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FACTORES QUE INFLUYEN EN LA MORTALIDAD
Y MORBILIDAD POR UN TERREMOTO


 
Factores Naturales
     Deslizamientos
     Tsunamis
     Réplicas
     Condiciones Climáticas
     Hora del Día
Factores de Riesgo Individual
    Características Demográficas
    Quedar Atrapado
    Localización del Ocupante en una Edificación
    Comportamiento de los Ocupantes
    Tiempo Hasta el Rescate

Factores Generados por el Hombre
     Materiales Peligrosos
     Incendios
     Diques
     Factores Estructurales
     Factores no Estructurales

Medidas de Prevención y Control
    Prevención Primaria de Terremotos
    Evitar Construir en Zonas de Alto Riesgo Sísmico 
    Construcción Segura
    Códigos de Seguridad Sísmica
    Medidas no Estructurales
    Predicción de Terremotos
    Conductas Adecuadas de Evacuación
    Búsqueda y Rescate

 
Factores Naturales

Deslizamientos
    Los deslizamientos de tierra y de lodo desencadenados por los terremotos han
sido los causantes de la mayoría de las muertes y las lesiones serias en varios terremotos
recientes, incluyendo los de Tajikistán (1989), Filipinas (1990) y Colombia (1994).
A comienzo de este siglo, los deslizamientos fueron claramente los hallazgos dominantes
en los terremotos de China, 100.000 muertos en 1920, y uno que mató más de 66.000 en
Perú en 1970. Los deslizamientos pueden enterrar poblados y casas en laderas,
barrer vehículos lejos de las vías, en barrancos, especialmente en áreas montañosas.
Los flujos de detritos causados por los terremotos pueden también represar ríos. Esos
represamientos pueden llevar a inundaciones en tierras aguas arriba y, si el dique se
rompe de repente, puede causar ondas de agua enviadas súbitamente aguas abajo.
Los dos eventos ponen en riesgo los asentamientos humanos. 

Tsunamis (Ondas sísmicas marinas)
    Los terremotos submarinos (maremotos) pueden generar destructivos tsunamis
(olas sísmicas) que viajan miles de millas sin disminuir antes de ocasionar destrucción
a las líneas costeras y alrededores de bahías y puertos. Un tsunami puede ser creado
directamente por los movimientos de tierra bajo el agua durante terremotos o por
deslizamientos, incluyendo los ocurridos bajo el agua. Pueden viajar miles de millas a
483-966 km/h con muy poca pérdida de energía. Las olas altas en aguas oceánicas
profundas pueden ser únicamente de unos pocos metros y pasar bajo los barcos con
pocas molestias, pero en las aguas costeras poco profundas pueden alcanzar 30,48
metros, con un impacto devastador sobre las embarcaciones y las comunidades al
borde de la playa. Las crestas sucesivas pueden arribar a intervalos entre 10 y 45
minutos y dar rienda suelta a la destrucción por varias horas.
La costa del Pacífico de los Estados Unidos está en mayor riesgo de tsunamis,
primariamente por los terremotos en Suramérica y la región de Alaska/Islas Aleutian.
Por ejemplo, en 1964, el terremoto de Alaska generó tsunamis de 6 metros de altura a lo
largo de las costas de Washington, Oregon y California y causó grandes daños en
Alaska y Hawaii. Mató 122 personas mientras cerca del epicentro del terremoto murieron
sólo 9. Los tsunamis son claramente la principal amenaza relacionada con los terremotos
para los habitantes de Hawaii. Más recientemente, los tsunamis ocasionados por
terremotos respondieron por la mayoría de las muertes y las lesiones serias en Nicaragua
(1992), norte de Japón (1993) e Indonesia (1992 y 1994). (Ver: Tsunamis)

Réplicas
    La mayoría de los terremotos son seguidos por réplicas, algunas de las cuales
pueden ser tan fuertes como el terremoto mismo. Muchas muertes y lesiones serias
ocurrieron por una fuerte réplica 2 días después del terremoto de Ciudad de México, el
19 de septiembre de 1985, el cual mató 10.000 personas. En algunos casos, los
deslizamientos pueden ser desencadenados por una réplica, después del sacudón
principal. Algunos grandes flujos de escombros se inician lentamente con un goteo
pequeño que luego se agiganta. En esos casos puede haber el suficiente aviso y una
comunidad atenta al riesgo evacúa oportunamente.

