Nació en la ciudad de Lautaro el 24 de junio de 1935, el mismo dia que murió Carlos Gardel. Estudió Historia y Geografía en la Universidad de Chile. Viajó a Italia, Perú, Cuba, Panamá y México. Ejerció la docencia en el Liceo de Victoria. Fue director de la revista Orfeo y del Boletín de la Universidad de Chile.
De figura delgada, con un pelo largo y liso que le daba un aspecto siempre juvenil, caminaba lentamente, demostrando cierta fragilidad. Hablaba en voz baja, como rememorando sus interminables conversaciones en los bares
(la Unión Chica), en torno a una botella de vino junto a contertulios que lo querían. Escuchaba, no era amigo de discusiones y era dueño de un humor muy especial.
No fue hombre que buscara honores en la vida.
Sin embargo recibió los siguientes Premios: Gabriela Mistral, Municipal, Crav, Juegos Florales de la revista Paula y el Premio Eduardo Anguita, concedido por la Editorial Universitaria al poeta vivo más importante de Chile y que no hubiese conseguido el Premio Nacional.También fue galardonado con el Premio Al Mejor Libro de Poesía 1993 establecido por el Consejo Nacional del Libro. Asimismo, ganó el Premio en Conmemoración del Sesquicentenario de la Bandera Nacional.
Sus poemas fueron traducidos al inglés, francés, ruso, polaco, checo, alemán, italiano, portugués y sueco.
Fue nombrado Hijo Benemérito de la ciudad de Lautaro.
EL POETA
Estamos en presencia de un gran poeta chileno, fallecido en 1996 y cuyo trabajo es singular, trascendente y sencillo.
Fue el poeta de la melancolía, de los lares, del mundo de Nunca Jamás. Su mirada vuelve y vuelve a los confines de la memoria, trayendo frescas cestas de recuerdos e imágenes impagables.
Su poesía, sencilla, simple, clara, cautivó a muchos lectores chilenos, quienes le ofrendaron su devoción y aplauso.
El poeta caminó por el recuerdo, por el sur de Chile, con sus trenes, sus manzanas, los niños jugando con aros de metal, las palomas en los tejados, el caballo a través de los geranios, los púgiles de segundo orden, la revista Estadio, el mundo del bar ("soy hombre de bar", dijo alguna vez), las monedas de la lluvia, el viento, la escarcha de las mañanas, el pan blanco, las carretas de los mapuches, el jarabe de guindas, las bellas muchachas, los gansos estridentes, las estaciones ferroviarias, el rondar de la muerte, etc.
Recreó un mundo del pasado,aunque siempre dijo que sentía nostalgia por el futuro.
Nos habló amablemente de las cosas sencillas, pero, bajo su ojo de poeta, éstas cobraron otra dimensión, se ennoblecían ante el imperio de su mano,iluminándose.
Teillier es de los escasos poetas que sentó una escuela, tuvo discípulos y admiradores. Nunca le agradó que lo motejaran de poeta maldito. Algunos expresaron que siempre se trató de un "poeta bendito". La literatura oficial lo enclaustró en el nicho de "poeta lárico", lo cual, si bien posee visos de verdad, tiende a rebajar su calidad literaria, en circunstancias que su poesía es universal
Sus libros emergían a la luz con la misma falta de pretensión de su autor y eran leídos, según él, únicamente por sus fieles elogiadores. Deseaba, como gran ambición, que sus poemas fueran escuchados en las escuelas. "Con un verso bueno basta" acotaba y expresaba que, de su producción, solamente doce eran los versos rescatables.
Jorge Teillier no obtuvo el Premio Nacional de Literatura, para el cual tenía méritos de sobra.
Para ilustrar un poco el perfil del gran bardo, hemos recogido un poema, el cual no es el mejor, sino uno de sus mejores.
De Para ángeles y gorriones, 1956
Volver a: Inicio | Otros autores | Índice de Autores |