Poesía de Caupolicán Peña
Biografía
EL BOSQUE QUE AME
El bosque que amé en mi infancia
nunca lo volveré a ver.
Nunca más volveré a pisar sus hojas secas
y tampoco volveré a sentir su eco profundo.
El bosque que amé en mi infancia
estaba junto a un río turbio.
Sus altos árboles fueron mis refugios,
sus pájaros mis canciones.
El bosque que amé en mi infancia
ya no existe.
Lo cortaron para hacer una viña
y los niños del pueblo
se perdieron la delicia
de jugar en un bosque.
Que importante fue para mí ese bosque.
Con él se fueron los destellos de mi niñez.
REFLEJOS DE MI VIDA
El agua del valle inunda mi cántaro
Elqui es una fuente inagotable de luz.
Quiero coger un racimo de uvas negras
en el huerto de mi infancia.
Despertar en la estación de un pueblo dormido
subirme al tren marrón de los recuerdos
y que me lleve en sus viajes románticos
al encuentro de muchachas olvidadas.
Caminar por ríos, bosques y quebradas
por donde el camino es ancho e infinito.
Escribir cartas a amores ocultos
y volar en una estrella fugaz.
Sentarme en la plaza del pueblo
tallar un corazón que diga tú y yo
en el árbol de los enamorados
y ser el surtidor del pozo de los sueños.
EL BOSQUE ENCANTADO DEL RIO TURBIO
El bosque encantado del río turbio
el viejo puente colgante
sobre las torrentosas aguas
nuestros pasos silenciosos
hollando las hojas secas
amantes ocultos
en lo profundo del bosque.
Bajo la enredadera de higueras y gomeros
donde nuestros cuerpos ardían
como el sol del valle
mientras las copas altas de los eucaliptus
se estiraban hasta tocar el cielo.
Que hermoso recuerdo guardo de aquella tarde
cuando por primera vez
los árboles dejaron ver el bosque.
Fue como en los cuentos de doncellas y príncipes
con la única diferencia que en aquella oportunidad
tú fuiste la caperuza para orientar en el amor
a este cándido lobo perdido en el bosque.
TUS OJOS ME RECUERDAN
Tus ojos me recuerdan
los atardeceres del Valle
un río de pájaros
volando por el cielo azulado
por donde solíamos vagar
cada tarde de verano.
NUESTROS SUEÑOS
El río claro
y todo su encanto.
Las ramas de tu sauce grandioso
por donde volaba
la golondrina
de nuestros sueños.
Donde tú y yo
éramos
los pájaros más altos
volando
por ese valle misteriosos.
Cuando el año desmesurado
corría por nuestros corazones,
y el viento de alturas
enloquecía nuestras alas,
y la mágica luna elquina
iluminó
para siempre
nuestras vidas.
EL VAGABUNDO DEL VALLE
Aquí voy caminando
por las praderas del valle
entre pirquineros astrales
y montañas encantadas.
Soy el vagabundo del valle
mi vida es una canción
y voy por los pueblos cantando
y tocando mis castañuelas con amor.
" Parece que va llover
el cielo se está nublando,
ay mamá, me estoy mojando...."
Aquí voy caminando
por pueblos altos
que se alumbran con la luna llena.
Donde me pilla la noche
allí duermo yo.
Mis amigos son los niños del valle
las estrellas en la noche
y en el día los perros de las calles.
Aquí voy por los caminos
dejando caer mis canciones
del cielo a la tierra
derramada de sueños.
Ya va cayendo la sombra
hoy dormiré en este maizal
y mañana me iré volando
en el aeroplano del terral.
EL BOSQUE DE MI PUEBLO
El bosque de mi pueblo ya no existe.
Sus árboles volaron en mil pedazos por los aires.
La máquina del hombre irrumpió
como un tanque de guerra
desalojando por fuerza mayor
a garzas, zorzales y queltehues.
Destrozando el humus, la hojarasca.
Desarraigando mariposas, gusanos y catitas.
Dejando en la calle a enamorados y poetas
a niños y hombres solitarios
que hacían del bosque un lugar encantador.
Los árboles no dejan ver el bosque
El bosque no se ve y tampoco sus árboles.
