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JORGE GUILLÉN
1893 - 1984

Nace en Valladolid en 1893. Como Salinas, fue profesor universitario (Sevilla, Oxford, Murcia). En el exilio estuvo en EE.UU. y en Italia. Regresa a Málaga, donde muere en 1984. Recibió el Premio Cervantes en 1977.

Guillén es el máximo representante de la poesía pura dentro de su Generación. En sus poemas se observa una estilización de la realidad, una depuración hasta quedarse con lo más esencial de las cosas. Parte de la realidad y extrae de ella ideas, sentimientos quintaesenciados. Su estilo está al servicio de dicha depuración. Posee un lenguaje muy elaborado, muy selectivo, rigurosamente tratado, pulido, que renuncia al efectismo: una poesía fría (sobre todo en un primer contacto), difícil, pero de gran calidad artística: ansia de perfección; afán de luz, de claridad. Domina a la perfección las estrofas clásicas, sobre todo las décimas y los sonetos.

Las influencias más destacables son las de Valéry (poesía pura), Baudelaire (por su organización poética en un solo libro) y Whitman (por su júbilo, su exaltación de lo vital). También influyen los clásicos españoles: Berceo, el Romancero, Gil Vicente, Machado, Juan Ramón, Unamuno. Especial relevancia adquieren San Juan de la Cruz y fray Luis de León. No en vano se ha hablado del "misticismo" en la poesía de Guillén, de su deseo de descubrir, captar y expresar la armonía reflejada en el mundo.

Guillén concibe su obra como un todo, al que da el nombre de Aire nuestro. Se incluyen cinco ciclos, entre los que destacan Cántico (1919-1950), Clamor (1950-1963) y Homenaje (1967).

En Cántico se recogen 300 poemas escritos desde 1919 a 1950. La obra es una expresión del entusiasmo de su autor ante el mundo. "El mundo está bien hecho". La vida es hermosa por el simple hecho de ser vida. "Ser. Nada más. Y basta. Es la absoluta dicha." Cántico es un "sí" a la vida, un deseo de vivir "más". Es, pues, una visión antirromántica del mundo. Canta Guillén al amanecer y al mediodía; prefiere la primavera. Nos habla de luz, aire, pájaros, árboles, ríos, mar. También de cosas cotidianas: mesa, sillón, café, calle... Todo adquiere presencia poética. Por eso el tiempo usado es el presente.
El amor no es sufrimiento, sino cima del vivir. Llama la atención cómo Guillén conjuga en perfecto equilibrio su existencialismo jubiloso con un cauce formal riguroso.

En Clamor, "Tiempo de historia", Guillén da un giro: se observa una protesta ante los horrores y las miserias del momento histórico. El poeta es optimista, pero no por ello deja de ver los defectos del mundo: "Este mundo del hombre está mal hecho". El poeta se alza contra el dolor. También aparece el tema de España: la guerra, el exilio, la dictadura. De ahí su afirmación: "poesía bastante pura, ma non troppo".

Clamor se divide en tres partes: Maremagnum (1957; denuncia de tiranías e injusticias; verso libre: no es perfecta la forma, porque el mundo ya no se percibe como perfecto); Que van a dar en la mar (1960; meditaciones sobre el pasado); A la altura de las circunstancias (1963; Angustia; tema de España).