11 de Mayo de 2003
Guillermo García Ponce
MBR-200
Desde 1998 el presidente Chávez ha impulsado diversas iniciativas a favor de la unidad de las fuerzas revolucionarias. El Polo Patriótico, los Círculos Bolivarianos y el Comando Político de la Revolución han sido etapas sucesivas en el desarrollo de una política de consolidación y avance del movimiento popular. Hemos adquirido nuevas experiencias en la compleja práctica de impulsar la unidad de los patriotas venezolanos.
El pueblo construye su unidad sin muchas dificultades. Sus intereses son comunes y su identificación con la Constitución y el liderazgo del presidente Chávez es transparente. Sin embargo, no ocurre exactamente igual en algunas instancias políticas en donde no es fácil superar antiguos modelos de fragmentación y persisten herencias de la vieja cultura partidista y de las tendencias al personalismo, a la hegemonía y al sectarismo.
Es obvio que la unidad es indispensable a fin de garantizar el concurso de todas las fuerzas políticas y sociales en las tareas de defender las conquistas bolivarianas hasta sus últimas consecuencias. La división sólo favorece a enemigos implacables que no cesan en el empeño de cercenar a la joven revolución democrática.
Los principios de la unidad son universalmente aceptados, pero con frecuencia aparecen cuestionamientos que impiden su aplicación del discurso a la práctica. Es un grave error si se prolonga la ausencia de un centro único de dirección colectiva capaz de dar mayor cohesión y fuerza al movimiento popular y revolucionario. El próximo año deben llevarse a cabo las elecciones para Gobernadores, Alcaldes, Concejales y Legisladores y sin una sólida unidad nadie puede asegurar la victoria.
La experiencia del Comando Político de la Revolución me enseñó que, en primer lugar, es indispensable la presencia permanente del presidente Chávez en la conducción política unitaria. En las actuales condiciones, la autoridad personal del presidente Chávez es la única garantía de vencer los múltiples y complejos obstáculos que se oponen a desarrollar la unidad de las fuerzas revolucionarias a niveles superiores. En segundo lugar, se requiere que el Frente Nacional tenga poder de decisión para que pueda cumplir efectivamente su papel de dirección unitaria. No es suficiente asignarle funciones de asesoría o de coordinación, como ha ocurrido en el pasado, sino respetar su rol de verdadera dirección colectiva.
La iniciativa del presidente Chávez de unir a las fuerzas políticas y sociales bolivarianas en un Frente Nacional abre el camino para una nueva etapa en el proceso de consolidación de la crítica y autocrítica, de las experiencias del pasado.
Tomado de MBR-200