Condiciones Climáticas
    Se sabe que las condiciones climáticas locales afectan el tiempo de supervivencia
de las personas atrapadas en los edificios colapsados después de un terremoto, tienen
una gran influencia sobre el porcentaje de lesionados que mueren antes de ser
rescatados. Por ejemplo, las duras condiciones del invierno presentes durante el
terremoto de Armenia en 1988, el cual mató un estimado de 25.000 personas, disminuyó
la probabilidad de supervivencia de los atrapados aunque sus lesiones originales eran
menores. Algunas de las personas que se rescataron de alguna manera pudieron haber
perecido a causa del intenso frío en la región montañosa.

Hora del Día
    La hora del día es un factor importante y determinante en el riesgo de morir o
lesionarse a causa de la probabilidad de quedar atrapado por un edificio colapsado.
Por ejemplo, el terremoto de Armenia en 1988 ocurrió a las 11:41 a.m. y muchas personas
quedaron atrapadas en las escuelas, edificios de oficina o fábricas. Si el terremoto
hubiera ocurrido a otra hora, los patrones de lesiones y muertes hubieran sido bastante
diferentes. El terremoto de Long Beach, California, en 1933, causó grandes daños a las
escuelas pero no hubo muertes debido a que ocurrió a una hora en que la escuela no
funciona. En Guatemala, el terremoto de 1976, con 24.000 muertos, ocurrió a las
3:05 a.m. mientras la mayoría de la gente estaba durmiendo. Si el mismo terremoto
hubiese ocurrido más tarde, mucha más gente podría haber estado afuera y no se
habrían lesionado. Por otro lado, el terremoto de Northrige en 1994, al sur de
California, mató 60 personas, el número de lesiones y muertes entre 700.000
escolares y 6 millones de viajeros al trabajo probablemente habría sido mucho peor si
ocurre a las 9 de la mañana, un día de escuela y de trabajo y no a las 4:31 a.m. de un día
festivo. Así, la hora del día en que ocurre un terremoto es un factor crucial en el número
de víctimas.

FACTORES GENERADOS POR EL HOMBRE

   Los incendios y la rotura de diques en un terremoto son ejemplos de grandes
complicaciones causadas por el hombre, que agravan los efectos destructivos del
terremoto. En los países industrializados, un terremoto también puede ser la causa de
un gran desastre tecnológico por el daño o la destrucción de estaciones nucleares,
centros de investigación, áreas de almacenamiento de hidrocarburos y complejas
fábricas de productos químicos y tóxicos. En algunos casos, tales desastres
‘posteriores’ pueden causar muchas más muertes que las causadas directamente por
el terremoto.

Materiales Peligrosos
    Nuestras modernas ciudades industriales están cargadas de productos químicos y
del petróleo que podrían contribuir substancialmente a la generación de tóxicos luego
de un terremoto. Las instalaciones industriales de almacenamiento de materiales
peligrosos podrían explotar o agrietarse y los daños en una planta de energía nuclear
podrían llevar a una extensa contaminación por materiales radiactivos. En un terremoto
de importancia, las tuberías que llevan gas natural, agua y excretas se pueden romper.
Luego del terremoto de Loma Prieta, cerca de 20% de las lesiones fueron causadas por
materiales tóxicos.
     Los esfuerzos para remover a los ocupantes atrapados de un edificio colapsado
pueden también exponer al personal de rescate a una variedad de peligros, como los
provenientes del daño a los servicios. Por ejemplo, la destrucción de edificaciones
e instalaciones industriales por cualquier catástrofe invariablemente resultará en ruptura
de líneas eléctricas, de gas, de agua y alcantarillado. Otras amenazas son los escapes
de gases y químicos usados en las unidades de refrigeración y en ciertas operaciones
industriales. Entonces, el personal de rescate debe tomar todas las medidas de seguridad
para protegerse de lesiones.

Incendios
     Uno de los más severos desastres secundarios que pueden seguir a los terremotos
es el incendio. Las sacudidas severas pueden causar volcamiento de estufas,
calentadores, luces y otros elementos que pueden iniciar las llamas. Históricamente,
en Japón los terremotos que desencadenan incendios tienen 10 veces más muertos
que aquéllos que no lo hacen. El terremoto de Tokio de 1923, el cual mató más de
140.000 personas, es un ejemplo clásico del potencial de los incendios para producir
un enorme número de casos luego de los terremotos. En forma similar, el gran incendio
ocurrido después del terremoto de San Francisco en 1906 fue responsable de muchos
más muertos. Más recientemente, el terremoto de 1994 en Northrige, California, mostró
que las fuertes vibraciones pueden separar los puntos de conexión de las líneas
subterráneas de combustible o gas causando escapes de mezclas explosivas o volátiles
y desencadenar incendios. En forma similar, durante las primeras 7 horas después
del terremoto de Loma Prieta en 1989, al norte de California, San Francisco tenía 27
incendios estructurales y más de 500 reportes de incidentes de fuegos. Además, el
suministro de agua de la ciudad se interrumpió, comprometiendo seriamente la capacidad
de lucha contra el fuego.
     Quizás, las áreas más vulnerables son los sectores de casas hechas con cualquier
cosa sobre la periferia de muchas ciudades rápidamente pobladas en los países en vías
de desarrollo (‘asentamientos ilegales’ o ‘invasiones’). Muchas de ellas tienen el
potencial de presentar conflagraciones catastróficas después de los terremotos.

