14 de enero del 2003
David Javier Medina
El Guayanés
Hace algunos meses, varios analistas petroleros como Francisco Mieres, Víctor Poleo y Pablo Hernández, todos ellos importantes colaboradores del Centro de Investigaciones de la OPEC, adscrito al Ministerio de Energía y Minas, plantearon la urgencia de reestructurar la industria petrolera venezolana PDVSA, por cuanto en ella se estaba fraguando otro golpe como el ocurrido el 11 de abril del 2002, con miras a satisfacer intereses privados, y buena parte de ellos, de las empresas petroleras norteamericanas.
Una vez iniciada la huelga petrolera y el gobierno denuncia internacionalmente el saboteo en PDVSA, los analistas mencionados iniciaron una campaña de concientización cuyo mensaje ha sacado a la luz pública una realidad que toca las motivaciones de guerras en el mundo, los golpes de estado en América Latina, y planes militares como el plan Colombia, cuya finalidad describen con la afirmación de que se pretende convertir al vecino país en la Israel de Sudamérica.
Esta información fue recogida en el foro "PDVSA por dentro" realizado en Maracaibo a pocos días de haberse movido el buque Pilín León, en el que Pablo Hernández fue su ponente mientras simultáneamente otros analistas hacían lo suyo en otras regiones del país.
Valiéndose de hechos históricos que a su juicio explican la crisis actual del país y el mundo, Hernández advierte que cuando los patriotas liderados por Bolívar se enfrentaron al imperio español por defender la tierra venezolana, murió uno de cada cuatro venezolanos, es decir, 250 mil muertes durante la gesta de independencia que permitió la liberación de cinco naciones.
Tal reflexión se hizo con el ánimo de aclarar que el proceso de transformación del país vuelve a comenzar en diciembre del 2002, significando la mayor responsabilidad de los venezolanos, quienes el día de mañana deberán responder a sus ijos si se cumplió o no.
Hernández destaca que Estados Unidos no aparece en esa fecha, pero en el año 19 su departamento de estado lanza el instructivo en el que se afirma la necesidad de apoderarse de las áreas petroleras que cayeron en manos británicas.
Explica entonces que Estados Unidos no participa en la primera guerra mundial por ser en ese momento y desde 1860 el primer productor y exportador de petróleo en el mundo, y durante la guerra abasteció de petróleo no solamente a Francia e Inglaterra, sino también a Alemania, así como también la abasteció durante la segunda guerra mundial, evidenciando que USA no tiene amigos y enemigos sino intereses.
No obstante y pese a tener el mayor yacimiento petrolero conocido en esa época, inicia la guerra por el petróleo contra Inglaterra y Francia. En el año 19 es cuando comienza en Venezuela la lucha entre la Shell y la Creole por los campos petroleros del Lago de Maracaibo.
Por eso es evidente que desde hace más de 80 años, para USA el petróleo es vital, tanto así que el año 2001, el vicepresidente de esa nación Dick Cheney, concretamente el 30 de abril, expone las bases del famoso plan energético de Bush, mencionando que "la realidad es que los combustibles basados en el petróleo cubren virtualmente el 100% de sus necesidades de transporte y una porción abrumadora de los requerimientos de electricidad". Hernández añade basándose en e mismo documento que tal realidad ha sido cierta durante años y lo seguirá siendo en el futuro.
De tal manera que desmiente los argumentos dados en el pasado por Luis Giusti, Quiros Corradi, referidos a que el petróleo no tiene futuro y será sustituido por otra fuente de energía, lo considera un cuento falso vendido a los venezolanos para justificar la privatización de PDVSA.
Estados Unidos consume la mitad de la gasolina del mundo, 50 litros de gasolina de cada 100, y en el futuro necesitará para sus requerimientos de electricidad, construir entre este año y el 2020, un aproximado de 1300 a 1900 plantas de electricidad, una por semana, todo para consumo interior, con la particularidad de que si pretende elevar el ritmo de desarrollo necesitarán más.
También necesitarán más de 400.000 kilómetros de gasoducto secundario y más de 90.000 kilómetros de gasoducto principales. Hernández hace énfasis en que se está hablando de la primera economía del mundo, la cual necesita petróleo barato, no cualquier petróleo, y son pocos los lugares del mundo que pueden ofrecer barriles de petróleo, cuyo costo de producción sea menor a cinco dólares el barril.
De tal manera que el 17 de mayo, Dic Cheney, quien también es presidente de una de las primeras compañías de servicios petroleros, expone con la anuencia del presidente Bush, que Estados Unidos se podía ver en problemas si fallaba el abastecimiento de combustible, cuando en realidad se trataba de una crisis falsa creada por la empresa Enron, para cobrar lo que había aportado a la campaña del actual presidente de Estados Unidos.
Se plantea entonces que se debe obtener petróleo, donde sea y por el medio que sea, pues se trata de un problema de seguridad nacional.
Hernández le agrega a tales afirmaciones la necesidad de considerar que veinte de los principales dirigentes políticos en el actual gobierno de esa nación, son funcionarios de la industria petrolera, mientras que otros 32 representantes principales son representantes de las compañías de armas, incluyendo la esposa de Cheney, que es asesora de la principal empresa armamentística norteamericana.
