Baldomero Lillo nació en Lota, pueblo minero de la provincia de Concepción, Chile, el 6 de enero de 1867 y murió el 10 de septiembre de 1923. Hijo de José Nazario Lillo Mendoza y Mercedes Figueroa. En los primeros años de su vida, Baldomero tuvo la influencia de su padre, quien se desempeñó en actividades de capataz o jefe de cuadrilla en Lota. Hasta allí seguramente llevó a Baldomero donde pudo enterrase de las actividades carboníferas. De hecho, las faenas en el carbón empezaban a realizarse bajo tierra, en las galerías subterráneas que empezaban a internarse en el mar.
    Estando ya afincado en Lota, Baldomero Lillo pasó primeramente a ser empleado subalterno en una de las pulperías de la Compañía minera. Allí, debido a su trabajo, pudo disponer de tiempo para leer todo lo cayera en sus manos. Los autores que más lo marcaron en esa época son: Dostoievsky con La casa de los muertos, Zola con Germinal y Turgueniev con Humo. Dejó de lado a Julio Verne, Dumas y Rocambole. Posteriormente conoció obras de Maupassant, Eca de Queiroz, Dickens y Balzac, maestros de la pluma que habrían de marcarlo profundamente, resaltando sus rasgos de observador permanente y una gran capacidad descriptiva del entorno.

    En 1904 publicó su primer libro: Sub terra. Los ocho cuentos que forman el libro entregan un panorama desolador. Hombres aniquilados por la servidumbre del trabajo, se muestran empeñados en cumplir tareas que no les interesan, sólo les preocupa el dinero para llevar a los hogares. Por sus páginas desfilan inválidos, huérfanos y viudas, que forman parte del mundo brutal y agotador de las minas de carbón.
    La publicación de Sub terra trajo mayor preocupación por el tema social de los mineros y de las industrias, donde correspondía realizar una urgente intervención del Estado para mejorar las condiciones de trabajo de estos sectores.