El bosque de mi pueblo ya no existe.
arrancaron sus raíces que llegaban al cielo;
es por eso que el río turbio ya no canta con alegría
sino pasa como quejándose río abajo.
El bosque de mi pueblo ya no existe
erradicaron la esencia de Eros que moraba en él.
El poder descontrolado del hombre
El mal llamado "progreso" entre comillas
lo hizo desaparecer.
Y mi pueblo respira ahora sin un pulmón
y muere lentamente como un viejo decrépito
le hace falta aquel pulmón verde
que en la primavera de la vida
nos hizo vibrar de ventura.
El bosque de mi pueblo ya no existe.
LAS CALLES ME CONDUCEN A LOS CAMINOS
Las calles se abren
como los brazos abiertos del río Turbio.
Un hombre camina todo los días
desde la Avenida Los Moros
hasta la plaza del pueblo
a esperar que aparezca
un extraterrestre.
El hombre mira al cielo
mientras con una mano
se rasca la barbilla.
Todas las calles conducen a algún lugar
una me lleva hacia ti
otra me lleva al cementerio
donde descansan los restos de mi viejo.
Todas las calles dicen algo
siempre están dispuestas
a conducir a los hombres
por diferentes caminos.
Todas las calles tienen una salida
Yo estoy en una de ellas
esperando encontrarme con una persona
que no recuerdo el rostro de su cara
lo único que sé es que todos los días
transitaba por una calle larga
que atravesaba todo el pueblo.
Ahora me iré por una de esas calles
con mi paso tranquilo
porque se que llegaré al lugar que siempre soñé.
CAMINO ENTRE RIOS
Entre el río turbio y el río claro
existe un sólo camino
para llegar a tus labios.
De los pasajes que conozco
todos me llevan al mismo lugar.
El puente desvencijado
la fragancia de los churquis
los canales que voy saltando
para entrar volando
por el portón de tu huerto.
Todos los caminos
me llevan hacia ti.
La casa patronal rosada,
el asiento debajo de tu casa,
el ovni que avistamos aquella noche,
los afrodisíacos damascales
donde devoramos nuestro amor.
Donde nos hicimos amantes del valle.
La canción del río nocturno
que con su conga de agua ribereña
despertó nuestra sangre ardiente.
La corrida de árboles capenchos
que ocultaron nuestras siluetas.
El llanto de la llorona
que escuchamos en el umbral de tu puerta.
La luna cómplice que alumbró nuestras caricias.
Todo me llega de ti, todo me lleva hacia ti.
Siempre regresaré por la misma huella;
aunque existan mil senderos
por donde caminar
para llegar a ti
hay uno sólo
entre el río turbio y el río claro.
A UNA LOCA DE TIEMPOS IDOS...
Esa fuerza de luz que flota
en el vapor de mi alcoba.
Esta noche rescatando tu imagen ida.
Tu risa loca y tu manera sensual
de decirme ¡ Flaco !
Algún recuerdo de aquella noche
flotando en una nube de humo
cuando nos dejó el tren
y nos fuimos riendo
unidos por una canción que decía:
" La música, me acompaña sólo cuando tú estás..."
Y la lluvia corría por nuestros cuerpos
y to tocaba la guitarra de doce cuerdas
Y tú te aferrabas a mi chaqueta guerrillera negra
y caminamos por las líneas de la vieja estación
hasta que tu me dijiste:
¡ Flaco, quiero ser tu paloma !
Y caímos como amantes perdidos
en una noche de pasión en el valle.
Y no sé si fuiste irónica o real,
aunque tu olor quedó impregnado
en todos los árboles del pueblo
y faltó la pe para que lo inundaras todo.
ME INSPIRA TEILLIER
Me inspira Teillier
acomodo el codo en la barra de un bar
la luz del espejo
se refleja en el cristal de la copa.
Me inspira Teillier.
Dejo que el poeta
ponga su vaso de vino en la mesa.
Como vamos a llevar
una vida triste y seca.
No es posible.
Dale de beber al verso
el néctar de la vida
para que guíe sus alas
al infinito de la poesía.