El petróleo no es solamente gases para cocinar, materia prima para plantas de electricidad, combustible, carburantes, aceites o asfalto para las calles, sino fundamentalmente la única fuente de energía conocida en el mundo que permite con un tanque de gasolina de cien litros mover una gandola de cientos de toneladas. No existe otra fuente de energía con esa propiedad más que los combustibles del petróleo.
Pero el petróleo también provee numerosos derivados que satisfacen un sin fin de ramas industriales, pues hasta la amalgama y la reina de los dientes existen gracias a derivados del petróleo, es decir, millones de productos salen del petróleo y tal característica la convierten en la primera materia prima del mundo actualmente y probablemente en los próximos cien años.
¿Cómo encaja Venezuela en esa realidad? La crisis venezolana radica sencillamente en pretender sacar la mayor cantidad del petróleo del país, y para tal propósito pretenden realizar el golpe de estado. Situaciones provocadas desde afuera que evidencian el enorme poder que tienen las compañías petroleras en el mundo.
De las quinientas grandes corporaciones del mundo, se evaluaron 260 compañías que producen bienes materiales, porque las otras 240 responden a comercios, seguros, bancos, finanzas que no producen absolutamente nada.
Las compañías ligadas al petróleo o a la producción de energía ocupan la mitad de la economía mundial, lo que da base a la frase lapidaria de que actualmente las compañías petroleras son las dueñas del mundo, pues controlan la energía que mueve a la economía mundial y la materia prima sin la cual la economía mundial no funcionaría.
Cuarenta de cada cien toneladas de comercio en el mundo son de alguna manera petróleo y gas y ese es el peso que tiene, según Hernández, el enemigo al cual se enfrenta Venezuela, entendiendo enemigo como las empresas petroleras de Estados Unidos.
El poder financiero de las compañías petroleras se evidencia cuando las empresas Exon Movil, BP y SHELL, declaran ganancias netas el año 2001 después de pagar impuestos por 34 mil millones de dólares, mientras que todas las compañías de computación del mundo (europeas, norteamericanas y japonesas), incluyendo la del hombre más rico del planeta, declaran la mitad.
Dichas compañías que declararon el doble del resto de la industria mundial controlan el gobierno británico y el norteamericano, pero declaran solo el monto de las ganancias netas y probablemente estén ganando el triple, gracias a los llamados costos operativos, que son formas de ganancia.
El famoso cuento de que el consumo petrolero decaerá en un futuro inmediato, se contradice en los resultados del análisis de las principales fuentes estadísticas de Estados Unidos, donde se evidencia que del año 1985 al año 2010 el consumo de petróleo ha ido y seguirá aumentando.
Para el año 2020 se prevé que Estados Unidos de cada cien barriles de petróleo que consume, tiene que importar ochenta a diferencia de los sesenta que importa actualmente.
Mientras Europa, de cada cien barriles de petróleo que consume debe importar noventa y en un tiempo no muy lejano tendrá que importar todo el petróleo que consuma, al igual que Japón.
De tal manera que de los 60 a 75 millones de barriles de petróleo que necesitarán para el año 2020, van a tener que importarlo todos. Con la consideración de que esos 75 millones de barriles significan 25 yacimientos como Venezuela, siendo el país el quinto productor mundial.
Estados Unidos no puede incrementar el 50% de su consumo de petróleo sin meterse política y militarmente en los países de los cuales depende su consumo petrolero. Donde exista el petróleo que ellos necesitan, ellos intervendrán por las buenas o por las malas. Y esos países no son otros que México, Venezuela, Colombia, Ecuador y Argentina, hablando solamente de Latinoamérica. Estos países le exportan a Estados Unios tanto petróleo como Arabia Saudita y Canadá, traducidos a casi tres millones de barriles diarios que salen de América Latina.
Otra consideración importante es que para estados Unidos es más importantes el petróleo de América Latina que el de Arabia Saudita, por hechos como que el de México está a un día de camino, el de Venezuela a cinco días, mientras que el de los árabes está a cinco semanas. Por eso siempre se dijo en Estados Unidos que tenían petróleo en su patio trasero, es decir, América Latina.
Se plantea entonces que las necesidades energéticas de Estados Unidos han creado unas compañías multinacionales sin nacionalidad, no se trata de una compañía norteamericana, europea o japonesa, sino multinacionales.
Cuando Estados Unidos lidera una guerra por el petróleo está asegurándole el petróleo a sus compañías en Europa, en el sureste Asiático y n el Japón, prueba de ellos es que una parte de la Mitsubhizi es de la General Motors. Fusiones que están dadas en el resto de las grandes compañías del mundo, como las acciones de la Exon Movil en la Shell y viceversa.
Existe una especie de gobierno mundial controlado por las grandes corporaciones, de las cuales aquellas 260 corporaciones están respaldadas por quince bancos mundiales. Es por ello que cuando Estados Unidos inicia su operación libertadora "están con ellos o contra ellos", simplemente están diciendo que la materia prima, concretamente el petróleo, es para asegurar la energía barata para Estados Unidos, Japón, Europa, países del sureste asiático, además de México y Brasil, donde ellos tienen su factoría.