Diques
     Los diques también pueden fallar, amenazando a las comunidades aguas abajo. Un
procedimiento estándar después de cualquier terremoto debe ser la inmediata inspección
de los daños en todos los diques de la vecindad y una rápida reducción de los niveles
de agua en los reservorios detrás de cualquier dique sospechoso de haber sufrido un
daño estructural.

Factores Estructurales
     El trauma causado por el colapso parcial o completo de las estructuras hechas por
el hombre es la causa más común de muerte y lesión en la mayoría de los terremotos
Cerca de 75% de las muertes atribuidas a terremotos en este siglo fueron causadas por
el colapso de edificaciones que no fueron adecuadamente diseñadas para
sismorresistencia, construidas con materiales inadecuados o pobremente levantadas.
      Los resultados de los estudios de campo luego de terremotos han demostrado
que los diferentes tipos de edificaciones se deterioran en diferentes formas cuando
están sujetos a fuertes vibraciones y movimientos del terreno. También hay evidencia
de que esos diferentes tipos de edificaciones inflingen lesiones en diferentes formas y
con diferentes grados de severidad cuando se colapsan.
     Glass (1976) fue uno de los primeros en aplicar la epidemiología al estudio del
colapso de las edificaciones. Identificó el tipo de construcción de la vivienda
como un factor de riesgo mayor para lesiones. Quienes vivían en las casas de adobe de
nuevo estilo tenían el mayor riesgo de lesión o muerte, mientras que aquéllos en las
casas tradicionales de barro y palo tenían el menor riesgo. Con mucho, la mayor
proporción de víctimas ha muerto por el colapso de las edificaciones de mampostería
no reforzada (es decir, adobe, cascajo o tierra apisonada) o de ladrillo refractario no
reforzado y mampostería de bloques de concreto que pueden colapsar aún con sacudidas
de baja intensidad y muy rápidamente con aquéllas de alta intensidad. Las estructuras
de adobe, frecuentes en las zonas altamente sísmicas del mundo (por ejemplo, el este
de Turquía, Irán, Pakistán, Latinoamérica) no sólo tienen paredes propensas al colapso
sino techos muy altos. Cuando colapsan, esas paredes y techos altos tienden
a matar muchas de las personas en las casas. En los Estados Unidos, las
edificaciones de mampostería no reforzada abundan a través de las regiones propensas
a terremotos en la región central (por ejemplo, la zona sísmica de Nuevo Madrid). La
mayoría de esas edificaciones permanecen sin ningún grado de reforzamiento
sismorresistente.
     Las casas con estructura de concreto son generalmente seguras (es decir, menos
probabilidad de que colapsen) pero también son vulnerables y cuando colapsan son
considerablemente más letales y matan a sus ocupantes en un porcentaje mayor que
las edificaciones de mampostería. En la segunda mitad de este siglo, la mayoría de los
terremotos que han sacudido centros urbanos ocasionaron colapsos de edificios de
concreto reforzado y las muertes debidas al colapso de esos edificios son
significativamente mayores de lo que fue a comienzos de siglo. El concreto
reforzado requiere sofisticadas técnicas de construcción; sin embargo, a menudo se
usa en comunidades en todo el mundo donde la competencia técnica es inadecuada o
hace falta inspección y control. Fallas catastróficas de modernos edificios de concreto
reforzado, causadas por el colapso de sus soportes han sido descritas recientemente
en Ciudad de México (1985), El Salvador (1986) y Armenia (1988). Mientras los
escombros de las edificaciones de adobe, piedra y ladrillo refractario pueden ser
removidos con herramientas primitivas, el concreto reforzado implica graves problemas
para el personal de rescate, particularmente si no hay suficiente equipo disponible.
En repetidas ocasiones, las edificaciones con estructura de madera, como las casas
suburbanas en California, se han descrito entre las más seguras, y que uno podría
estar dentro durante un terremoto. Adicionalmente, esas edificaciones están
construidas con elementos de madera liviana - travesaños de madera para las paredes,
vigas y viguetas de madera para los techos y los pisos. Aunque colapsaran, su
potencial para causar lesiones es mucho menor que las viejas edificaciones de piedra
no resistentes, como las usadas a menudo para negocios, oficinas o colegios. La
relativa seguridad de las edificaciones con estructura de madera se mostró
cuantitativamente en el terremoto de Filipinas en 1990. Las personas dentro de
edificaciones de concreto o materiales mixtos tenían 3 veces más probabilidades de
sufrir lesiones (OR=3,4; IC95%: 1,2-13,5) que quienes estaban dentro de edificaciones
de madera.
     Otro factor de riesgo estructural para morir o sufrir lesiones severas en los terremotos
es la altura de la vivienda. En el terremoto de Armenia en 1988, las personas dentro de
edificaciones con 5 o más pisos tenían 3,65 veces más riesgo de ser lesionadas al
comparar con quienes estaban dentro de edificios de menos de 5 pisos (IC95%: 2,12-
6,33) y en el de Filipinas, las personas dentro de edificios con 7 o más pisos tenían
34,7 veces mayores probabilidad de lesiones (IC95%: 8,1-306,9). Salir de un edificio
elevado para quienes viven en los pisos superiores es improbable antes de que colapse
la construcción y si colapsa completamente, es posible que quede atrapado el 70% de
los ocupantes. De otro lado, en los edificios bajos, que quizá tomen 20 a 30
segundos para colapsarse, más de las tres cuartas partes de los ocupantes podrían
escapar.
     El daño de otras estructuras civiles, como las redes de transporte (es decir, puentes,
autopistas y líneas férreas), también puede resultar siendo una seria amenaza para la
vida en los terremotos. Por ejemplo, en el terremoto de Loma Prieta, 42 de las 62
muertes ocurridas, resultaron del colapso de la sección superior del viaducto Ciprés
de la carretera interestatal 880 en Oakland, la cual atrapó a los motoristas que conducían
sobre la sección inferior.

