18 de enero del 2002
La verdad sobre la Revolución Bolivariana
Miguel Castillo
Rebelión
A través de los medios alternativos de Comunicación y Contrainformación me he podido enterar de las duras batallas entabladas por los oprimidos contra el proceso neoliberal y sus principales representantes en muchos rincones de nuestro planeta. He conocido con placer sobre las multitudinarias y valientes demostraciones de resistencia en Asia, Europa y Estados Unidos; las acciones indígenas y campesinas en Ecuador, Bolivia y Chile, así como los pasos tan sabiamente dados por los chiapatecos zapatistas. Compartiendo, también, el dolor por todos los caídos en la lucha por la transformación de la sociedad mundial.
Sin embargo, he buscado, sin éxito, informaciones en los medios independientes sobre un proceso de transformación social que actualmente vivimos nosotros, el pueblo venezolano. Me refiero a la Revolución Bolivariana, una revolución pacífica llevada a cabo por los siempre relegados y oprimidos sectores desposeídos y progresistas de nuestro país.
El fundamento ideológico de este proceso es la doctrina libertaria de Simón Bolívar, el estadista, revolucionario y pensador más influyentes de Latinoamérica. Igualmente se apoya en las ideas de Simón Rodríguez, tutor de Bolívar y educador entregado a las causas de los sojuzgados y promotor de la educación popular en el continente; así como en Ezequiel Zamora guerrero mestizo, líder de la sublevación popular contra la burguesía a finales del siglo XIX. Nutriéndose de similar manera del pensamiento de revolucionarios tan importantes como: Sandino, Martí, Marx, Zapata, entre otros.
Al igual que Salvador Allende en el proceso revolucionario chileno, Hugo Chávez llegó a la presidencia en 1998 con el apoyo de los sectores políticos de avanzada y de cerca el 56% de los votos del pueblo venezolano (en donde el 80% vive en estado de pobreza). En el año 2000 se vuelven a realizar elecciones para relegitimar los cargos gubernamentales luego de un proceso constituyente y Hugo Chávez obtuvo el 59% de la preferencia popular.
Chávez, como se le conoce popularmente, a pesar de ser un militar de carrera ha sido el presidente más democrático que ha tenido Venezuela en los últimos 50 años. Prueba de esto es la inexistencia de presos y torturados políticos tan comunes en las administraciones pasadas, así como la ausencia de muertes en manifestaciones estudiantiles (estas últimas han disminuido en un 90%) cuando antes moría por lo menos un estudiante al año en manos de los organismos represivos del estado. Asimismo, a pesar de los aberrantes improperios y provocaciones de que ha sido víctima nuestro presidente, ningún medio ha sido cerrado cosa que si sucedía anteriormente.
Además el pueblo venezolano; en detrimento del monopolio, el latifundio, la explotación de los trabajadores y de las minorías, la neocolonización trasnacional, la educación mecanizada neoliberal; ha adquirido fundamentos legales para su lucha como son: la Ley de Tierras, la Ley de Pesca, la Ley de Microfinanzas, la Ley de Hidrocarburos, el Proyecto Educativo Nacional, y una cuarentena de leyes revolucionarias más. No obstante, este avance jurídico no hubiera podido ser posible de no haberse alcanzado el máximo logro popular: La nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Este texto fue aprobado el 15 de diciembre de 1999 por un 71.23% de los electores a través de un referéndum nacional, algo nunca antes visto en este continente.
Por medio de esta Carta Magna se dio en Venezuela un gigantesco paso revolucionario al sustituir un sistema democrático basado en la representación por un sistema democrático de participación y de protagonismo de la sociedad civil (arts. 6, 84, 171,173,178,184-2,299 entre otros). Esto quiere decir que obreros, campesinos, indígenas, estudiantes, en fin cada uno de los ciudadanos de este país tenemos el derecho y el deber de actuar directamente en la toma de decisiones nacionales, así como también la responsabilidad por dichas acciones y sus consecuencias.
En materia macroeconómica el gobierno ha tomado una posición activa en la defensa de los intereses de la patria. La economía creció un 2.5% un número mayor que el promedio en América Latina. Se derrotó en el terreno monetario a los capitalistas nacionales y trasnacionales en su juego especulador y desestabilizador (de hecho el dólar retrocedió 9 puntos al comienzo de este año evitándose las intenciones devaluacionistas de la burguesía nacional y foránea). Se ha cuidado el desempeño de nuestra principal industria y fuente de ingreso, el petróleo. El gobierno asumió responsablemente la Secretaría General de una OPEP debilitada y logró en poco tiempo recuperar los precios del barril (de 7$ en 1998 a 22$ en 2000) favoreciendo a la mayoría de nuestra población. La inflación en el 2001 cerró en 12,6% el más bajo en 16 años.
