17 de marzo

1 de Julio de 2002

Giusti vuelve a mentir

Rafael Quiroz S.
El Nacional

El domingo 26 de mayo Luis Giusti publicó, en El Nacional, un artículo titulado: ¡Basta ya de mentiras! (página A/10). Reincide Luis Giusti con sus argucias, medias verdades y tergiversaciones creyendo que todos los venezolanos somos ignaros en materia petrolera. Él está en su derecho de defender su paso penoso por Pdvsa y su equivocada política petrolera, en coautoría con Erwin Arrieta, y asesorados por Alberto Quirós Corradi y Humberto Calderón Berti; a lo que no tiene derecho es a seguirle mintiendo deliberadamente a Venezuela y creer que los venezolanos somos tontos.

Giusti afirma que "se pretende descalificar la apertura petrolera" y que ésta "ha cumplido un importante programa exploratorio, sin riesgo ni costo alguno para Pdvsa". Totalmente falso. La apertura petrolera como tal, nadie la descalifica. Se descalifica y se cuestiona la que él puso en marcha, aquella representada en el famoso proyecto Cristóbal Colón, y que él propició con alharaca como el proyecto emblemático de toda la apertura; y resulta que se convirtió en un fiasco y engaño descarado con el país. La mejor prueba de ello fue que la constitución de la empresa mixta Sucre Gas SA, entre Lagoven (33%), Shell (30%), Exxon (29%) y Mitsubishi (8%), para el desarrollo de las reservas de gas condensado, gas libre y gas asociado en la costa afuera de la Península de Paria, se registró con un minúsculo capital social de sólo un millón de bolívares: toda una farsa y burla. Aquí, Giusti vuelve a mentir.

Los supuestos campos marginales, de alto riesgo, otorgados a través de los convenios operativos (durante las tres rondas de negociaciones) nunca constituyeron tal "riesgo" para las empresas transnacionales, pues de antemano se sabía que allí había reservas probadas, elemento que Giusti siempre ocultó para así entregarle el lomito a las petroleras extranjeras. Se trataba de aprobar convenios a como diera lugar, así éstos fueran inconvenientes al interés nacional, con tal y darle cauce desbocado a una apertura que privilegiara la política de mercados y de esta forma comprometer una producción cada vez más escalonada y volumétrica, que desde luego incumpliera lo acordado en la OPEP.

Giusti vuelve a mentir, al negar las acusaciones que lo señalan como reincidente, en sus pretensiones de privatizar Pdvsa. Esto no requiere mayor discusión, pues por todos es conocida esta vieja aspiración de Giusti, de devolverle a sus antiguos, y actuales, patronos de las transnacionales la industria petrolera venezolana. Innumerables recortes de prensa venezolana hemos citado, en otras oportunidades, al respecto; sin embargo ahora sólo citaremos lo afirmado por él en la revista neoyorquina Time (versión en inglés), volumen 150, número 3, del 21 de julio de 1997, página 16 ("Opening the door to foreing investors"), cuando regocijadamente sentenció: "En el futuro Pdvsa será privatizada". En todo caso, prefiero la sinceridad y la firmeza de algunos de sus acólitos, aun cuando estén equivocados y no se comparta con ellos tan malévolas pretensiones antinacionales, tales como Andrés Sosa Pietri, José Toro Hardy, Alberto Quirós Corradi y Humberto Calderón Berti, quienes no niegan para nada su intención de entregar Pdvsa al capital petrolero internacional.

Giusti vuelve a mentir, al no aceptar que su fracasada política petrolera perseguía, entre otras cosas, "perjudicar a la OPEP", y achaca sólo a la crisis asiática la caída de los precios petroleros. Esta fue sólo una de las diez variables -y no precisamente la única importante- que intervinieron en el desplome de la cotización de los precios en aquel momento (1998), que por cierto le fue advertido con suficiente tiempo (desde 1996) por diversos expertos petroleros nacionales e internacionales. Sin embargo, más pudo su idolatría por el mercado que las campanadas de alerta que se le hicieron para que obedeciera las leyes elementales de la economía. Para él, lo importante era producir tanto petróleo como fuera posible, sin importarle el precio irrisorio que nos pagaran, llevar a cabo megaproyectos y megaplanes sobredimensionados para entrar "glorioso" a la era de la "modernidad". Recurrió a toda clase de trampas y trucos para incumplir los acuerdos de la OPEP y propició la indisciplina entre sus miembros, la anatematizó utilizando epítetos y adjetivos peyorativos, y, desde luego, contribuyó a sobresaturar la oferta petrolera, muy por encima de la demanda, y entonces los precios cayeron estrepitosamente.

Giusti dejó a Pdvsa desmoralizada, a su "mitocracia" maltratada, a la industria petrolera con una deuda de 5,7 millardos de dólares y profundamente insolvente, un precio mísero por barril (7,30 dólares) y a Venezuela desprestigiada ante la comunidad internacional y hundida en una de las crisis económica-financieras más dramáticas de toda su historia. Luis Giusti, como presidente de Pdvsa, siempre recurrió a la mentira y al engaño para su causa transnacional. Se trataba simplemente de seguir sirviéndole a la Shell, su antiguo amo, y preparar su retiro al Norte como asesor de ésta y de Mr. Bush. Giusti vuelve a mentir, creyendo que en Venezuela no tenemos memoria.

* Economista-petrolero

Tomado de El Nacional


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