Yo vengo de un pueblo fantasma
donde el viento soplaba en las cantinas
y los hippies sembraban marihuana
a orillas del claro.
Eran locos intelectuales
que leían "Rayuela" de Cortázar
en el embrujo de los bosques
a la luz de la luna llena.
En uno de esos dominios perdidos
conocí a Teillier.
Al verlo me dio una sed terrible.
Me dijo: "recoge el jugo de la vid,
estruja las uvas al viento
y renace nuevamente
de entre las viñas
como el ave etílica del pajarete".
EL SUEÑO DEL JUGLAR ERRANTE
"Lo que de veras amas
no te será arrebatado".
Gonzalo Rojas.
Siempre había soñado
con volver un día al pueblo
que acunó mi infancia;
en el cual crecí desde niño
y viví con pasión mi adolescencia.
Volver al pueblo
donde había descubierto
la música y la poesía
siempre fue para mí un hermoso sueño
que algún día tendría que realizar.
La idea de volver a Rivadavia
hizo que vinieran a mi mente
imágenes agolpadas de recuerdos.
Un río de nostalgias
navegó por mi pecho.
Miles de películas
pasaron por mi memoria.
Fueron tantas las vivencias
que era imposible
dejar alguna de lado
porque todas significaron
algo en mi vida.
El sueño del juglar errante
un dichoso día se cumplió.
Y volví al pueblo
que había sido fuente de inspiración.
Caminé por sus calles
con una sensación muy agradable en mi interior,
las estrellas brillaban con una luz especial,
era el reencuentro con las raíces más profundas de mi vida.
CORRIDO A AMADO CAMPO
En un hermoso bosque bordeando el río turbio
en una casa campestre vivía Amado Campo
Venía de una familia de tradición cantores
y cuando había fiesta todos eran ruiseñores.
Amado Campo es un Cantor popular
que toca la guitarra más linda que un zorzal.
Recuerdo en el pueblo cuando llegaba el 18
tocaba en las ramadas con el Chaguito Honores
Era bueno para fumar cuando estaba cantando
y el humo por su rostro siempre se iba volando.
Amado Campo es un Cantor popular
que toca la guitarra más linda que un zorzal.
Tocó con El Maleta con el Chimundo Chavez
con el finao’ Melquiades y con el Tomás Alvarez.
Tenía voz de torrente; una voz pueblerina
y cuando se escuchaba suspiraba una "Altina".
Amado Campo es un Cantor popular
que toca la guitarra más linda que un zorzal.
Vuela, vuela pajarito, eleva tu vuelo alto
que aquí termina el corrido del Cantor Amado Campo.
Amado Campo es un Cantor popular
que toca la guitarra más linda que un zorzal.
VIVENCIAS ENTRE RIOS
"Será esto la eternidad
que aún estamos como estábamos".
Gabriela Mistral
Un día cruzamos el río y nos quedaron cortos los pantalones, era el paso del tiempo que nos venía a avisar que habíamos crecido; pero nosotros absortos en nuestro paisaje no le hicimos caso y seguimos en nuestro pequeño mundo entre dos ríos.
Nuestro pueblo era el único del valle privilegiado, porque lo bañaban el Turbio y el Claro. La poza era la mejor piscina para todo el pueblo. El río Claro siempre fue un hermoso patio donde por las tardes de vuelta del colegio nos internábamos por sus encantadores en el tren de la ciudad, nos subíamos en los árboles más altos y desde los cogollos de los sauces llorones, nos lanzábamos a La Poza, convencidos que éramos los tarzanes de río Claro, sólo para deslumbrar a los visitantes con nuestras arriesgadas aventuras.
La Toma. También era otro lugar hermoso y tenía un magnetismo muy especial. En ese lugar el río se juntaba con el cerro y no era muy concurrido por la mayoría; pero para los enamorados era un verdadero nido de amor. Ubicada un poco más abajo de La Poza y con un tranque donde se formaba una poza muy profunda con cortinas de sauces por ambos lados. Lugar también para la pesca de truchas y carpas. Aledaño a ella se situaba La Iglesia silvestre. Morada de reunión de los muchachos del pueblo.