Como si lo anterior fuera poco los sueldos de los trabajadores y pensionados han sido aumentados dos veces en un 10% cada vez y se le han otorgado los beneficios de prestaciones sociales a trabajadores que esperaban por este derecho, incluso desde hace 10 años. Para nada de esto Venezuela ha tenido, en tres años, la necesidad de suplicar "ayuda" al Fondo Monetario Internacional, ni al Banco Mundial y desafortunadamente, en todo caso, se ha encargado de pagar la deuda externa, herencia del bipartidismo corrupto que gobernó el país por 40 años.
A esto le sumamos la creación de instituciones y mecanismos de apoyo a los desposeídos como son, el Banco del Pueblo, el Banco de la Mujer, Créditos a Microempresarios, el Plan Cívico-Militar Bolívar 2000 y 2001, entre otros y el aumento, de 2.4% a casi 7%, de los recursos del Producto Interno Bruto destinado a la Educación, la Cultura y el Deporte. Eso sin comentar a profundidad el cambio de una política fascista de justicia bipartidista basada en el "disparen primero y averigüen después" por el de "se presume inocente hasta que se demuestre lo contrario", obligándose a institucionalizar profundos cambios en nuestro sistema judicial.
Políticamente, Venezuela ha tratado de presentarse como una alternativa ante el mundo y ha buscado establecerse como un líder en el camino hacia la democratización de las relaciones internacionales. Nuestro país ha levantado la voz ante las Naciones Unidas contra el abuso militar, ecológico y económico de los organismos multilaterales, el neoliberalismo y las potencias, en especial los Estados Unidos, cosa que ha motivado al imperio a presionar y tratar de intimidar al Gobierno de Chávez. También presentó una propuesta de Democracia Participativa para la ONU propuesta obviamente rechazada y postergada en su discusión.
Ahora se dispone a asumir la presidencia del Grupo de los 77, anteriormente denominado el Grupo de los No Alineados, y tratará de fortalecerlo como se hizo con la OPEP impulsando así la multipolaridad mundial. De la misma manera, ha estado asumiendo la presidencia de la Comunidad Andina de Naciones fomentando la integración económica, política y cultural de los países latinoamericanos e igualmente se ha encargado de vender petróleo a los naciones más pobres del continente a precios solidarios y facilidades de pago para que ellas también puedan alcanzar mejoras en sus economías.
Existen más logros que me gustaría compartir con la comunidad mundial de revolucionarios y luchadores sociales porque sé que hacia el exterior la información de lo que pasa aquí dentro está bastante desfigurada y manipulada, sin embargo, invito a todos aquellos interesados en conseguir la información sincera, a investigar y tomar parte activa en la discusión con los grupos progresistas de Venezuela.
Algunos economistas mantienen que Venezuela recibió lo equivalente a cuatro Planes Marshall, producto del Boom Petrolero, en un período presidencial del bipartidismo -partidos Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI). Igualmente, se cree que los dirigentes adeco- copeianos de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), principal central obrera del país, se adueñaron de más de 17 mil millones de dólares destinados a pagar los servicios de toda una vida (Prestaciones Sociales) a los trabajadores públicos. Al llegar la administración Chávez al Gobierno, se encontraron con las deudas laborales más no con el dinero destinado a pagarlas.
Muchos de estos dirigentes adecos y copeianos entraron a los sindicatos como mesoneros de grandes hoteles en la provincia y hoy día son accionistas de esos hoteles además de ser dueños de algunas grandes fincas agrícolas y múltiples inversiones en bienes raíces. Podrán imaginarse entonces el poder económico que estos "políticos" representan en el país. Por esto, al igual que en la Chile de Allende los elementos reaccionarios al ver amenazados sus intereses (sobre todo la pérdida de poder político como fuente de ingresos) han organizado cantidades de sabotajes y obstrucciones a las políticas revolucionarias.
Alrededor de 120 protestas fueron realizadas durante el año 2000. AD y COPEI disfrazados como independientes están detrás de gran cantidad de ellas. El más grave sabotaje se produjo el pasado 10 de diciembre cuando. Como un hecho históricamente lamentable y vergonzoso para la clase trabajadora, la federación que aglutina a los empresarios, FEDECAMARAS, (grupo reaccionario por naturaleza) en conjunto con la CTV (quienes se supondría fueran sus enemigos naturales), convocaron a un paro. Esto en protesta por la promulgación de la cuarentena de Leyes Revolucionarias comentadas al principio.
El país en su mayoría se paralizó, los trabajadores al no tener abiertos sus lugares de trabajo no dudaron en tomarse el día libre. Solo pocos comercios, sobre todo los informales, abrieron sus puertas y algunas líneas de transporte público.
