17 de marzo

La ilegítima inútil directiva de la CTV

Tenemos los venezolanos mucha paciencia, mucho coraje para soportar impunidades.

No puede ser que todavía, después de haber vendido los derechos de los trabajadores a quienes dice defender, después de traicionar la democracia utilizando los recursos de los afiliados para llevar a cabo un cruento golpe de estado, aliándose con la cúpula empresarial explotadora del trabajo del pueblo venezolano, depredadora de las riquezas el país, todavía a estas alturas pretende continuar la conspiración golpista.

La CTV, ni mucho menos su corrupta dirigencia, representa para nada los intereses de los trabajadores venezolanos, mejor dicho, ni siquiera representa legítimamente a los trabajadores que dice que representa. Si alguna vez se han acordado de ellos es para hacer jugosos negocios como lo hicieron cuando, sin consultar a nadie, entregaron al gobierno de Caldera y a los empresarios la retroactividad de las prestaciones sociales, lo cual significó que estos pasaran a ganancias su pasivo laboral, embolsándose el dinero de los trabajadores, tratando de engañar y asegurando que con esa reforma ahora sí la industria venezolana saldría adelante. Negocio histórico para ellos, pero para los trabajadores significó la pérdida de millones de bolívares. Y luego, el cacareado resurgimiento de la industria se convirtió en lo contrario, porque a una gran parte de los empresarios, esos mismos que están tramando un golpe de estado, no les interesa el futuro del país, porque para muchos de ellos su patria, su todo, es el dinero.

Echemos un vistazo a la situación del trabajador de la empresa privada para que quede clara la ignominia que significa el matrimonio de los dos Carlos, dirigidos por otro Carlos desde el exterior (dentro de algunos años alguien se preguntará por qué de pronto las madres venezolanas dejaron de ponerle ese nombre a sus hijos).

Los primeros contactos de un trabajador con una empresa por lo general es de deshonestidad por parte de esta. El sindicato está presente en este momento para dos cosas, para dar su bendición al ingreso del trabajador y para asegurarse que de ahí en adelante le descuenten su aporte sindical:

Estos puntos son solo una muestra de la ineptitud, de la inutilidad de existencia de una central obrera. Aquí no se enumeraron los casos de los trabajadores de servicio público que han sido objeto toda la vida del chantaje político, del abandono, de la falta de dignificación del puesto de trabajo, hasta llevarlos a ser vistos como parásitos de la sociedad y la oficina pública como un sitio a donde se tiene que ir por necesidad a soportar el mal trato y ser testigo de la indolencia. Mucho menos se va a ocupar del trabajador del campo, del trabajador informal o independiente, ni que decir del trabajador doméstico.

El trabajador venezolano es huérfano de CTV.


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