Estados Unidos ya ha reconocido que la mayor reserva de petróleo en Europa, específicamente en el mar del Norte, está en declinación y ya no se realizan inversiones en el lugar, lo cual explica la presencia de Noruegos en Venezuela, Brasil y otras partes del mundo.
Estudios científicos sugieren importantes reservas petroleras en la frontera de Colombia y Venezuela, así como también han convertido al Africa Occidental en una nueva frontera petrolera del mundo.
Al compararse el nuevo mapa petrolero con el escenario bélico del mundo no es casual encontrar que donde hay guerras, golpes de estados o sublevaciones, existen también grandes reservas de petróleo. Donde hay petróleo hay problema y curiosamente las democracias no funcionan y a juicio de Hernández, Estados Unidos promueve la falsa democracia.
Tres ejemplos de ello, son la guerra de Afganistán, la cual obedece a que en ese país existe el 35% de la reserva de gas mundial, y todas las guerras impuestas a ese pueblo tienen como trasfondo la construcción de un gasoducto del principal campo de gas hacia Pakistán, y aunque podría hacerse por Irán o Irak, a Estados Unidos no le conviene pues considera a ambos países como "eje del mal".
Tampoco les conviene sacarlo por Rusia, lo cual les deja una única opción de sacarlo por Pakistán hacia el océano y de allí despacharlo a Europa y Japón, por las rutas convencionales de las empresas norteamericanas.
La guerra se justifica más que por los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, cuyas investigaciones presenta graves denuncias entre los cuerpos de seguridad, a que los "talibanes" apoyados en el pasado se negaron a regalar su materia prima.
Vale mencionar que en Afganistán se produce el 75% de la heroína mundial, que la consume Estados Unidos y Europa, y constituye un negocio tan rentable como el petróleo, pues mueve más de mil doscientos millones de dólares diarios en los grandes bancos del mundo.
Otro ejemplo se presentó cuando desde Moscú hace varios meses ordenaron asesinar a varias personas de la resistencia Chechena, matando tanto a rehenes como rebeldes, por la simple razón de que chechenia, ubicada en el mar Caspio, zona productora de petróleo que es básicamente una ruta petrolera de importancia, y Rusia no puede darse el lujo e quedar fuera del negocio petróleo, mucho menos cuando gana no solamente quien lo produce y lo comercializa, sino también por donde pasa el petróleo.
El último ejemplo lo constituye Yugoslavia, que también es una ruta petrolera importante y sin ir muy lejos el eminente bombardeo a Irak.
La guerra no es solamente por la energía sino también por la materia prima barata, contenida en los minerales básicos para construir un motor de reacción y cualquier herramienta moderna.
Minerales que son básicos en las ramas estratégicas de la economía mundial, en los rubros de maquinaria y herramienta, comunicaciones, energía y química, lo que hace indispensables dichos minerales para las principales industrias que mueven la economía mundial y han motivado luchas carnales por el petróleo y la materia prima barata.
En Venezuela no solo hay petróleo sino también grandes reservas de minerales como gas, carbón, hidro-energía, acero, aluminio, hierro, entre otros.
Dentro de ese contexto se sitúa Venezuela como una presa apetecible para las transnacionales petroleras, cuyos enlaces con la antigua gerencia de PDVSA fueron descubiertos en las políticas de internacionalización de la industria desarrolladas por Luis Giusti, pero que tuvieron su origen en la llamada "nacionalización chucuta" realizada en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Desde entonces se denuncia un historia de evasión fiscal, un proyecto de privatización PDVSA y lo que califican con "mitocracia" en la que solo ascienden quienes tienen compromisos con las transnacionales petroleras.
Las guerras que se avecinan Cuando en futuro se vean las guerras y las masacres africanas, éstas estarán relacionadas con petróleo, oro, diamante, hierro, cobre, cobalto, manganecio y uranio, ¡mascare al pueblo que no importa porque son negros!. Ello constituye la razón de la famosa operación Libertad Duradera, y contra ese enemigo se enfrenta Venezuela.
En el campo de caño limón ubicado a lado de la Victoria en Apure, cuyo petróleo sale a Barinas y luego al Palito, es una zona que significa un solo yacimiento petrolero, con la particularidad de que en el Casanare colombiano, se encuentra el yacimiento de Cusiana y Cuspiagua, principal yacimiento petrolero colombiano con más de un millón trescientos mil barriles de petróleo diarios, que salen en gran cantidad para Estados Unidos, ese petróleo no puede salir de Colombia sino por tres vías: por Venezuela, pero está prohibido por la constitución venezolana, puede salir hacia el pacífico, pero tendría que pasar dos veces la Cordillera de los Andes, a una altura de más de cinco mil kilómetros, además que saldría al pacífico, que no es el mercado principal norteamericano. Tendría que salir entonces pegado a la frontera venezolana hasta el punto en el que atraviesa la cordillera para salir a Puerto Cobeñas, un puerto turístico transformado en puerto petrolero. En dicho lugar sale un oleoducto que tienen 700 kilómetros y que la guerrilla colombiana paralizó durante 270 días el año 2001, y aún así, el oleoducto ofreció ganancias, el oleoducto es de la Occidental Petróleos en las que el presidente Bush tiene intereses.
