávez el impulso inicial que lo transformó de golpista fracasado en líder popular de la lucha contra un sistema desprestigiado y corrupto.

Pero la misma ceguera de la plana mayor castrense se apoderó de Hugo Chávez Frías cuando entre sus actos iniciales como Presidente eliminó el Ministerio de Información.

No era la primera vez que se cometía un desacierto semejante. Luis Herrera Campíns, con todo y ser un periodista veterano, colocó frente al ministerio de Información y Turismo al muy honesto, pero neófito en la materia, José Luis Zapata Escalona. En vez de encargarle la liquidación de Corpomercadeo, el Presidente Herrera autorizó a Zapata para desmantelar la maquinaria promocional del Gobierno. Conozco el almendrón por dentro pues yo era el viceministro.

Luis Herrera pagó caro el error. Seis meses después los antiherreristas (apoyados desde algunos despachos oficiales) ganaron las elecciones internas de Copei y dirigieron la oposición desde las entrañas del régimen en amena conchupancia con la mayoría adeca del Congreso.

La animadversión de los medios contra Herrera Campíns llegó al paroxismo cuando éste prohibió la publicidad de licores y cigarrillos por radio y televisión, además de quitarle a RCTV la exclusividad de las carreras de caballos por las que, hasta entonces ¡el hipódromo pagaba, en vez de cobrar! Hace poco escuché al presidente Chávez con motivo de la juramentación de la ministra de Comunicaciones e Información. El mandatario lamentó una vez más las noticias que transmiten algunos medios privados alentando a la insurrección, al terrorismo y al odio. A la vez reiteró su disposición a mantener la libertad irrestricta que existe en Venezuela para que cada quien divulgue lo que le dé la gana.

Como el mandatario solicitó que le hagan criticas constructivas espero que no tome a mal si menciono que en ambos casos está meando fuera del perol. El gobierno, por demócrata que sea, no está facultado para permitir que se violen las disposiciones legales que prohiben la propaganda de guerra o las arengas que a diario transmite la mayoría de los medios privados a favor de salidas anticonstitucionales. Aún si absurdamente al Presidente prefiere ser remiso, las leyes y reglamentos son de obligatorio cumplimiento.

Por mi parte desde hace rato le hubiera retirado las concesiones a los canales de televisión y emisoras que siguen alentando el golpe de Estado.

En cuanto a los subalternos favoritos del Presidente tal como Jessee Chacón, jefe de Conatel, me perdonará ese señor, pero su laxitud llega a extremos de complicidad.

La voz cantante de la trama conspirativa la lleva un magnate que ostenta entre sus propiedades un circuito de televisión por satélite. Como suscriptor de dicho servicio debo calarme infinidad de cuñas comerciales que no deberían transmitirse por un circuito cerrado. Lo más grave, sin embargo, es que los "revolucionarios" de Conatel se hacen la vista gorda ante la publicidad de licores que transmite el mencionado circuito. Si no fuera por que los considero más ineptos que corruptos les preguntaría ¿cuánto hubo pa´ eso.?

augusther@cantv.net

Tomado de Red Bolivariana


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