14 de diciembre del 2002
Marjorie Suárez Pesquera
En las ultimas semanas he observado una enfermedad extrañísima en algunos venezolanos. Antes que se presente alguna duda debo aclarar que también soy venezolana, y de esas bien criollas, que dicen chévere unas dos veces por frase, saludan con un "buueeenaaassss" sin importar el lugar, de las que agarra confianza a los tres minutos y de las que antes de ir a un matrimonio se mete en una arepera por si acaso la comida no le gusta o no es suficiente, sin embargo de un tiempo para acá he venido desarrollando cierto terror a que, algún día, manifieste los horribles síntomas que se han presentado en algunos nativos y/o habitantes de este hermoso país.
La enfermedad de la que hablo es la que nos produce la credibilidad absurda, irracional, incondicional, incoherente y poco inteligente (por no decir idiotizada) a los medios de comunicación comercial (entiéndase Prensa, Radio y Televisión). El primer síntoma es la fácil impresionabilidad por la manera amarillista de los medios, seguidamente, se puede observar como la persona se vuelve casi adicta a este amarillismo, a tal punto de manifestar ansiedad si están lejos del aparato receptor y un inmenso placer casi a nivel de una droga cuando logran escuchar toda la peste que estos medios expresan. Cuando estas personas llegan a tal estado mental, ya es demasiado tarde, ya no hay cura posible, a partir de allí solo le queda a los allegados al enfermo, ver como rápidamente, la enfermedad avanza, pero avanza interna y externamente, porque al parecer es altamente contagiosa.
El enfermo siente la necesidad de tener siempre cerca un aparato receptor, así que opta por comprar un radio o un televisor de bolsillo, pero si su presupuesto no le alcanza para comprar estos artefactos, mantiene contacto permanente con algún amigo o familiar que si tenga acceso a los medios. Extrañamente, esto pareciera satisfacerlo incluso mas, debido a que se convierte en una especie de juego del telefonito: el que obtiene la información directamente del aparato se lo cuenta a otro con algunas exageraciones, este otro llama a otro y le agrega unos dos o tres mas y así sucesivamente hasta que un militar con una peinilla se convierte en un ejercito cubano entrenado por Bin Laden y armado con bombas nucleares. Pero la cosa empeora cuando es el primer emisor, es decir el medio de comunicación, el que empieza por el ejercito cubano entrenado...
El estado mental de todas estas personas a convertido a la situación en un CULTO A LOS MEDIOS, se ha sustituido el culto a las presencias divinas y buenas, por un culto a los periodistas, locutores, camarógrafos y fotógrafos. Todo absolutamente, TODO, los que ellos dicen o hacen es cierto y correcto. Se ha sustituido el concepto de comunicación interactiva por el monologo mediático. Los medios manejan la información a su gusto y en la mayoría de los casos cuando llega a los receptores, ya fue digerida y defecada, así que lo que nos llega no es mas que el mal olor y las moscas.
Al parecer, la enfermedad, es producto de las sucesivas exposiciones a los entes contaminantes de sus comerciales, al gas metano de sus palabras, a los parásitos de sus opiniones, a las moscas de sus periodistas, a los gusanos de sus locutores, a las bacterias de sus camarógrafos, a las secreciones de sus imágenes y a la pus de sus mentiras. En fin, es un problema de salubridad nacional, es un problema de contaminación del ambiente, es un problema de aseo. El Estado gasta millones de bolívares anualmente limpiando la cloacas y quebradas en los barrios y ciudades, sin imaginar nunca los niveles de putrefacción que hay en Unión Radio, el circuito X, El Nacional, El Universal, 2001, El País, Tal Cual, Venevisión, RCTV, Globovisión, Televen y muchos otros.
Cuando era niña y decía una mala palabra o una mentira, mi abuela me amenazaba con lavarme la boca con jabón azul, ahora yo me pregunto... ¿cuantas panelas de jabón se necesitaran para lavar las bocas de todos estos personajes?, empezando porque creo que a ellos ya el jabón azul no les haría efecto, eso se usa para bocas delicadas, con ellos se necesita como mínimo ácido muriático.
Volviendo al tema del culto, me parece bastante incoherente que esta gente que ha ido a la iglesia toda la vida buscando paz y tranquilidad espiritual, lleguen a sus casas y lo primero que hacen antes de quitarse los zapatos es prender el televisor, donde lo único que se ve, se venera y se aclama es la violencia! ¿Qué clase de culto es ese?¡Es peor que una secta Satánica! ¡Esta lleno de mentiras, odios, guerras, violencia, envidias, represión y muerte, todos disfrazados con la careta de la libertad y la felicidad! ¿A quien pretenden engañar?
Yo se a quien pueden engañar: a los débiles de mente, a los pobres de corazón, a los ignorantes, a los miserables de espíritu, a los codiciosos, a los acomplejados, a los que se sienten menos, a los impacientes, a los pocos críticos, a los que no ven el futuro, a los que olvidan el pasado, a los que no les interesan los demás, a los que solo piensan en si mismos, a los que se olvidan de la sociedad, , a los que se olvidan que son latinos, a los que lo quieren todo fácil, a los que no quieren trabajar, a los que no les importa el bienestar común, a los que perdieron el orgullo, a los que no tienen sentimiento nacional, a los que no quieren ni les interesa la patria.
A todos los demás, todos aquellos que no queremos más mentiras, que sabemos esperar, que sabemos que lo primero que se construye son las bases, que sabemos que venezolano es desde el mondonguero del Guaire hasta el presidente de PDVSA, que queremos justicia e igualdad de trato, que nos gusta la verdad, que amamos a NUESTRO país y que somos SOBERANOS, a todos esos, no nos pueden engañar y les decimos un ROTUNDO ¡NO!.
¡Váyanse, desaparezcan, apáguense, cállense! ¡No los queremos! ¡Dedíquense a otra cosa menos dañina! ¡Hagan algo bueno por el país, dediquen todo ese dinero que reciben por su basura, y destínenlo a una fundación para la educación y salud de los niños pobres!
Para mi es difícil pensar en los medios, trato enormemente de calmarme, respirar profundo y pensar, pero cada vez que recuerdo que salgo a la calle y la gente me grita "MALDITA ASESINA CHAVISTA", sin saber si quiera, quien soy, como me llamo, en que trabajo y de donde vengo; cada vez que recuerdo que en Altamira me rayaron el carro solo porque tenia un cartel que decía "VIVA CHAVEZ"; cada vez que recuerdo que a esos periodistas que hablan de crisis les aumentan el sueldo proporcionalmente a la calidad de la peste que hablen; cada vez que recuerdo que los medios que llaman al paro de PDVSA no se pararon y lo que hacen es seguir causando caos y ganando dinero por los comerciales, y, cada vez que recuerdo que Venezuela es un país hermoso y con todas las posibilidades y que los medios no hacen mas que pisotearlo, confieso que no puedo contenerme... se me hierve la sangre.
Como mensaje final, señores medios de satanización (perdón, comunicación) si no pueden decir algo bueno, mejor no digan nada. ¡No queremos más veneno, queremos curarnos de tanto odio! ¡Queremos PAZ!
¿Acaso no se dan cuenta que son USTEDES los que nos han llevado a esta situación? ¿No se dan cuenta que son ustedes los que han provocado esta radicalización? ¿No tienen remordimiento por tantas mentiras? Llegara el día en que nadie les creerá.... ¿Nunca leyeron Pedro y el Lobo?
...¿acaso no le temen al infierno que se han ganado?
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