Ese oleoducto originó que en abril del 2002 los Estados Unidos a través de su departamento de estado, financiarán la Brigada Oleoducto, 2.500 hombres elites colombianos apoyados por una fuerza de reacción rápida de helicópteros, más un avión que sobrevuela las 24 horas al día el oleoducto a fin de proteger los intereses norteamericanos.
Añade que otro detalle referido al señor Colin Powell, cuando empezó el movimiento golpista en Venezuela, y el funcionario americano viajara a Colombia con la orden de que la famosa ayuda militar para combatir el narcotráfico se invirtiera en la guerrilla, algo que se venía haciendo hace tiempo, pero que en ese momento fue legalizado.
El problema no era el narcotráfico, sino la guerrilla ubicada en esa zona petrolera y en la zona del Putumayo colombiano al límite con Ecuador, en donde están las principales reservas petrolíferas de Ecuador y la principal zona de cocaína, que también es controlada por Estados Unidos.
El 90% de la cocaína mundial sale de Colombia, siendo un negocio tan redondo que un kilo de cocaína cuesta en Colombia a la mafia norteamericana en complicidad con funcionarios de la CIA, 1.500 dólares, pero en el mercado de los Angeles o Nueva York cuesta entre 120.000 y 150.000 mil dólares, y si le agregan azúcar, el precio se triplica.
El Plan Colombia, definido por el presidente Uribe, defensor de la libertad, a pesar de que llevan seis meses en esa nación en estado de excepción, donde no hay derechos humanos en las zonas declaradas de excepción, contempla transformar al ejército colombiano de 50.000 mil hombres en la actualidad a 300.000 mil hombres financiados por Estados Unidos y el pueblo colombiano a través de los impuestos de guerra, además de aspirar en tener un millón de milicianos, disfrazados de informantes, cuando en realidad se trata de fuerzas paramilitares.
Se trataría de un ejército más grande que el de Alemania, Italia o Francia, los cuales no están destinados a acabar con la guerrilla, a la cual quieren neutralizar según declaraciones del presidente Uribe, sino más bien empujarlos de los llanos colombianos hacia los Andes, pues el verdadero objetivo se llama Venezuela, con sus 2.500 kilómetro de frontera con los llanos colombianos, y de esta manera justificar una mayor intervención de Estados Unidos en Colombia para que la guerrilla se traslade a Venezuela, Ecuador y Brasil, convirtiendo a la guerra colombiana en la guerra de liberación de los países de Sudamérica.
El plan ya es tan obvio que el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el general James Hill, alertó que en toda América Latina operan "narco-terroristas" vinculados a grupos islámicos radicales como Hamas, Hezbolah y Al Qaida.
Un plan macabro que comienza a dibujarse en la realidad venezolana cuando Pablo Medina, político de la oposición, declara a los medios la necesidad de eliminar a las Fuerzas Armadas venezolanas, y los militares de Altamira reiteran la necesidad de sacar la política e las Fuerzas Armadas.
El papel del Plan Colombia estimaba que el ejército venezolano "contuviera" a la guerrilla en la frontera venezolana, pero en realidad se trata de que se reprima al pueblo colombiano que emigra por la violación de sus derechos, tan iguales como lo de los ecuatorianos, los bolivianos, repitiendo la represión en la historia de Latinoamérica de hace doscientos años, cuando se hizo necesario liberar primero a Colombia y de allí los colombianos y ecuatorianos a morir en la batalla de Carabobo.
Aunque también vale decir la salida de los negros y llaneros venezolanos para morir en Chile, convirtiéndose en el único ejército en la historia de la humanidad que no regresó con botines de guerra.
Además de ese problema para el Plan Colombia, los Estados Unidos tienen el problema de que si intervienen en Venezuela, no se van a enfrentar contra un ejército sino contra un pueblo, y esa nación nunca ha vencido cuando se enfrentan a pueblos, prueba de ello es el ejemplo indiscutible de Vietnam.
Estados Unidos podrá meter todas las bombas que quieran, pero no tienen idea de cuantos hombres necesitarán para controlar nada más a los chavistas, que según sus cuentas solo son tres millones, no podrán controlar Caracas, cuántos hombres necesitarán, teniendo en cuenta que Caracas no tienen ninguna importancia para ellos, más sí el lago de Maracaibo, el campo fluvial, Guayana, y para controlar tales planes a largo plazo tienen que resolver el problema por el camino democrático, es decir, negociación y elecciones.
Colombia sería la Israel de Sudamérica Disfrazar una salida "democrática" en Venezuela explica la búsqueda de otro Pedro Carmona Estanga, o que del propio ceno del gobierno salga un traidor, un "judas", en lo cual se encuentran aceleradamente trabajando.