¿Por qué sucedió esto? Cuatro fueron los factores que a mi parecer influyeron en el supuesto éxito de esta paralización. El primero es que, aunque no todos, los dueños de negocios e industrias son enemigos acérrimos de la revolución, muchos de ellos nunca habían pagado impuestos evadiéndolos constantemente con apoyo o no de la corrupta clase política. Los impuestos hoy día son importantes en la reconstrucción y diversificación de la economía nacional, el que gana más paga más, una simple ecuación de justicia social. Bien, si los dueños de los puestos de trabajo se paralizan, automáticamente quienes los ocupan también se paralizan.
El segundo factor es el amedrentamiento e intimidación de los que fueron víctima aquellos comerciantes y empresarios que se negaban a paralizarse por parte de las cúpulas empresariales. Prueba de ello es que algunas asociaciones ganaderas de gran importancia expulsaron luego del paro a aquellos miembros que se opusieron a sumarse a él. Hoy día muchos de esos ganaderos están agrupados entorno a la Fuerza Bolivariana de Ganaderos creada por ellos mismos.
El tercer factor es la gran campaña solapada que generó la industria de los Medios de Comunicación Social que constó en otorgarle gran atención a los promotores del paro y a sus planteamientos. Esto generó, por un lado, una cohesión de la burguesía nacional y por el otro, un clima de tensión y zozobra que terminó afectando a los que dudaban en unirse al paro.
El cuarto factor es la poca formación política de los venezolanos. Todavía el venezolano promedio no entiende la importancia histórica de este proceso y por lo tanto no se ve a sí mismo como un ente de transformación.
Así que mientras en Ecuador, El Salvador, Argentina, México, Bolivia, Korea los campesinos y obreros son los que protestan y hasta se desnudan para captar la atención mundial en sus luchas; en Venezuela son los empresarios y los corruptos los que protestan. Y en verdad no sería extraño que dichos grupos reaccionarios estén siendo orientados y apoyados por la CIA y el Departamento de Estado Norteamericano, que en eso tienen un largo prontuario en Latinoamérica.
A pesar de esto, hoy día el paro se siente como algo lejano y la oposición al gobierno busca desesperadamente oxigenarse con los elementos superficiales de siempre: los defectos personales de sus contrarios.
Estimamos que se han gastado aproximadamente 40 millones de dólares en campañas massmediaticas contra el gobierno. Imagínense cuántos hospitales, escuelas, bibliotecas y canchas pudieron salir de ese dinero. Se han comprado hasta páginas en los diarios más importantes de Estados Unidos como The Washington Post pidiendo la intervención de los Estados Unidos en Venezuela. Según algunas informaciones se estima a un periódico de renombre en Miami, propiedad de cubanos anticastristas, como base de operaciones para la campaña de descrédito que el gobierno sufre nacional e internacionalmente e incluso algunos a periodistas son identificados por grupos revolucionarios de estar al servicio de la CIA.
Si bien los enemigos políticos y económicos del proceso son obstáculos molestos para nuestro desarrollo como pueblo, estos no lo serían para nada si los medios de comunicación no se hubieran parcializado hacia ese extremo de la balanza.
Es sorprendente observar como en la gran cantidad de Medios de Comunicación de nuestro país los datos, antes fieles acompañantes de los periodistas, hoy día son elementos extraños cuando aparecen acompañando a alguno de ellos. Nuestros medios de información se han convertido en medios de opinión y palestra política para la oposición gubernamental. Bloques noticiosos enteros o secciones de opinión son dedicadas a los puntos de vista de los dirigentes contrarrevolucionarios, a errores de la administración Chávez y a problemas no atendidos por dicha administración, sin que la contraparte gubernamental pueda emitir por esta vía su visión de la realidad o ni si quiera sea tomada en cuenta.
En los debates televisivos es hasta ridículo observar como el moderador toma posición y establece una alianza descarada con el contrarrevolucionario de turno. Esto no sólo sucede en la televisión nacional, se pudo ver en CNN en el programa Choque de Opiniones donde nuestro embajador para la época Alfredo Toro Hardy fue invitado, junto con un especialista de Washington sobre América Latina, a discutir sobre la política de la administración Chávez para Venezuela. Al no encontrar contradicciones en las respuestas del diplomático terminaron ignorándolo y excluyéndolo de la conversación que se entabló luego entre los dos moderadores y el invitado de Washington.
No sólo la programación informativa de los medios afecta el desenvolvimiento del gobierno revolucionario sino también la programación de entretenimiento cuya campaña de burla toca extremos grotescos y ofensivos. Por esta razón, cómo esperan los burgueses massmediáticos que reaccione el pueblo al jugar indiscriminadamente con sus esperanzas y sus elecciones políticas. No de otra sino de la manera como el pasado lunes 7 de enero reaccionó un grupo de representantes de las barriadas de Catia en Caracas. En su frustración al no permitírseles un derecho a réplica en un diario nacional, protestaron fuertemente a las puertas del mismo.
