17 de marzo

01 de enero de 2003

Opinión

LA BATALLA DE CARACAS

A nacionalizar el petróleo ya

Humberto Gómez García
ARGENPRESS.INFO

Desde Caracas escribe Humberto Gómez García, analizando la situación del crudo venezolano desde la nacionalización 'chucuta' de 1975. Para que no vuelvan más a Venezuela los tiranos petroleros como José Vicente Gómez (el bagre).

Nunca como antes el pueblo y la nación venezolana, habían tenido en bandeja de plata la posibilidad de profundizar en el proceso de verdadera nacionalización del petróleo como en los actuales momentos. Dejar atrás la grotesca mueca de nacionalización, concertada por Carlos Andrés Pérez y el partido Acción Democrática con las transnacionales petroleras, el cártel de las 7 hermanas norteamericanas-inglesas-holandesas, para que el Estado asumiera la parte más riesgosa del proceso y ellas, a través de aquel nefasto Artículo 5º que consagraba las 'alianzas estratégicas', percibieran los mayores beneficios.

Naturalmente, no sólo fue esa parte de lo que un digno venezolano, el recordado Dr. Juan Pablo Pérez Alfonso, llamó aquel año de 1975: la 'nacionalización Chucuta', sino el control total que de la empresa hicieron muchos de aquellos técnicos y gerentes que se formaron al calor de la gerencia y estrategia anti venezolana de la Cróele Petroleum Corporation, Esso, la Royal Duch Shell, la Mobil Oil Company, la Estándar Oil Company, y otras más.

Cambió la forma de la dominación y la explotación, pero no la mentalidad neo colonial, entreguista y vende patria de no pocos de esos funcionarios, muchos de los cuales forman lo que en el lenguaje y la nomenclatura de PDVSA se denomina: Nómina Mayor, quinta columna metida en el espinazo de la empresa petrolera estatal que, bajo las directrices de las transnacionales petroleras, de traidores a la patria como Luis Guiusti -asesor petrolero del presidente norteamericano Bush- se trazaron, desde el triunfo mismo del Presidente Chávez en diciembre de 1998, su derrocamiento, empleando para ello su poder dentro de la industria petrolera venezolana.

Todos los gobiernos, desde el mismo Carlos Andrés Pérez, que seudo nacionalizó la industria petrolera, pasando por el gobierno social cristiano de Luis Herrera Campin, Jaime Lusinchi que le impuso a la nación aquel nefasto 'viernes negro', de nuevo CAP con su paquete neoliberal y, finalmente, Rafael Caldera en su nefasto segundo mandato; todos, absolutamente todos continuaron manteniendo a la empresa petrolera, PDVSA y sus filiales, subordinada en buena medida a los intereses de la oligarquía venezolana, del imperialismo yanqui, de esa clase o nobleza super priviávilegiada que era -y aún lo es- de la Nómina Mayor, monstruoso concentrado de traidores y vende patria, socios o testaferros de los grandes grupos transnacionales petroleros, que hicieron de PDVSA un super Estado corporativo dentro del Estado nacional.

El petróleo: industria nacional fundamental

Evidentemente que el primer gran golpe que reciben -al igual que el resto de los privilegiados grupos dominantes- fue el que se le asestó con aquella medida nacionalista con el carácter constitucional que la Asamblea Nacional Constituyente, en 1999, le asignó a la industria petrolera, que la elevó a un rango de industria nacional fundamental, de todos los venezolanos, con el control único y exclusivo del Estado y sin posibilidad de privatizarla, partirla o abrirla a los grupos privados, nacionales o extranjeros.

Esa fue la condena a muerte del gobierno de Chávez por parte del imperio, de sus lacayos enquistados en PDVSA y de todos los sectores dominantes aliados o unidos al imperialismo. Para más señas, a través de un proceso electoral con elementos poco claros, llegan a poder en los Estados Unidos los republicanos liderados por el señor George Bush, gerente petrolero, hijo de un propietario de compañías petroleras, quien le da en su gobierno rango de estado a los grupos de origen cubano que produjeron el fraude electoral y nombra para un alto cargo gubernamental a un enemigo acérrimo de Venezuela y su pueblo, el cubano Otto Reich.

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Tomado de ARGENPRESS


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