17 de marzo

11 de diciembre de 2002

Ñema e' gaviota

Mercedes Chacín

Los bolivarianos no se movilizan: atacan. La oposición protesta pacíficamente y hace valer sus derechos. Los medios de comunicación cumplen con su trabajo. Los bolivarianos son unos sin oficio, violentos, son círculos asesinos. Cuando la oposición llega hasta la casa de funcionarios públicos con cacerolas, a gritarle asesinos y cualquier otra menudencia, son protestas pacíficas. Si los bolivarianos van a las televisoras a defender la salud mental de sus hijos y de los venezolanos en general, son atentados contra la libertad de expresión.

Lo que hicieron anoche (10/12/02) los dueños, que digo los dueños, las marionetas de los dueños de medios (Ravell, Granier y compañía) salieron cual pollitos (y que me perdonen los pollitos) a refugiarse en las faldas (o en las alas) de Gaviria. Fue realmente un acontecimiento histórico verlos por primera vez desde el 13 de abril, asustados, temerosos ante la contundencia de la respuesta de un pueblo hastiado de la desinformación, de la mentira, de la incitación a la violencia, a la que estamos sometidos desde hace una semana. Y desde el viernes están trabajando a paso redoblado, con todos los reporteros, locutores, narradores (estrellas o no) habilitados, haciendo guardias, como se dice en el argot periodístico.

Y es que ahora el festín, la bacanal interminable, tiene un nuevo bailaor: el secretario general de la OEA. Porque los muñequitos de Cisneros, pueden correr para donde mejor les parezca y Gaviria está obligado a recibirlos. Lo que es inaceptable es que el secretario general de la OEA les siga la coreografía. Quiero pensar que a Gaviria lo obligaron a hacer un paus de deux (saben, cuando la bailarina da vueltas y vueltas sin parar) antes de sentarlo a ver la TV y convencerlo de que los bolivarianos estaban "atacando" a los medios. Quiero pensar que al tipo le puyaron los ojos, digo, para seguir creyendo en la Mesa de Diálogo, donde se determinará el tamaño de la válvula de escape, que nos permitirá, ojalá, comernos tranquilos las hallacas.

Porque vamos a estar claros. Le gente que protestó anoche en Globovisión estaba muy tranquila. Se reía, gritaba consignas (no se sabe cuáles porque no le tenían micrófonos a la protesta pacífica), conversaba. Haciendo más o menos lo mismo que hace la oposición en la plaza Altamira. Eso sí, sin militares golpistas como ídolos. Y así se repitió en los demás canales de televisión. ¡Ah! Pero esto es un atentado, una afrenta, un ataque. Como diría un amigo de mi pueblo, Altagracia de Orituco: son más delicados que una ñema e' gaviota.


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