¿Quién
eres...?
Si sientes que tu actitud no ha sido del todo
buena,
¿quién soy yo para juzgarte?
Si sientes que tu actitud
ha sido recta,
¿quién soy yo para valorarte?
Es tu responsabilidad
creer en ti,
y si tu proceder no ha sido bueno es tu trabajo
remediarlo.
¡Qué importa lo
que los demas piensen si no
saben lo que tú sientes!
Tu
cuerpo amuralla tu alma y todo lo que te arrojen
para dañarte rebotará sin remedio al que te
daña.
¡Cuánta
niebla cubre nuestros ojos al evidenciar
los errores de nuestros semejantes!
¡Cuánto valor para hacerlo! ¡y cuánto gusto
nos causa!
Y
despues, la reflexión, el arrepentimiento,
y las ganas de dar disculpas que
no llegan nunca al perjudicado.
El orgullo nos atrapa las
palabras que
se niegan a salir de nuestras bocas,
pero hay otra opción que está en nuestras
manos que saben decir también cosas
provenientes del corazon por medio de la
escritura,
"no las estrujemos y dejémoslas libres
para decir lo que la boca no nos deja decir.
Y
al terminar de escribir, nuestras manos
estarán listas para extenderse ofreciéndolas
a nuestros hermanos sin condicionar,
estrechándose y escuchándose el sonido
de la paz que tanta falta nos hace,
e introducir las palabras escritas en una ostra
en
donde germinará la gran perla de la amistad.
©
Autor: Desconocido
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