Mientras ello sucede Estados Unidos pretende entonces convertir a Colombia en la Israel de Sudamérica, porque desde Paria a Trinidad, hasta Bolivia, existe un enorme yacimiento petrolero entre los Andes sudamericanos, el macizo de Guayana y la selva Amazónica, pero además de eso, las selvas aledañas a los andes sudamericanos y las amazónicas son la última reserva de biodiversidad en el mundo, lo que tiene extrema importancia para los países industrializados que han destruido su biodiversidad.
Por eso el autor del Plan Colombia argumentaba que para controlar a Venezuela era necesario intervenir militarmente a Colombia, pues el pías sí tiene el petróleo que necesitan.
Venezuela es petróleo, gas, carbón, y además tiene un río Orinoco, único en el mundo, por producir miles de barriles diarios, en el cual podrían instalarse plantas de energías en el alto Caroní, para generar la energía eléctrica de toda Sudamérica.
Por eso en el plan energético norteamericano, PDVSA es vital para mantener al país como un exportador de energía, lo que desmiente el famoso cuento de que no hay desarrollo en la economía, o no hay inversiones por la falta de garantías que ofrece el gobierno. Tal afirmación es falsa, pues simplemente al capital extranjero y parte del nacional no le interesa el país, solo importa que produzca petróleo, gas y electricidad, cualquier otra inversión no da ganancia.
Venezuela es 368.000 mil millones de barriles que divididos entre tres demuestran que hay petróleo para 120 años en reservas probadas, las cuales pretenden sacar en los próximos 20 años.
Cuando en Europa se venden 100 dólares de petróleo en forma de combustible, aceite o cualquier otro producto, los gobiernos cobran 68 dólares por impuestos, 16 cobran las compañías petroleras y 16 es lo que reciben los venezolanos, es decir, cuando Europa paga por el barril 20 dólares, el mismo se convierte en 150 dólares y de allí salen los 68 de impuestos.
Es tan grande el beneficio petrolero de los gobiernos, que países como Alemania, Francia, Japón, Reino Unido, Italia, ninguno de ellos tiene petróleo, a excepción de Inglaterra en el mar del norte, y sin embargo reciben ganancias del negocio de petróleo tres veces más que el gobierno venezolano.
Los gobiernos occidentales, el Grupo de los Siete son el primer factor que se beneficia del negocio petrolero, prueba de ello es que la gasolina en esos países es costosa, no por el precio del barril, sino por los impuestos que ellos le agregan al ser consumidos en sus mercados. No obstante, se obstinan en acusar los altos precios de la OPEP.
Se tiene entonces la primera clase social involucrada en el conflicto venezolano, que son los gobiernos occidentales. Y si se lleva a una escala, el capital petrolero internacional lo conforman los gobiernos occidentales, las compañías petroleras, que entre ambos comercializan y obtienen beneficios por miles millones de dólares, muy por encima a lo que reciben los países de la OPEP, lo que recibe PDVSA y finalmente lo que reciben los venezolanos.
Quienes defienden la "meritocracia", los militares de Altamira, y demás políticos de oposición no son valientes sino que se sienten apoyados por capitales extranjeros.
La oficina de relaciones públicas de PDVSA, según la revista que ellos paguen, la colocan entre los cinco primeros lugares de las industrias mundiales.
A PDVSA le ingresó durante el 2001 46.000 millones, a Exon 190.000, Chevron 99.000, pero lo importante es que PDVSA comercializa tres y medio millones de barriles diarios, mientras que Chevron comercializa menos de dos millones y medio, aún así obtienen el doble de ingresos.
Pero de la ganancia de 46.000 millones de PDVSA, solo declaran en dividendos 3.600, mientras las transnacionales triplican esas ganancias aún comercializando menos petróleo, lo que obliga preguntarse cuál es la eficiencia de la antigua gerencia de PDVSA. No basta salir entre los primeros cinco en una revista pagada.
Hernández considera que se comienza a comprender el cuento de la vieja "meritocracia" de PDVSA al evaluarse los costos, los cuales son sacados de la propia información de la compañía.
El actual ministro de finanzas, Tobías Nóbrega, realizó un estudio al respecto en el que muestra una estructura de costos, de donde se deduce que los empleados de PDVSA cuestan el doble y producen la mitad, y ello obliga revisar las cuentas de la principal industria del país.
No se necesita ser un experto petrolero para notar que cuando la Exon Mobil compra el petróleo en más de 50 países en el mundo, para sus inversiones en todas partes, a diferencia de PDVSA que no compra petróleo, y sin embargo, se refleja en los costos un 40% por concepto de compra de crudo, la primera duda.
Pero la segunda duda se presenta cuando las compañías petroleras mundiales pagan tres veces más impuestos que PDVSA y cuando lo entregan al gobierno, éste ha de tomarlo sin exigir cuentas claras.