Factores no Estructurales
     Se sabe que los elementos no estructurales y contenidos de las edificaciones
fallaron y causaron daños importantes en pasados terremotos. El revestimiento de
fachadas, paredes divisorias, parapetos de techo, ornamentos arquitectónicos externos,
chimeneas en mampostería no reforzada, cielos rasos, pozos de elevador, tanques de
techo, luces suspendidas y los contenidos dentro de las edificaciones como los
accesorios elevados en los hospitales, están entre los numerosos elementos no
estructurales que pueden caer en un terremoto y algunas veces causar lesiones o
muerte. El frecuente colapso de las escaleras hace particularmente difícil escapar,
pues muchos edificios sólo tienen una escalera. Además, los muebles pesados,
las aplicaciones, los estantes para libros, los equipos y los objetos ubicados en sitios
altos pueden caer y causar lesiones a menos que estén asegurados. Aunque los
estudios recientes indican que los elementos no estructurales como los cielos rasos y
los contenidos de las edificaciones como equipo de oficina y de hogar, tienen poca
probabilidad de causar lesiones fatales, tales elementos son responsables de numerosas
lesiones leves y moderadas que implican costos en la atención. 


FACTORES DE RIESGO INDIVIDUAL

Características Demográficas
     En los terremotos, las personas mayores de 60 años están en mayor riesgo de
muerte y de lesiones y tienen una tasa de mortalidad que puede ser 5 veces mayor que
en el resto de la población. Los niños entre 5 y 9 años de edad, las mujeres y las
personas crónicamente enfermas también parecen estar en riesgo elevado de lesiones
o muerte. La falta de movilidad para huir de las estructuras que se colapsan, la
incapacidad para resistir el trauma y la exacerbación de enfermedades subyacentes,
son factores que pueden contribuir a la vulnerabilidad de esos grupos. La distribución
de la mortalidad por edad también estará afectada en cierto grado por las actitudes
sociales y los hábitos de las diferentes comunidades. Por ejemplo, en algunas
sociedades los niños pequeños duermen cerca de sus madres y pueden ser más
fácilmente protegidos por ellas.

