Ser valientes...
Había un pequeño niño visitando a sus abuelos en su granja. El tenía una resortera (catapulta, flecha, china) con la que jugaba todo el día, él practicaba con ella en el bosque pero nunca daba en el blanco. Estando un poco desilusionado, regresó a casa para la cena.
Al acercarse a casa, divisó al pato mascota de la abuela. Sin poder contenerse le apuntó con la resortera y le pegó al pato en la cabeza, matándolo de inmediato.
Estaba triste y espantado, y todavía en pánico, escondió el cadáver del pato en el bosque. Pero se dio cuenta que su hermana lo estaba observando. Ella lo había visto todo pero no dijo nada.
Después de comer la abuela dijo, "Sally, acompáñame a lavar los platos." Pero Sally dijo, "Abuela, Johnny me dijo que hoy quería ayudarte en la cocina, ¿no cierto Johnny? Y ella le susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces, sin decir nada, Johnny lavó los platos.
En otra ocasión el abuelo preguntó a los niños si querían ir de pesca, y la abuela dijo, "Lo siento pero Sally debe ayudarme a preparar la comida." Pero Sally con una sonrisa dijo, "Yo sí puedo ir, porque Johnny me dijo que a él le gustaría ayudar." Nuevamente le susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces, Sally fue a pescar y Johnny se quedó.
Transcurridos muchos días en que estaba haciendo sus propias tareas y las de Sally, finalmente Johnny no pudo más. Fue donde la abuela y confesó que él había matado al pato. Ella se arrodilló, le dio un gran abrazo y le dijo, "Amorcito, yo ya lo sabía. Estuve parada en la ventana y lo vi todo, pero porque te amo te perdoné. Lo que si me preguntaba era hasta cuando tú permitirías que Sally te tuviera como esclavo."