PDVSA paga un tercio de los impuestos, después de decir que el gobierno a despilfarrado los recursos de la industria con intenciones de ahogarla, sin detenerse a reparar en los costos de operación y explotación. Nuevamente la Shell, por ejemplo, con inversiones y campos petroleros en todo el mundo gasta solamente el 9%, la Exon Mobil que es la primera compañía del mundo en más de 130 países gasta el 23%, mientras PDVSA que solamente produce en Venezuela gasta en operaciones un 47%, cinco veces más que las transnacionales.
La historia política y económica de Venezuela en los últimos 26 años, bajo el reinado de PDVSA, muestran que la producción petrolera desde el año 1976, año de la "nacionalización" de la industria, la industria petrolera no debe compartir las ganancias con gobierno foráneo alguno, pero a mediados de la década del setenta la industria petrolera nacional entregaba al fisco el 80% por cada cien dólares facturado, declarando entre ganancias y cotos el 20%, aclarando que no se trata del porcentaje de ganancias real, sino del monto declarado. Las ganancias no declaradas quedaban en la industria, era un monto mayor, cuya dimensión es tan grande que entre el año 50 y 70 la Shell y la Standar, lograron la mitad de las ganancias mundiales para los Estados Unidos, gracias a Venezuela.
Los señores de PDVSA en 26 años cambiaron el negocio, por cuanto ahora producir petróleo es más caro y lo que recibe el gobierno y por ende el resto de los venezolanos, es menor. Esto obliga preguntar a los "genios" de PDVSA porqué convirtieron a la industria en la única del mundo que presenta como balance, costos crecientes de producción, cuando cualquier economista o bodeguero sabe que en su negocio la idea es disminuir los costos para aumentar la ganancia.
Cuando cualquier economía se fusiona, como hicieron con PDVSA en la gestión de Luis Giusti, es para disminuir costos. Cuando la Exon se fusiona a la Mobil para enfrentar la lucha por los costos decrecientes en el mercado petrolero, se ahorran en el primer año 2.000 mil millones de dólares y cada año se ahorran a misma cifra desde entonces. Pero la gerencia de la meritocracia de PDVSA hizo todo lo contrario.
El inicio de la crisis venezolanas se sitúa en los años 1989 y 1990, momento del "caracazo" que coincide con el paquete económico de Carlos Andrés Pérez, y la caída en el mundo de la Unión Soviética, dando origen a la lucha mundial por el reparto del planeta y la ofensiva latinoamericana por las privatacizaciones, además de la lucha por el despojo de todas las empresas públicas de los gobiernos latinoamericanos y del mundo.
En consecuencia, Chávez no es más que el producto de esa crisis en la que Venezuela recibe cada vez menos de la industria petrolera, con otra característica más importante reflejada en el año 1996, cuando se eleva la producción petrolera al máximo y Venezuela recibe menos.
Luis Giusti se hace presidente de PDVSA en 1996, estando en la junta directiva con Carlos Ortega y el "experto" petrolero Toro Hardy, a quien califican de delincuente que en el año 1976 se fue del país cuando el gobierno de Carlos Andrés Pérez lo mandó a detener, dictándole un auto de detención por haber recibido soborno de una compañía del sur del lago, a la que él le dio la información para que obtuviera contratos a cambio de 600.000 mil dólares en acciones.
Tal delito fue demostrado en el primer gobierno de CAP, pero Hardi se fugó del país, para volver diez años después cuando el juicio prescribe y es nombrado nuevamente miembro de la junta directiva de PDVSA.
En el momento en que la industria produce más, el estado venezolano recibe menos dinero, no obstante el señor Luis Giusti, hoy asesor energético de Estados Unidos, señala que la producción petrolera venezolana debe elevarse a seis millones de barriles en el 2006 y a once millones en el 2010.
Elevar la producción y privatizar la industria petrolera es todo el trasfondo de la actual pugna por el poder, mientras le meten el cuento a la población de que si se eleva la producción, vendrán construcciones, viviendas y trabajo, cuando detrás de todo ello habrá reducción de personal, desempleo y cero inversión social.
La frase que inmortalizó a Uslar Pietri, cuando hacía referencia de sembrar el petróleo en educación, salud, infraestructura, seguridad, defensa, agricultura, industria no petrolera, nunca se cumplió, pues durante los últimos 26 años ha ido decreciendo la inversión en dichos sectores gracias a la meritocracia, que ha sembrado el petróleo dentro de PDVSA.
Al elevar los costos de producción en el año 1991 al 1996 un dólar con sesenta centavos, Giusti se encarga de duplicar el costo en el 98, y luego Guaicaipuro Lameda lo vuelve a duplicar en su gestión, resultando el costo de producción en este momento en quince dólares, según información del actual presidente de PDVSA, cuando en la realidad es que un barril no debería costar más de cuatro dólares. Allí comienza la estafa.
Entre el año 90 y 98, la producción petrolera venezolana sube en un 50%, pero los costos suben en 175%, siendo el primer caso mundial de una industria que aumenta la producción, se desarrollo y aumenta sus costos.
Por vía de las contratas, mejor conocida como outsourcing, en el año 1993 PDVSA canceló nueve millones de dólares, pero en 1999 pagaba mil setecientos setenta y cinco millones de dólares, nada más por ese concepto el estado ha perdido más de siete mil millones de dólares.