La Junta de Ríos era todo paraje que fuimos visitando en la medida que íbamos creciendo. Con sus paisajes bíblicos donde el sonido del viento soplaba en su flauta mágica. Allí se une el río Turbio con el Claro y forman el río Elqui. Lugar muy apacible para meditar, leer y bañarse. Se comentaba que era un lugar con mucho magnetismo y que al bañarse en sus frías aguas se cargaban las pilas. También se decía que por él pasaba el paralelo 30, latitud sur, que se había trasladado desde Los Himalayas al valle de Elqui y era un Centro de energía magnética. Es por eso que llegaba mucha gente con características espirituales a bañarse en sus aguas para purificarse, según decían ellos. Algunos se llevaban piedras del río como amuletos o recuerdos del valle. En ese tiempo se empezaron a tejer historias y creencias foráneas más que todo; incluso en el mismo lugar se fundó una sede de una Hermandad Espiritual. Muy provechosas fueron las vivencias cuando en nuestras andanzas bordeamos los ríos con sus sauces llorones; lecho de amores de generaciones elquinas que unieron sus vidas con el canto de sus aguas en las cuales nos inundamos de bellas ensoñaciones.
MIRE LA MANO QUE SEMBRO LA TIERRA
Era una mano agrietada
con surcos de sangre por las heladas.
Una mano humilde y poderosa
que solventaba los sueños
una mano que pendía de un hilo
y sin embargo era invencible.
Era una mano campesina
que un día amasó amores.
Una mano que sostuvo la vida
y encendió la luz de un pueblo.
No era una mano fina y delicada
pero dentro de su forma y figura
era una mano hermosa.
Miré la mano que sembró la tierra
era una mano multiplicada
una mano surtidora de panes
una mano vestida de esperanza
que agotó cada gota de sudor
y se dio por entera.
Miré la mano que sembró la tierra
y era una de mano mujer
que afirmaba los pilares de la vida.
NUESTROS SUEÑOS
El río claro
y todo su encanto.
Las ramas de tu sauce grandioso
por donde volaba
la golondrina
de nuestros sueños.
Donde tú y yo
éramos
los pájaros más altos
volando
por ese valle misterioso.
Cuando el amor desmesurado
corría por nuestros corazones,
y el viento de alturas
enloquecía nuestras alas,
y la mágica luna elquina
iluminó
para siempre
nuestras vidas.
MUJER ELQUINA
Tú llegaste a mí
con la frescura de los ríos Claro y Turbio
en tus ojos brillaban los luceros del valle
en tus cabellos sueltos ondulaban los vientos fluviales
de la Junta de Ríos.
Tu sonrisa fue la claridad de la mañana
Tu silueta lozana de muchacha elquina
sedujo a este corazón de poeta.
Te conocí una tarde de primavera
en el pueblo de Rivadavia
cuando tus pasos cruzaron frente a mí
y desde allí te seguí mirando
como a lo lejos los vientos del río Turbio
se tragaban tu tierna figura
y era como que los pájaros errantes
llevaban tu hermoso cuerpo por los aires.
Un día llegué hasta la puerta de tu casa de campo
como un vagabundo sediento
te pedí un vaso de agua
mientras contemplaba
tus jugosos labios de uva rosada,
que fueron para mí
la mejor fruta del valle.
Una tarde caminamos como dos amantes elquinos
y nos internamos por el bosque encantado del río Turbio
donde sellamos para siempre nuestro amor.
A RIVADAVIA CON AMOR
"Alumbrado de mí, doy un salto atrás
y entro por un instante
en el destello de la infancia".
Gonzalo Rojas
Amado pueblo de Rivadavia
vayan para ti estos errantes versos
que nacieron con la nostalgia y la ternura
del que un día se enamoró de tu universo.
Pueblo mío; que acunaste mi infancia
a la sombra del cerro Porongo
saltando por pircas, lomas y colinas
y escuchando en tus quebradas
el eco de las talcas.
Pueblo de Rivadavia; fuente de dolor y esperanza
en tus cañaverales viajé tocando la flauta del viento
en tus ríos aprendí a cantar la canción del agua
y navegué corrientes arriba como un pez arcoiris.
