17 de marzo

17 de Febrero de 2003

Radio y televisión

Augusto Hernández
Últimas Noticias

Me inicié como reportero en 1962 en Radio Aeropuerto de Maiquetía, emisora cuyo dueño era mi padre y de la que más tarde fui director durante 13 años, lo que me permitió conocer la radiodifusión como periodista y empresario.

La radio en este país está signada por una feroz competencia comercial que en las cuatro décadas de 1960 al 2000 descartó toda noción ética y, al impulso del capitalismo salvaje, se torno despiadada y canibalística.

En países como Estados Unidos las cadenas de radio evolucionaron hacia empresas de televisión con cobertura de costa a costa. Los pequeños crecieron y se hicieron grandes. Pero en EEUU las leyes antitrust prohibieron que los accionistas o dueños de radioemisoras fueran dueños de televisoras y negocios paralelos, como disqueras, etc. En Venezuela, con la excepción de Radio Caracas, los empresarios de televisión surgieron de otras actividades y, tanto en radio como en TV, las con cesiones o frecuencias se otorgaron en base al favoritismo partidista. Los gobiernos de turno concedían frecuencias a sus aliados políticos, entendiéndose que la contraprestación se daría en forma de apoyo durante las campañas electorales.

Las actividades de radio y televisión estuvieron regidas durante muchos años por la Ley de Telecomunicaciones y el Reglamento de Radiocomunicaciones, normas vetustas de 1941, en tiempos de López Contreras.

Con todo eran leyes lógicas que prohibían el aliento a golpes de Estado o actividades conspirativas, los conceptos que pudieran comprometer las relaciones diplomáticas de Venezuela con otros países y hasta la presentación de brujos y adivinadores. Es decir, se habría amonestado, multado, sancionado con cierre parcial o retiro de la concesión, cualquier transmisión radiotelevisiva de esta época.

Se prohibía que el accionista de una radio tuviera participación en otras, pero el incumpli miento era tal que el banquero Orlando Castro llegó a poseer 40 emisoras. Los más vivos tenían canales de TV, emisoras, agencias publicitarias, disqueras y otras empresas conexas.

Ellos mismos eran sus principales clientes o anunciantes.

El negocio quedó signado por las trampas, competencia desleal, padrinazgo partidista y ausencia de valores morales en la programación. En sus "medios" no te metas. Vas a salir asqueado.

augusther@cantv.net

Tomado de Últimas Noticias


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