Las contratas son compañías privadas que cobran por la inversión de PDVSA, y todos los gerentes de la empresa tienen familiares en contratas en las que no invierten nada y cobran por ello, bajo esa figura hay cuarenta y cinco mil obreros mantenidos por PDVSA, el doble de la nómina actual.
Otra forma de aumentar los costos radica en los convenios operativos firmados por Giusti, quien le dijo al país que existían campos marginales para los que no había dinero suficiente, ni tecnología, por lo que era necesario firmar convenios para entregar campos marginales a través de nuevas concesiones.
Se entregaron entonces en tres rondas miles de kilómetros cuadrados en concesión, entregadas a 35 años, con la irregularidad de que quienes recibieron la concesión, trabajan los campos venezolanos, sacan petróleo y PDVSA les compra el crudo al precio que ellos establezcan.
Cuando el convenio debería consistir en que los beneficiarios de la concesión arriesguen capital para sacar el petróleo que el estado no puede extraer.
Dichos convenios están firmados en Londres, Nueva York y París, por lo que si se presenta algún problema jurídico, no son los tribunales nacionales los que han de juzgar la continuidad o no de los convenios firmados. Ello significa violación de la soberanía. Pero además de ello, si en dichos campos petroleros no se haya la cantidad de petróleo estimado, Venezuela ha de pagar la diferencia.
Otro factor irregular, se refiere a que en el año 1998 se asegura en los convenios sacar el petróleo a nueve dólares, en el 2000 cuesta quince dólares, pero a PDVSA le cuesta producir el barril cinco o nueve dólares, la diferencia que oscila entre seis o incluso doce dólares, la debe pagar el gobierno, es decir, los venezolanos. Todo gracias a un proyecto firmado por Luis Giusti, pero también a la política petrolera de Acción Democrática y COPEI durante los últimos 26 años, en complicidad con la antigua gerencia de PDVSA.
En esos convenios operativos hay 600.000 mil barriles de petróleo diarios, y de esa cantidad 500.000 mil están fuera de la cuota OPEP, lo que se traduce en que cuando Venezuela reduce la cuota de producción la de ellos no es reducida.
El país no puede vender su cuota a 20 o 29 dólares porque primero debe comprar esos quinientos mil barriles producto de los convenios operativos, dándose incluso el caso de que Venezuela compra un barril a 22 dólares para luego venderlo a 20 dólares.
El informe del comisario de PDVSA en el año 2000, Rafael Darío Ramírez, padre del actual ministro de Energía y Minas y que ya falleció, denuncia que las compañías filiales de PDVSA nombran sus propios auditores para informarles lo que ellos desean, no obstante se da el caso de la Venton Vincler en Monagas, la cual declara producir un barril cuesta 8,77 dólares, pero PDVSA demuestra que cuesta 3, 63 dólares, y a pesar de ello la nación tuvo que pagar 5,14 dólares de diferencia, originando que entre 1993 y 1999 la compañía invirtiera 542 millones de dólares y PDVSA le regresara 535 millones de dólares, es decir, produjeron en Venezuela con el dinero de los venezolanos.
Otro caso denunciado en el informe se refiere a la Total Finel, la cual construye un pozo de exploración alegando un costo de 26 millones de dólares, que la división de Oriente de PDVSA demuestra tienen un valor real de 7 millones, sin embargo, la diferencia de 18 millones es pagada a Total Finel, cantidad que es tres veces lo que necesita la industria pesquera artesanal venezolana para su desarrollo y se le regaló en una sola operación a una compañía petrolera foránea.
En 17 de los 31 convenios operativos, las empresas contratadas emplean mano de obra extranjera violando la ley de trabajo en número y monto, produciendo un costo al país de 16.500 mil millones de bolívares.
Otro caso en el campo Colón concretamente en la zona límite entre Colombia y el estado Zulia, se establece un incentivo de dos dólares por barril cuando la producción llegue a 98 millones de barriles, pero en junio de 1998 se modifica el contrato y se hace retroactivo, comenzando a pagar los dos dólares desde el año 1999, cuando se debió empezar a pagar desde el año 2.013 Los casos antes mencionados corresponden únicamente al informe del año 2.000 del comisario de PDVSA, lo que a la postre significó una pérdida para el país por unos mil millones de dólares, pero no son el verdadero negocio.
A pesar de la gravedad de los casos anteriores, Hernández asegura que el verdadero negocio de la mal llamada meritocracia, inicia en el año 1983. PDVSA durante la guerra de Irán - Irak , logra acumular un aproximado de cinco mil millones de dólares en caja chica, pero se presentó el problema de cómo lavar ese dinero para beneficios personales. Encontrando la respuesta con el famoso "viernes negro", es decir, cuando la devaluación de la moneda venezolana y la salida al exterior de millones de dólares sacados por toda la banca venezolana de ese entonces.
