Una mirada precipitada podría simplemente adscribir los versos de Ceremonias a la poesía llamada étnica, cuyos exponentes más conocidos son Elicura Chihuailaf y Leonel Lienlaf. Pero el asunto es más complejo y en modo alguno accesorio. De partida, y, esto es decisivo en poesía, Huenún versifica en español o, mejor, dicho, en castellano de Chile. La sonoridad y musicalidad de la lengua nativa no aparece aquí al menos de modo directo.
Esto marca una diferencia central con Lienlaf y Chihuailaf. De otro lado, aparecen huellas visibles en su poesía de la tradición poética chilena, esa que Armando Uribe destaca como poseedora de una continuidad que pocas analogías tiene en otros países y lenguas. Y también es posible advertir en este poemario - en el tono, imágenes y figuras retóricas- improntas de la tradición poética occidental y del influjo de poetas como César Vallejo y Georg Trakl. Huenún poetiza sobre ese mundo mapuche-huilliche, pero su poetizar es el de un poeta chileno perteneciente y tributario de aquellas tradiciones.
Se trata, pues, de un hibridaje, de un ajustamiento de voces, miradas y formas. La misma estructura del libro (un nütram según su propia definición) compone diferentes elementos como en una conversación a la luz de un fogón. A veces, el poeta parece retirarse y dejar que ese mundo hable directamente: Huenún logra entonces hacernos pensar que ese sería su natural modo de decir. Menos que el silencio pesa el fuego, papay, tu/ gruesa sombra que arde/ entre leños mojados;/ menos que el silencio a la noche/ y al sueño, la luz que se desprende de pájaros y ríos (Fogón) Solito caí, dicen, ay sí, solito,/ mojado de mi sangre viviente todavía./ No iré a Maicolpue ni a Pucatrihue iré,/ donde el mar revienta su luz/ sobre las rocas y la arena. (Cementerio de San Juan).
En otros poemas, su voz, aunque asuma la representación de la tribu, es más independiente y se pliega con amoroso cuidado sobre sus gente, lugares e historias:
Buscábamos hierbas medicinales en la pampa/ (limpiaplata y poleo, yerbabuena y llantén)./ El sol escarchaba los pastos./ Bajaba el Rahue oscuro ya sin lumbre de peces (Cisnes de Rauquemó). El puente que de este modo establece el poeta da lugar a versos de indudable belleza, en los que relumbra una sencillez sin afectación, un arraigo buscado y la fuerza numinosa del mundo de sus antepasados. Los versos están atravesados por un fuerte sentimiento de dolor, de muerte y sobre todo de pérdida: pérdida de un paisaje y una cultura, que sólo persiste al modo de vestigio y, también, su propia pérdida, ya que, inexorablemente, se plantea desde una distancia con aquel mundo y su gente: Aquí, henos aquí,/ ya viudos de nuestros dioses,/ viudos del sol, del agua/ y de la luna llena./ Adentro,/ frente al brasero,/ quemamos lengua y memoria. (Campamento Pampa Schilling).
Pero también hay poesía de amor como en Purrún:
Yo la miro/ danza/ canelo florecido lleva sus manos/ danza/ sus pequeños pies llenos de tierra/ danza/ flores de ulmo y miel en su cabello/ danza/ ríe y danza/ bebe su muday/ yo la miro/ yo no danzo/ y el polvo que levanta el baile/ me oculta/ ante sus ojos; o en Ceremonia de amor: Los árboles anoche amáronse indios: mañio e ulmo, pellín/ e hualle, tineo e lingue nudo a nudo amáronse/ amantísimos, peumos/ broceáronse cortezas, coigües mucho/ besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el amor despertar/ de las aves ya arrulladas/ por las plumas de sus propios/ mesmos amores trinantes.
Huenún poetiza sobre una substancia (el mundo de referencias simbólicas, religiosas y naturales de una comunidad huilliche) ya en sí misma poética. Es interesante contrastar aquí el registro no poético, sino que histórico-antropológico, que realiza Bernardo Colipán Filgueira, Pulotre. Testimonios de vida de una comunidad Huilliche. (1900-1950), del mismo mundo que Huenún aborda desde la poesía. Es fácil convenir que de muchos de esos testimonios emana una especie de belleza poética natural, que está ya ahí antes que el poeta la descubra y cante. El riesgo es aquí, curiosamente, la sobreabundancia, una suerte de encandilamiento cansador que sólo se evita con aligerar esa substancia con la cotidianidad, el humor y un distancia que ponga la pausa y un giro en el tono y el ritmo poéticos.
La cosmovisión mapuche-huilliche no está libre tampoco del peso de lo trivial. En las últimas décadas ha sido un tópico visitado por muchos y de cual, quizás, se ha abusado: hay ya lugares comunes en la poesía de fuente indígena. Esto ha de forzar al poeta a un salto creativo mayor, a un no reposar en la poeticidad que se le ofrece. Pesa, pues, sobre él fuertemente la búsqueda necesaria de lo inefable, de lo no dicho, que anima a la verdadera poesía. En el joven poeta Huenún ya se verifican indicios y logros para una espera preñada de optimismo.
Cristóbal Solari Revista de Libros, El Mercurio, Sábado 10 de julio de 1999
Libro: Ceremonias Autor: Jaime Luis Huenún Año: 0 N° de páginas: 62