17 de marzo

24 de Abril de 2002

Impunidad Mediática

Por Manuel Martínez
Red Bolivariana

Creo que, dada la baja capacidad juzgativa que ordinariamente caracteriza la administración de justicia venezolana, no hay muchas esperanzas de sanción alguna, más allá de simples amonestaciones verbales, ridículas y demagógicas y que irónicamente se auto facturan los propios delincuentes involucrados, tanto cabecillas, como sus cómplices, financistas y facilitadores.

Ha sido esa la historieta más vendida en el mundo de la conflictividad política de estos pueblos, siempre aplastados, reaplastados y enfeudados por los medios de comunicación electrónicos, eléctricos e impresos.

Se trata de una dominación global, de un imperio donde todos somos colonia y colonizadores al mismos tiempo.

La hipnosis madre expandida por el brillo del dólar, del libre mercado y de del prurito por ascender de <> a <>, ha dado cuenta de una pobreza intelectual o falta de conciencia por parte de un grande y determinante número de oprimidos. Ahí está nuestro talón de Aquiles.

Los periodistas al servicio de los medios colonizantes del mundo son un triste ejemplo de cómo una sociedad dominada por otra puede ofrecer a sus propios hijos para que la lleve al degolladero.

Creo que en el caso específico de la Venezuela actual los golpistas ya se salieron con la suya.

Y es que sólo es objeto de castigo el golpista que atenta contra el status quo, pero no aquel que intenta recobrarlo. Mientras Hugo Chávez y Diosdado Cabello, entre otros, purgaron condena por un delito semejante, aunque cualitativa y cuantitativamente mucho menor, los que acaban de consumar su intentona (porque lo lograron, aunque efímeramente) ya están rearmándose para su segundo round.

Pero no todo quedó impune: la Iglesia Católica, Apostólica y Romana fue borrada de nuestra Historia Patria:

El reciente y celebrado, glorioso e importantísimo golpe de Estado que encendió la llama independentista en la Capitanía General de Venezuela, 19/04/ 1810, por fin desenmascaró el papel de camaleón jugado por el clericato y sacerdocio romanos desde la mismísima época colonial.

El clérigo (edil) José Cortés Madariaga y el sacerdote Francisco José de Ribas habían figurado en nuestra historia patria como próceres pioneros de nuestra Independencia

Resulta que, en primer lugar, traicionaron al capitán Emparan, y coherentemente se plegaron a la causa patriótica cuando percibieron que se les ofrecía una nueva oportunidad para reciclar la vieja estrategia del emperador Dioclesiano, cuando este, convencido de la invencibilidad de los cristianos, les robó su bandera, la hizo suya y fundó el mito de la herencia peteriana y apostólica, que dio nacimiento al bimilenerario imperio cristiano, esa estructura opresiva, farisaica y acomodaticia que representa el Vaticano y su cápita principal.

Esta vez no estuvo presente ninguno de esos caballos de Troya de ensotanados y oscuros trajes. Madariaga y De Ribas ya no representarán sino la traición al proceso libertario de los pueblos de América.

La conducta desenmascaradamente parcializada de la Iglesia católica hacia el proyecto insurreccional y su espaldarazo a los golpistas en los recientes y aciagos días habla por sí sola y corrobora que su papel está lado del poderoso, y no de el humilde, como la vieja historia los reseñaba.

Tomado de Red Bolivariana


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