27 de diciembre de 2002
Emilio J. Corbière
ARGENPRESS.INFO
Una grave situación internacional complica la crisis venezolana al sumarse las trasnacionales petroleras norteamericanas a los que buscan derrocar al Presidente Hugo Chávez.
En un sorprendente giro de la situación petrolera venezolana, a cara descubierta, catorce buques-cisterna de las megaempresas norteamericanas del petróleo, se unieron a los grupos que intentan derrocar a Hugo Chávez.
Como ocurrió en 1973, con la I.T.T. contra el presidente Salvador Allende y en 1954, con la United Fruit Company, contra el presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz.
Entre los buques petroleros hay tres principales, que son el 'Germar Ajax', de la petrolera Phillips; el 'Nord Ocean' y el 'Antipolis', de la poderosa Exxon Mobil.
Estas empresas ordenaron a sus buques no comprar petróleo venezolano, sumándose al boicot. Esto complicaría la distribución petrolera venezolana porque si bien PDVSA (Petróleos de Venezuela) es del Estado, las distribuidoras están privatizadas por medio de concesiones. En febrero del 2003 entrarán en vigencia las leyes chavistas de nacionalización total del petróleo y de reforma agraria de latifundios improductivos.
Lo que ocurre es que el gobierno chavista en las últimas dos semanas ha ido recuperando, mediante órdenes judiciales y apoyo del ejército, los buques venezolanos cuyos gerentes patronales se habían insurreccionado. Los últimos abordajes chavistas fueron los de los buques 'Bárbara Palacios' y 'Maritza Sayalero'. Por eso, los monopolios norteamericanos han tenido que dar la cara y sumarse al petrogolpe.
El gobierno ordenó detener a quienes se opongan a reactivar la industria del crudo, tomó 'manu militari' varios tanqueros anclados, importó combustible desde Brasil y está haciendo una purga en PDVSA, entre gerentes, altos ejecutivos y burócratas sindicales que cobraban sueldo de veinte y treinta mil dólares mensuales.
Estados Unidos está en recesión caminando lentamente hacia la depresión económica y la temida deflación. La crisis venezolana ha hecho subir el precio del barril de crudo de 15 a 30 dólares. Los grandes fraudes empresarios, entre ellos de la Enron Inc y otra docena de grupos, han erosionado la credibilidad de la economía norteamericana. Una posible crisis o estallido de Japón, que ahora se sumó al mercado asiático dirigido por China comunista y el fortalecimiento del euro sobre el dólar perjudicarían las exportaciones al Viejo Continente. Se generaría un mayor déficit comercial norteamericano.
Por eso Washington necesita controlar el precio del petróleo y apoderarse de los pozos de Venezuela e Irak. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) está dominada por los jeques islámicos árabes y, por lo tanto, puede serle, a la larga o a la corta, un campo hostil.
Las herramientas económicas tradicionales, como una política fiscal contractiva, una política monetaria expansiva y una política comercial restrictiva, no las puede ejecutar Bush, por diversas razones fácticas.
¿Entonces? La respuesta es guerra contra Irak y Venezuela -a través del petrogolpe-, contra Corea del Norte y eventualmente contra Irán, que también es un país petrolero. Para los halcones de Washington los 'ejes del mal' son infinitos.
Si se interponen, también querrán ir contra Europa (guerra de aranceles) o confrontación contra China Comunista, como sostiene el Documento Santa Fe IV escrito por la derecha del Partido Republicano.
¿Invadirá también Bush el Vaticano ya que el Papa denunció al gobierno de Washington por su 'política militar de agresión?
Tal es la situación mundial. Pero hay una ley de hierro de la política. Nadie puede enfrentar a todos al mismo tiempo porque corre el riesgo de ser derrotado.
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