VIERNES 12 DE ABRIL DE 2002
Opinión
Carlos Fernández Cuesta
EL NACIONAL
Resulta de enorme ingenuidad pensar, que el "bolchevismo" chavista va a detenerse en sus objetivos de asaltar a Pdvsa y dejar de embarcarla en la pus dogmática de sus desfasadas concepciones revolucionarias.
El nombramiento de Parra Luzardo y el resto de los directivos adscritos al régimen, al que se les facilitó la liana ideológica para correr por encima de una cultura empresarial fundamentada en la máxima eficiencia y el mayor beneficio, ha sido percibida desde el primer momento con esclarecida lucidez por la nómina de los empleados de la industria, no sólo como una forma de descomponer los criterios de capacidad y méritos profesionales, sino como parte del plan general del proceso bolivariano de consumar su consigna de "llevar la revolución a todos los espacios".
Esta amenaza deja de ser una tentación, al ser designado como presidente, un sistemático adversario de los criterios que guían la corporación, salpicado de perniciosos prejuicios que asocia su organización actual como un rastrojo deleznable del modelo colonial y neoliberal.
El nacionalismo fascistoide chavista de resistencia a la sociedad tecnológica globalizadora, no encuentra otra respuesta al "demonio" en el que lleva años haciéndose gárgaras para escupirle, que intervenir Pdvsa siempre en dirección a ensamblar los pajazos de sus preconcebidos manuales, para combatir las diabólicas fuerzas externas y sus quintocolumnistas (nómina de Pdvsa), utilizada a su vez, para justificar la introducción de políticas dirigidas a ampliar el control estatal sobre la economía y concentrar aún más el poder político.
Son estos los propósitos de los que animan "el proceso", como lo han captado con claridad muchísimos venezolanos.
La política petrolera chavista, ha sido confirmada por el tribuno revolucionario, Adán Chávez. Éste ha dicho recientemente, ante la reacción de los empleados y todos los que se oponen a los planes del régimen por destruir la industria al vulnerar los principios que la han hecho y exitosa, que esta "no es más que una excusa para tratar de confundir a la población y manejar la posibilidad de mantener el modelo tradicional de una empresa meramente comercial y (...), con una filosofía de dominación, egoísta, elitesca y racista". Y agrega el maestro Adán la siguiente perlita. "Es la meritocracia que imploran, la de una sociedad que resulte de la suma de individuos aislados; la de una formación especializada elitesca, donde las clases populares no tienen cabida".
El mayor de los Chávez, propone sin rubor como vemos, que la empresa tendrá que dejar de ser lo que es, abandonando sus planes comerciales, y para rematar, aboga porque las clases populares tengan cabida en su nómina.
No hay error en los nombramientos, todo está deliberadamente dispuesto con los deseos del régimen de cumplir entre otras metas las siguientes : 1.-Ideologizar la industria y partidizarla a los fines de ponerla al servicio de los objetivos de la revolución 2.-Quebar la meritocracia, con la excusa de que ésta funciona con criterios elitescos, y racistas. Como consecuencia, incorporar a las clases populares. Vale decir a los compañeritos del MVR.
3.-Disminuir los sueldos de los empleados, con el objeto aumentar los recursos fiscales del "Estado revolucionario".
4.-Desviar recursos dentro de la propia industria para objetivos "no meramente comerciales". Tales como financiamientos a círculos bolivarianos", mítines, marchas y contramarchas; satisfacer demandas clientelares de diversa naturaleza; Como también para facilitar la propagación continental de la revolución y la ayuda a movimientos afines.
5.-Mantener niveles bajos de producción y de inversiones atornillados a una política de precios vía OPEP, cumpliendo con el doble objetivo de saciar un pseudoliderazgo tercermundista y el ahorro de los altos costos de la corporación convertido en dividendos inmediatos.
6.-Demoler y arruinar el país
Tomado de El Nacional