En tus remolinos y vientos me perdí tardes enteras
y en tus lluvias mágicas mojé mi canción juvenil.
Tus ríos Claro y Turbio fueron bellos escenarios
para amar a hermosas y sonrientes muchachas elquinas.
En tus calles desiertas y sonámbulas
un día encontré al fantasma de los sueños
y caminé con él por tus Caracoles Altinos
hasta alcanzar la luna desde el cerro de La Cruz.
En tu Junta de ríos contemplé la hermosura del valle
recibiendo toda esa energía cósmica
con los ojos hundidos en el horizonte.
Amado pueblo de Rivadavia:
Un día regresaré cantando con los terrales,
en busca de tus soles y estrellas
que alumbraron por siempre
mi corazón de juglar errante.
TIERRA EXTRAÑA, VALLE DE LUZ
El valle del río Claro se iluminaba de música.
Los hippies volaban por entre sauces llorones y nubes blancas.
El latido profundo del bajo eléctrico
llenaba todo los espacios del horizonte.
"Rare Earth" giraban en los sonidos del cielo, en vivo
y las neuronas cerebrales se inyectaban de melodías rockeras.
Una luz alumbraba el camino.
Sobre nuestras secas gargantas
la música vivía su época de gloria.
Entre la yerba del valle y un río de estrellas
los alucinados escuchaban rock pesado
y bailaban con sus cabelleras al atardecer.
Las palomas se bañaban desnudas
y el sol le acariciaba sus senos henchidos.
El humo del cigarrillo se consumía con el viento.
Jim Morrison dejaba caer sus alaridos.
Era una tierra extraña en un valle de luz.
Todos los soles del crepúsculo
todas las flores del rocío
escuchaban el concierto.
Mi hermano; el hippie del pueblo
cada tarde bajaba al río cargando su grabadora
y la música volaba por sus hombros.
Todos los pájaros quedaban estremecidos con Grand Funk.
Eran otros tiempos,
la vida tenía otro sentido.
La luna era una inmensa bola blanca
que reflejaba nuestras sombras en la noche.
¡Amo el Rock!, Dice mi hermano;
manteniendo el humo del cigarrillo
y la música vibra en él.
Un loco anfetamínico pasa silbando.
Llegamos al bosque a escuchar el sonido del silencio...
Viajamos en un ron, echamos a volar el corazón.
Y en el medio del bosque, en un claro de luz
nos quedamos suspendidos en una canción.
Un blue nos deja a todos pegados al techo del valle.
Vivimos en una tierra extraña, en un valle de luz.
Eran otros tiempos,
la vida tenía otro sentido.
DECIMAS DEL JUGLAR ERRANTE
Yo nací como cantor
en el pueblo de Rivadavia
allí me mamé toda la savia
de los pueblos su folclor
aprendí del chiflador
a cantar de madrugada
mientras la luna alumbraba
mi corazón de juglar errante
y el Sol le daba desplante
a mi vida improvisada.
Me crié en las faldas del Porongo
ariando estrellas y cometas
siguiendo siempre la veta
del canto hasta lo más hondo.
Yo soy de los que tocan el bombo
con la luna en carnaval
y donde la zampoña del terral
va soplando en las laderas.
Yo soy de donde la primavera
floreció con la Mistral.
La música da la pauta
para canalizar toda esa energía
funciona bien mis bujías
y despego como astronauta.
Comienzo tocando flauta
y así amplío mi conocimiento
por los cañaverales del viento
estudio la magia del sonido
y despues me quedo dormido
mirando todo el firmamento.
Y comienzo a deambular
con un bagaje de instrumentos
estudio el sonido del viento
en todo su peregrinar
y a los cañaverales soplar
con hermosura salvaje
y ando con un equipaje
que no lo carga cualquiera
y ando con la primavera
que se me arranca del traje.
Yo soy de un valle grandioso
de pastores y campesinos
yo soy de los pueblos elquinos
donde el clima es prodigioso.
Yo soy de un pueblo artesano
donde el viento hila en las chilcas
y donde las artesanas de Chapilca
tejen el sol con las manos.
Adiós valle de mis sueños
ya me voy.