El pueblo no tiene una real representación en unos medios de comunicación sexistas, contrarrevolucionarios, etnocentristas, trasculturizados y al servicio de los intereses de la burguesía. Los experimentos comunicacionales del gobierno han sido infructíferos. Siempre es difícil competir contra el poder económico y contra la costumbre. Igualmente, el canal del estado a pesar de su respetable intento no satisface las necesidades comunicativas de la población.
Pero lo que se ve a lo lejos son los medios alternativos que cada vez más ganan terreno en las diferentes comunidades donde se desarrollan.
Sería un irresponsable si les dijera que el Gobierno Revolucionario de Venezuela no tiene debilidades. La principal es la de no disponer de personas con el perfil adecuado para ejercer cargos de gobierno pues en este momento revolucionario, quienes quieran asumir la dirección del proceso tienen realizar primero una verdadera y profunda transformación personal. Comentamos muchas veces entre nosotros, que el más grande de los enemigos de la transformación de la sociedad venezolana está en los que dicen ser revolucionarios y les creemos, pero resultan comportándose como adecos y copeianos. La corrupción, la tramposería, y la viveza siguen siendo todavía graves problemas y realidades nacionales por lo que necesitamos cambiar los esquemas mentales de nuestra gente para eliminarlos. Es preciso diferenciar claramente los valores de los antivalores para lograr formar un venezolano o una venezolana que sepa vivir armónicamente en sociedad y no hay otra alternativa que predicar con el ejemplo.
Por otro lado, no se ha internalizado que los factores progresistas estamos en el gobierno, de una u otra manera, y ya no en la oposición. Muchos de los revolucionarios se han quedado estancados en discursos contra la burguesía sin acompañarlos de acciones que le enseñen al pueblo a vivir en revolución, es decir sin ser opresores ni explotadores. Debemos enfocarnos en reforzar y asumir las estructuras revolucionarias básicas generadas en el seno del gobierno y que nos permitirán sustituir las relaciones económicas, sociales y culturales burguesas por las relaciones económicas, sociales y culturales populares. Chávez debería utilizar su popularidad y la atención que capta para enseñar a la población a asumir las estructuras.
Asimismo, todo el proceso parece descansar en los hombros de un solo hombre. Chavéz, hay que reconocerlo, por su constancia, trabajo, vocación y entrega es un líder ejemplar; pero se evidencian el desagrado y la desconfianza populares hacia la mayoría de los dirigentes revolucionarios a quienes no se les cae la etiqueta de políticos tradicionales. Las comunidades sólo confían plenamente en Chávez. A esta altura los dirigentes populares de siempre no deben, sino transformarse y reconocer el fin de su tiempo como protagonistas políticos, para ubicarse en puestos más modestos, aunque no menos importantes, como el de asesorar, sin castrar, a la nueva generación de revolucionarios jóvenes quienes son los que oxigenarán la marcha hacia el desarrollo colectivo. El proceso amerita nuevos líderes sociales que lo mantengan en alto en caso de cualquier eventualidad.
Seguro diferentes revolucionarios venezolanos identificarían algunos otros errores, sin embargo, sé que ellos al igual que yo estaríamos de acuerdo en que esta revolución todavía se encuentra en pañales y que poco a poco todos iremos aprendiendo a llevarla por el camino correcto en pos de nuestro más preciado objetivo: una sociedad más justa, verdaderamente de todos, para todos y por todos.
El camino ha sido duro hasta ahora, nuestros recursos todavía son limitados para llegar a toda la gente de nuestro propio país. La reacción sólo espera bajar lo suficiente la popularidad de Chávez para llamar a la población a la desobediencia civil y concretar un Golpe de Estado, al propio estilo de la Guerra Fría. Hasta ahora todos los intentos por detener la revolución han sido interrumpidos desde el principio cuando sólo eran mínimas conspiraciones en los cuarteles, pero otros modos de acabar el proceso se han manejado: el magnicidio y la identificación de Chávez con grupos terroristas o narcotraficantes para justificar la intervención militar norteamericana, entre otros.
Es importante, que la comunidad internacional esté al tanto de lo que verdaderamente pasa en Venezuela de manera que la injusticia pueda terminarse en nuestro país y quizás surgir con una propuesta de sistema nacional que contribuya a la salvación de la humanidad de su propia destrucción. Confiamos plenamente en todas las fuerzas revolucionarias que luchan por lograr un mundo mejor, nos solidarizamos con todas las luchas de los oprimidos y explotados a lo ancho y largo de la geografía planetaria y consideramos la unión de fuerzas revolucionarias para el alcance de las metas.
miguelcastillo@latinfusion.com
Tesista de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad de Los Andes- Táchira y Promotor Estadal de la Fundación Patria Joven
Tomado de Rebelión