27 de junio de 2003
Mercosur
Modesto Emilio Guerrero
ARGENPRESS.INFO
El monto estimado a mediado plazo es de unos 500 millones de dólares. De esa bicoca, llegarán dentro de dos meses, unos 220 millones de Pesos (80 millones de dólares), como señal de que la cosa va en serio. Según pudimos confirmar en fuentes de ARGENPRESS.info.
Actualmente, el estimado anual de la balanza entre ambos países es de casi 320 millones de dólares: menos del 1% del PBI argentino y no más del 2.5% del venezolano. O sea, nada. Hasta 1998, unas 320 empresas argentinas vendían bienes y servicios en Venezuela. Las empresas venezolanas vendedoras en el mercado argentino no pasaban de 23.
Argentina se transformó, en 1997, en el principal inversor latinoamericano de capitales en Venezuela. Pero casi el 40% de esos capitales huyeron, espantados por las crisis financieras de Asia, Rusia y Brasil, y luego, también por la derrota del golpe de Estado de abril de 2002, con el cual simpatizaron algunos de esos inversores.
Otro proyecto de inversión conjunta, en estudio actualmente, es el de la línea aérea de bandera venezolana.
Lo que dejó la tempestad
Fuentes de la cancillería venezolana, nos confiaron que el total de esa suma tendrá el siguiente fin inmediato en Argentina: instalarse en el desregulado y competitivo mercado de los combustibles. Más aún cuando el mercado de los autos volvió a crecer desde finales del año 2002, crecerá un poco más por las perspectivas del MERCOSUR, y el de las maquinarias agrícolas sigue subiendo al galope de la producción cerealera y agroindustrial.
Es conocido el hecho de que la liberalización del mercado del petróleo y los combustibles, a mediados de los 90, dejó 'sin banderas' al 23 por ciento de las estaciones de gasolinas de Argentina.
Desde entonces, sufren esa 'libertad de mercado' como si fuera una condena. Los monopolios internacionales que controlan la producción y provisión de los distintos combustibles, cubren más del 80 por ciento de la demanda interna, dejando el restante para la importación. Ese poder les ha permitido imponer precios monopólicos a las 'libres' gasolineras de escala pyme. Ese mercado será modificado cuando ingrese el combustible barato de PDVSA, se abrirá una nueva competencia, donde la estructura de precios podría ser más estable, pero hacia abajo.
Relaciones carnales
El Estado venezolano viene a 'competir' en ese mercado. Después de la avanzada brasileña de Petrobras, claro. Planifican 'cubrir' unas 350 a 380 estaciones de gasolina, sobre todo en la zona del Gran Buenos Aires. Tratarán de conquistar el 35 por ciento del mercado del gasoil y el fuel-oil, entre otros destilados, a un año plazo. Para ello establecerán algunas alianzas con destilerías medianas y grandes.
Pero al mismo tiempo, los equipos de mercadeo y franquicias del Ministerio de Energía y Minas y PDVSA, se aprestan a negociar contratos de largo plazo, con dueños de estaciones 'sin bandera', para colocar en ellas las tres gruesas letras azules de la petrolera venezolana.
No es la primera vez que el Estado venezolano intenta entrar al mercado de los combustibles de Argentina. En 1994 lo hizo de la mano del ex canciller Guido Di Tella, con la empresa TAGE S.A. El proyecto fracasó, no pudo alcanzar el 3% del mercado en el plazo propuesto de 3 años, a pesar de que el acuerdo autorizaba el uso de la bandera 'PDV Lubricantes', que aún se pueden ver en algunos puntos de la capital.
Eran los tiempos de los negocios a trastienda, y PDVSA, para mala suerte de sus socios argentinos, no era marca conocida. Le hacía falta un boicot como el sufrido entre diciembre y enero, para que se convirtiera en 'marca registrada' entre el consumidor medio de Argentina. Una perfecta paradoja que jamás imaginaron los golpistas de PDVSA.
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