Nació en el año 1906 en Neuquén, Argentina. Sus padres eran chilenos. Se fueron a la República Argentina a buscar el sustento que su país les negaba. Posteriormente volvieron, asentándose en la región de Cautín. Estudió en el Liceo de Temuco. Mas tarde ingresó a la Universidad de Chile de la cual egresó con el título de Químico Farmacéutico (1927). Se fue a vivir a la ciudad de Concepción, donde ejerció la cátedra de químico farmacéutico en la Universidad del mismo nombre. Obtuvo en su vasta trayectoria diversos premios: Atenea, Mauricio Fabry, Premio Municipal de Santiago y Premio Municipal de Concepción. Fallece en 1991.
Novelista y cuentista. El hecho de haber nacido en la ciudad fronteriza de Neuquén dio pábulo para que algunas de sus obras relataran, en tono de epopeya, “ la vida de los colonos chilenos allende Los Andes, en la ciudad que los vio nacer” (Maximino Fernández). Una vida dura, nostálgica, para quienes errumbaron sus pasos al otro lado de la cordillera en busca de mejores tiempos.
En general obra de Belmar contiene tintes biográficos y se dirige hacia un realismo social que se depura de lo ideológico y de la exagerada descripción a que fueron tan proclives los criollismos. Gana entonces en universalidad y dinamismo.
“Coirón” es uno de sus grandes libros y por el cual mereció el Premio Municipal de Novela. “Este libro contiene cuadros de gran belleza y diseña la vida de una familia de colonos chilenos establecida en Argentina, lo que da ocasión al novelista para estudiar contrastes sicologicos y para presentar la nostalgia como tema de singulares repercusiones en la conducta de sus personajes. Todo esto, en fin, con bello estilo, muy coloreado y plástico” (Raúl Silva Castro).
“Roble Huacho” por otra parte es un libro que narra la miseria de los pueblos pequeños, donde el amor de un hombre por una mujer se ve imposibilitado de progresar, debido a la maledicencia, incultura y venalidad de sus habitantes.
Daniel Belmar está inserto en la generación de 1942, generación que se especializó en una nueva suerte de criollismo, denominado neocriollismo, donde la fase final de su experiencia, después de profundizar en la angustia y la desesperación, llega necesariamente a la vida social, la historia y, por supuesto, la política. También se incorpora a esta generación lo nacidos en 1938, dado su carácter más bien socio económico, de acuerdo a la época en que transcurren sus existencias y es el trasfondo de sus temáticas. Es la unión de las capas en descomposición y las en ascenso. Hurga en el origen de los fundamentos que originaron esas angustias que oprimen a las clases desposeídas o grupos laborales. Es un realismo proletario, una épica social.
También Daniel Belmar se adentra en la problemática de la vida, observada desde distintas perspectivas y en diversos ambientes.
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