Sin embargo, todavía quedaba dinero en el país, y como PDVSA era industria nacional consolidada, el experto petrolero Calderon Berti, que hoy día es asesor de la Coordinadora Democrática y en aquel entonces se disfrazaba de jeque encendiendo cigarrillos con billetes de quinientos bolívares, propone asegurar el petróleo venezolano internacionalizando a PDVSA, lo que significó la compra de refinerías, estaciones de servicio y puntos de embarques o terminales en el exterior.
Por la primera refinería comprada se paga un adelanto del 50% en 1983, traducidos en 250 millones de dólares entregados por Berti en efectivo. Ese mismo año deja Luis Herrera el gobierno y lo sucede Jaime Lusinchi, cuyas primeras acciones como gobernante fueon orientadas a investigar el contrato con la refinería, descubriendo que ese 50% no costaba 250 millones de dólares sino 28 millones de dólares.
Hernández asegura con cierta ironía que los "patriotas" de Acción Democrática se indignaron e inmediatamente compran el 29% de esa compañía en 320 millones de dólares, para mejorar el negocio. Los mismos adecos que hoy día siguen en la oposición.
Desde entonces se compran 19 refinerías en el exterior, 13.000 a 15.000 estaciones de servicios en el exterior, además de puertos o terminales también en el exterior. Todas esas refinerías las estaban vendiendo porque no servían, según los informes financieros del socio.
Eran refinerías con más de cincuenta años, las cuales servían solo para procesar petróleo liviano y mediano, no para procesar petróleo pesado como lo es el venezolano. Se deduce entonces que en dichas refinerías jamás se ha procesado crudo venezolano, obligando a la pregunta de a ¿quién le compra petróleo Venezuela?, siendo la respuesta en México y el Mar del Norte, donde se compra petróleo a 20 dólares.
El negocio consiste en sacar el petróleo de Venezuela, venderlo en el exterior y con ese dinero comprar el crudo liviano que necesitan esas refinerías, violando todas las leyes del país, como por ejemplo el convenio cambiario con el Banco Central, en el que se establece por ley, que PDVSA no puede cobrar y todo lo que venda debe ser depositado en la cuenta número uno del Shase Manhattan Bank a nombre de la República de Venezuela.
PDVSA no cumplió el convenio bancario con el Banco Central y significó entre otras cosas el derrocamiento jurídico de Carlos Andrés Pérez, en su segundo mandato, cuando intentó imponer el cambiario del convenio número uno y vender las refinerías en el exterior, ya que en ese momento el fisco nacional comenzó a sentir la disminución de los ingresos por parte de la industria petrolera.
Esto evidencia el poder de la antigua gerencia de PDVSA, que ajuicio de Hernández, aún con sus lacayos si no sirven los sacan.
Se compran más refinerías en el exterior, no para asegurar mercado o procesar crudo venezolano, sino para sacar el dinero fuera del fisco y lavarlo en el exterior. Y el lavado es tanto, que se vende crudo a los socios con descuento a través de refinerías. Se llegaron incluso a vender hasta con dos dólares y en el período de Giusti, el descuento llegó a ser de cuatro dólares, prueba de ello es el petróleo vendido en 1998 y 1999 a SITGO en tes dólares, cuando su precio estaba en siete dólares, por debajo de los costos de producción en lo que Giusti considera: "recuperar mercado aprovechando precios competitivos". Por lo que Hernández asegura que no hace falta ser experto petrolero para saber que son las palabra de un ladrón. Una auto estafa cuya ganancia es declarada y dejada en el exterior, porque la reciclan y lavan en compañías ubicadas en Panamá, Islas Caimán, las Bahamas y demás paraísos fiscales contenidos en 189 compañías que no presentan cuentas a nadie. Se prestan el dinero y as ganancias entre sí al 0%, mientras PDVSA está endeudada en el exterior con diez mil millones de dólares. Los socios norteamericanos y europeos piden crédito a la banca con los activos venezolanos, siendo la fianza los mismos activos. Ni siquiera regalando los activos Venezuela puede salir del negocio, pues se encuentra atada a contratos de 20 y 30 años, que aún regalando activos se les debe seguir suministrando petróleo con descuento, porque según los tribunales en Londres, Nueva York o París, evadir tal contrato sería una causal de intervención. Y esa es la carta que tienen debajo de la manga en la oposición, denunciar a Venezuela como violador de los convenios internacionales, después que vendieron el país a espaldas de los venezolanos.
El otro cuento de PDVSA se refiere a los ingresos totales de la industria y lo que realmente reciben los venezolanos a través del fisco nacional, cuyo monto pocas veces pasa de diez mil millones. Todo gracias a que la producción asciende, pero los costos ascienden mucho más, lo que a su vez desmiente la afirmación de que el actual gobierno ha recibido cien mil millones de dólares en los últimos tres años, porque en realidad solo ha recibido 25 mil millones de dólares en dos años. Venezuela prácticamente no recibe dinero del exterior, lo cual quiere decir que si el país es sometido aun cerco y no vende más petróleo no se vería afectada si recibiera realmente el dinero de quien compra crudo en el país, concretamente en las Salinas, Paraguaná y el Palito, pero los países foráneos si necesitan ese crudo, por cuanto su consumo energético es enorme.
Tomado de Rebelión