Jueves 27 de junio de 2002
CARLOS FAZIO
La Jornada
Una revisión honesta y critica de la crisis que vivimos, nos coloca ante el desafío de sondear la pervivencia de nuestra propia escala de valores, de nuestra verdadera vida y nuestras responsabilidades políticas. ¿Que es lo que obnubila el comportamiento sensato, responsable, entusiasta, solidario, justo y fecundo que ha caracterizado nuestro colectivo social?.
No es posible ya ocultar la responsabilidad de los medios de comunicación como agentes de una minoría oligárquica que carece de una organización política para lograr el consenso del pueblo. Esto los conduce a manipular, incluso violentar la mentalidad de la gente. Han institucionalizado y jerarquizado el odio racial-social, poniéndolo en práctica sistemáticamente para destruir los sentimientos de solidaridad de cada individuo con el resto de la colectividad o grupo de pertenencia.
Inculcan a los televidentes de los sectores populares y la clase media que sus semejantes son el enemigo, arengándolos a la violencia, despreciándolos con calificativos excluyentes que apuntalan y siembran la discriminación social para justificar sus propósitos. Tácticas que corresponden al ideal aristocrático que considera capaz de autorrealización éticamente adecuada, sólo a un pequeño circulo de individuos, mientras la mayoría de la población debe aceptar paternalistamente la dirección y forma de vida de sus "virtuosas élites".
Métodos publicitarios de clara penetración psicológica aíslan y resaltan algunos elementos de la realidad para crear una imagen de desorganización, caos y terror que justifique la intervención extranjera o sus planes anticonstitucionales y antidemocráticos.
La coherencia moral y política de ciudadanos conscientes, afectos o no al proceso bolivariano, adultos, reflexivos, responsables, que quieren comprender, juzgar, decidir por si mismos, que reivindican ser maestros de su proyecto de vida y al mismo tiempo agentes activos en la construcción de la sociedad, nos permitirá salir de la ignominia que provoca esta ideología mediática cargada de autoritarismo, elitismo y desconfianza en la libertad y la solidaridad.
Profesora, UCV vargasch@cantv.net
Tomado de La Jornada