17 de marzo

4 de Marzo de 2002

El "sueño truncado" de Giusti

Rafael Quiroz S.
El Nacional

En su artículo titulado "Un sueño truncado" (El Nacional, 24 de febrero pasado, página A/4) Luis Giusti arremete contra el nuevo presidente de Petróleos de Venezuela, Gastón Parra Luzardo, afirmando que "Ahora la presidirá uno de sus seculares enemigos". Realmente los seculares enemigos de Pdvsa son aquellos que, como Giusti y sus correligionarios Alberto Quirós Corradi, Erwin Arrieta, Humberto Calderón Berti, José Toro Hardy, Andrés Sosa Pietri y Alan J. Viergutz entre otros, siempre han jugado a su privatización, venta o entrega al capital extranjero, y no aquellos que permanentemente nos hemos opuesto a tan antinacional pretensión.

Gastón Parra Luzardo, junto a muchos otros, siempre ha tenido una posición muy firme, diáfana y honesta en contra de quienes han pretendido vender esta corporación, hoy por hoy motor principal de nuestra economía nacional. Ello está perfectamente expresado en los 11 libros y unos 13 ensayos que el nuevo presidente de Pdvsa ha escrito sobre la materia. El último libro -por cierto- titulado: La apertura petrolera. Conflictos y contradicciones (Metamorfosis de un proceso) (Universidad del Zulia, Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos -CEELA-, Maracaibo 1999).

No olvidemos que Luis Giusti presidió Pdvsa durante el quinquenio 1994-1999, siendo Erwin Arrieta ministro de Energía y Minas, quienes a su vez se hicieron asesorar de Quirós Corradi y Calderón Berti, y desde la jefatura de la casa matriz diseñó la nefasta política petrolera que llevó al país a una de las más profundas crisis económico-financieras de su historia. Megaproyectos y megaplanes sobredimensionados pasaron por la mente de estos "genios" del petróleo que pensaban abarcar tantos mercados como fuera posible y así abrieron todos los grifos para producir a máxima capacidad (3,75 millones de barriles diarios) en lo que ellos llamaron la "estrategia volumétrica" de Pdvsa (altos volúmenes por bajos precios). Fue así como endiosaron el mercado y satanizaron los precios, y se convirtieron en fundamentalistas del mercado.

De esta forma incumplieron con los acuerdos de producción convenidos dentro de la OPEP, estimularon la indisciplina en la organización, y así sobresaturaron la oferta, muy por encima de la demanda, para que los precios cayeran estrepitosamente (a 7,35 dólares el barril). Se trataba de desprestigiar a la OPEP (a la cual siempre han adversado) y quebrar a Pdvsa, y así, bajo el argumento de que el Estado es mal empresario y pésimo administrador, proponer la "necesaria" e "inevitable" venta de nuestra industria petrolera. Esa era la estrategia.

Ya para inicios de 1998 Luis Giusti y sus acólitos creían tener abonado el terreno para la privatización de Pdvsa al capital transnacional: "Aún existen sectores en el país que se oponen a una privatización de Pdvsa, pero en cualquier caso se están dando los pasos correctos para hablar en un futuro del tema" (Economía Hoy, 26 de enero de 1998, página 16). Giusti siempre cuestionó el patriotismo, el nacionalismo y la soberanía, alegando que tales términos "había que adecuarlos a las realidades del mundo de hoy", para dar a entender que había que desprenderse de Pdvsa. "Aquí se esgrimen consideraciones de soberanía y de patriotismo. Ya basta de eso". (El Nacional, 7 de julio de 1998, página E/2), argumentaba Giusti en una actitud reiterada. Luego en agosto del mismo año (1998) durante la 54 Asamblea Anual de Fedecámaras afirmó: "Yo creo que la empresa debe ir a colocar sus acciones en el mercado" (El Nacional, 3 de agosto de 1998, página E/1), ya aquí Luis Giusti se había convertido en promotor abierto de la privatización de la industria petrolera.

De manera tal, que ¿quién es verdaderamente el enemigo secular de Pdvsa? Aquel que como Giusti, y su camarilla, siempre han intentado entregarla al gran capital extranjero, o aquellos que, como Gastón Parra Luzardo, siempre se han opuesto a tan malévolas pretensiones y reafirman su compromiso con Venezuela para que la industria de los hidrocarburos siga siendo de todos los venezolanos, y siga contribuyendo al proceso del desarrollo económico del país. Una cosa es ser enemigo de Pdvsa, y otra es ser enemigo de quien la presidió y de los dirigentes petroleros de la administración anterior. En este sentido Gastón Parra nunca ha estado solo, pues con él coinciden muchos venezolanistas de verdad, verdad, conocedores de la materia petrolera, que creemos que ante este tipo de pretensiones, nada nacionalistas y sí muy transnacionales, tenemos que seguir cerrando filas y ofreciendo resistencia permanente e insobornable.

Fue así como el objetivo de Luis Giusti de devolverle Pdvsa a sus antiguos jefes de las transnacionales se convirtió en "un sueño truncado". De nada sirvieron el maquillaje de cifras y el ocultamiento de informes, las trampas numéricas que le hizo a la OPEP, las comparsas que montó con sus acólitos, las frases efectistas con que finalizaba sus "angelicales" discursos, y en fin, todas las maniobras, artimañas, artificios, engaños, falacias y mentiras a las cuales recurrió para captar incautos en el tema del petróleo, y abrir cauce en beneficio de quienes hoy -por agradecimiento- utilizan sus servicios.

Se trataba de apelar, a como diera lugar, a medios inmorales para justificar fines antipatrióticos. Inmediatamente al salir de la presidencia de Pdvsa, con una jugosa autoliquidación y jubilación, Luis Giusti cristalizó su "sueño americano" residenciándose en Estados Unidos (país donde seguramente le gustaría haber nacido), para retornar laboralmente a la Shell Petroleum Corporation, a la que muy probablemente nunca dejó de servir.

Allí, como eficiente "Shell-man", trabaja ahora para sus antiguos patronos y hoy también convertido en "Bush-man" asesora al presidente estadounidense George W. Bush en su Plan Energético para el hemisferio. Después de su notable fracaso al frente de la industria petrolera (a la que por cierto dejó insolvente y con una deuda que pasó los 7 millardos de dólares), pretende -desde la tierra del "Tío Sam" -monitorear la política petrolera venezolana, dictarnos pauta de qué hacer con ella, a quiénes nombrar en su directorio y cómo vender el petróleo. Sin duda alguna otro "sueño truncado" de Luis Giusti.

* Economista-petrolero

Tomado de El Nacional


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