17 de marzo

Costos y resultados de la marcha del 11 de julio

Un compañero se tomó la molestia de hacer unos cálculos y estima en unos 8 millardos de bolívares el valor de la publicidad que se utilizó para promover la marcha del 11 de julio. La verdad es que no tengo elementos para decir si esta cifra es correcta, pero lo que sí sé es que la publicidad es muy costosa y para esta marcha no se escatimaron recursos.

Ah, pero no se trata solamente de la publicidad. La logística para la movilización. Los sueldos de los trabajadores de Operación Alegría y otras entidades gubernamentales a cargo de gobernadores y alcaldes opositores. Los pagos de sueldo que Fedecámaras ordenó que se hiciera a los trabajadores de las empresas privadas que asistieran, redondeados en algunos casos con generosos bonos o viáticos para gastos, además de la palmadita del jefe.

Toda una parafernalia comunicacional: Las señales de televisión de por lo menos cuatro canales, el personal especializado en comunicaciones, publicidad, edición de imágenes y sonido, los periódicos golpistas, la radio, Internet, expertos en difusión de rumores... Todo esto también cuesta mucho dinero.

Los cuadros gerenciales que abandonan sus cargos para dar el ejemplo a sus empleados, los jefes de seguridad de las empresas utilizados como guardaespaldas, diseñadores y artistas utilizados para la elaboración de impecables pancartas.

Artistas que normalmente no mueven un dedo sin que les paguen, sus guardaespaldas...

El gruñido gringo que todos entendemos claramente como una reafirmación de su compromiso siempre vigente con cualquier aventura golpista de derecha.

Reservas dispuestas para cubrir gastos no previstos... de pronto un militar, un diputado, un magistrado... no se sabe, de pronto sale alguien que se ponga precio (voy a suponer de muy buena fe que esta vez no hubo francotiradores).

Con toda seguridad que esta simple enumeración se queda corta, pero muy corta con lo que debe ser la cifra real. Pero, la cuenta hasta ahora comienza porque adicionalmente hay un costo que paga el país entero no solamente por la paralización o el enrarecimiento que se produce, ni por el daño psicológico que se infringe a la sociedad, sino también por todo el gasto que debe incurrir el estado para asegurar que el evento se realice con normalidad y respetando los derechos humanos tanto de los participantes como de sus contrarios.

Ahora, nuestra intención no es tanto llamar la atención sobre la astronómica cifra que paga el pueblo venezolano sino sobre el ¿para qué?¿Qué puede la oposición considerar como logro después de malgastar todos estos recursos?

Nuestros mejores cálculos indican una movilización de no más de 250000 personas que terminó en unos 10000 que se aventuraron a La Carlota en un acto que solamente se explica si había ALGO preparado que finalmente no se produjo, tal vez por la misma razón de la escualidez de la marcha.

¿Cuántas personas logró movilizar esa colosal campaña publicitaria? Bueno, a esos 250000 debemos restarle el número de sus organizadores y todos aquellos que aspiran a estar presentes cuando se reparta el botín, quienes ni de vaina dejarán solos a sus compañeros porque ya tienen la experiencia de cuando Carmona se alzó con el trofeo el 11 de abril y dejó por fuera a unos cuantos que se descuidaron. Debemos restarle también el número de personas que trabajan en la logística propiamente dicha, la seguridad y las que componen los denominados grupos de choque. Resten los artistas y aquellas personas que no van a la marcha sino a estar cerca de sus ídolos (tal vez no son muchos, si usted quiere los contamos). Quitemos todos los funcionarios de las alcaldías y gobernaciones que se movilizaron. Restemos los reporteros y todo el personal de los medios de comunicación. No cuenten los curiosos. Lo que queda podríamos considerarlo resultado de la campaña publicitaria (o espontáneos)... Pero... ¿qué queda?

Por mucho que los titulares de los periódicos hablen de millones de manifestantes, la verdad es que los logros contados en asistencia a la marcha son francamente lastimosos. Lo que vimos esa noche fue un presidente de Fedecámaras asustado porque ¿cómo explicar tan absoluta ineficiencia?

¿Será que los financistas de esta gente se van a seguir calando este saco roto? ¿No se sentirán humillados de que por el otro lado, sea suficiente que Chávez diga “los espero en la Avenida Bolívar” y esta se llene hasta que no quepa ni una pulga?

Le damos gracias a Dios por ser así. Lo contrario significaría que los golpistas tuvieran razón al considerar que nuestro pueblo es estúpido, y los hechos demuestran que no es así, que se equivocan.

No podría ser que los mismos que el 11 de abril convocaron a una marcha pacífica que estaba pensada para servir de mampara a un golpe de estado planificado con bastante anticipación incluyendo los muertos necesarios para justificarlo, sin importarles si los muertos eran o no de su propio bando, esos mismos, estén ahora convocando a una marcha igual, al mismo sitio, con los mismos fines, con el mismo cuento... puedan seguir engañando a nadie.

R.


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