27 de Abril de 2003
Eleazar Díaz Rangel
Últimas Noticias
El 5 de abril de 1941, en Cúcuta, los presidentes Eduardo Santos y Eleazar López Contreras firmaron el tratado de límites entre ambos países. Era la primera vez que se reunían los jefes de Estado de Colombia y Venezuela. A pesar de la oposición que había, como se demostró en el Congreso Nacional meses más tarde cuando coincidieron en sus críticas Andrés Eloy Blanco y Rafael Caldera, la prensa y la radio se limitaron a reseñar esa histórica cumbre. Entonces no había analistas ni expertos.
Después, cada uno de los presidentes venezolanos que gobernaron períodos constitucionales completos al menos una vez se reunió con su homólogo del vecino país; incluido Pérez Jiménez con Rojas Pinilla.
El presidente Hugo Chávez tiene el record de encuentros bilaterales, con Pastrana y Uribe. Este último se celebró dentro de un coro de voces que pronosticaban el fracaso, que sería una cumbre borrascosa, o que asumían las supuestas posiciones colombianas. La reunión era un divertimento para distraer la atención de los venezolanos del referendo, dijeron algunos políticos. Obviaban que la iniciativa era de Uribe, y que si en la Casa Nariño hubiesen estado persuadidos de un fracaso, que agriaría las relaciones, no la habrían solicitado.
Pocos editorialistas, articulistas o columnistas vieron que esa reunión podría ser útil para ambos países.
Un estudio de Venpres en 14 diarios de todo el país sobre las noticias referidas al encuentro, entre el 10 y el 22 de abril, revela que el 72% de las informaciones eran negativas, 15% positivas y 13% neutras.
Las noticias que enturbiaron el ambiente fueron especialmente destacadas. Los halcones de uno y otro lado merecían los espacios privilegiados.
Esa corriente informativa estuvo en armonía con las opiniones expresadas en las ediciones de esos días, así como en la mayoría de los espacios radioeléctricos.
El encuentro fue uno de los más productivos realizados en el nivel presidencial colombovenezolano.
A pesar de que sólo demoró un día, es evidente que no sólo fue una reunión bien organizada, sino que hubo un eficiente y armonizado trabajo previo de altos funcionarios de ambos países. Es importante leer la declaración que suscribieron los presidentes. Se observará como está desprovisto de la retórica frecuente en documentos de esa naturaleza.
25 de 29 párrafos están referidos a acciones concretas, desde la revisión del cumplimiento de los compromisos de Santa Marta (13nov2002) hasta la última donde se fijó el 22 de julio para una nueva reunión; entre tanto se ejecutarán y harán seguimientos a todas las decisiones tomadas.
Tales acuerdos no niegan las evidentes discrepancias que existen entre ambos gobiernos.
No sé cómo habrán evaluado los medios colombianos los resultados de esta reunión. Aquí, seguiremos esperando que algunos de los analistas y expertos que presagiaron lo peor del encuentro de Puerto Ordaz, con un poco de humildad se tomen el trabajo de reconocer sus errores. Tan frecuentes como han sido en sus pronósticos de todos los últimos meses.
Y a propósito, ¿por qué no se adelantaron a opinar sobre la reunión con Lula? ¿Les sorprendió o estaban seguros de que sería exitosa?
Tomado de Últimas Noticias