Quedar Atrapado
     Como podría esperarse, quedar atrapado parece ser, como factor único, la condición
más frecuentemente asociada con muerte o lesión. En el terremoto de Armenia en
1988, la tasa de mortalidad fue 67 veces más alta y la de lesiones 11 veces superior, para
quienes estaban atrapados que para quienes no lo estaban. En el terremoto de
1980 al sur de Italia, el hecho de quedar atrapado y, por tanto, requerir asistencia para
escapar, fue el factor de riesgo más importante: 35% para los atrapados contra 0,3%
para los no atrapados. En el terremoto de Filipinas, la gente que murió tenía 30
veces más probabilidad de haber estado atrapada que quienes sólo se lesionaron
(OR=29,74; IC95%: 12,35-74,96).

Localización del ocupante en una edificación
     En varios de los pasados terremotos en los Estados Unidos y otros países, la
localización de la persona en el momento del impacto, ha sido un determinante importante
de morbilidad. Por ejemplo, la tasa de morbilidad y mortalidad fue significativamente
mayor para quienes estaban dentro cuando comenzó la sacudida.
    Además, a los ocupantes de los pisos superiores de los edificios no les ha ido
mejor que a los ocupantes del primer piso. Por ejemplo, en Armenia, hubo un significante
incremento ‘dosis-respuesta’ en el riesgo de lesiones asociado con el piso del edificio
en el momento del terremoto. Las personas entre el segundo y cuarto piso, tenían 3,84
veces más probabilidades de lesión que las del primer piso y para quienes estaban del
quinto hacia arriba, esa probabilidad subía 11,20 veces más.
     Cuatro de cinco muertes de Loma Prieta ocurrieron en vehículos sobre vías públicas.
    Como en situaciones normales, donde los autos tienen que ver con más de la
mitad de las muertes por lesiones no intencionales, los ocupantes parecen tener
un especial riesgo de lesión fatal en un terremoto. Como ya se mencionó, en el terremoto
de Loma Prieta, una circunstancia única, el colapso del viaducto Ciprés de la interestatal
880 en Oakland, fue responsable de 40 de las 62 muertes.

Comportamiento de los ocupantes
     El comportamiento de las personas durante un terremoto es un factor importante
de predicción de su supervivencia. En varios terremotos recientes (por ejemplo,
Filipinas en 1990 y Egipto en 1992), hubo amplios reportes de muertes y lesiones por
estampidas, conforme los ocupantes de edificios y los estudiantes en pánico corrieron
a la salida más cercana. Por otro lado, una revisión de la primera reacción de la
gente al iniciar la sacudida reveló que quienes inmediatamente corrían fuera de los
edificios tenían una menor incidencia de lesiones que quienes se quedaban dentro.
 Otros reportes, sin embargo, sugieren que correr hacia fuera puede incrementar
actualmente el riesgo de lesiones, por ejemplo, durante el terremoto de 1976 en
Tangshan, muchos fueron aplastados por el colapso de las paredes externas después
de correr fuera de sus casas. Tales víctimas actualmente responden por un 16% del
total de muertes. Otros reportes anecdóticos sugieren la eficacia de moverse a un
área protegida como un portal o bajo un escritorio. Claramente, el comportamiento de
los ocupantes durante e inmediatamente después de un terremoto ha sido
inadecuadamente estudiado.
     Los informes anecdóticos del terremoto de 1985 en Ciudad de México, acerca de
pequeñas islas de gruesas planchas de concreto encima de los pupitres de los niños
en las escuelas mientras el resto del cielo raso había colapsado, sugieren que estas
conductas serían protectoras. La pregunta, desde luego, es si los niños habrían
sido capaces de meterse bajo los escritorios a tiempo para evitar lesiones si la escuela
hubiese estado ocupada. En el estudio mejor documentado acerca del comportamiento
de los ocupantes durante los terremotos, fue abordado el comportamiento de 118
empleados del edificio de oficinas de un condado en California, después de un terremoto
de magnitud 6,5 que dañó la edificación. Es interesante el hallazgo de que un 30%
de los escritorios bajo los cuales las personas buscaron refugio se movió durante la
sacudida, exponiendo a las personas a lesiones por objetos que caían. Durante el
terremoto de Loma Prieta, Durkin y colaboradores examinaron el valor de acciones
comúnmente sugeridas por las consejerías de seguridad ciudadana (por ejemplo,
situarse en un portal o meterse debajo de un escritorio). Encontraron que, por
lo menos, el 60% de los lesionados durante la sacudida habían acudido de alguna
forma a la acción protectora en el momento de lesionarse, pero aquellas lesiones tendían
a ser menores. Los resultados de Durkin sugieren que, mientras las acciones
comúnmente recomendadas para la autoprotección pueden incrementar la seguridad
de las personas en situaciones de colapso total, las personas que se atropellan para
protegerse en situaciones menos peligrosas pueden incrementar su riesgo para lesiones
menores.

Tiempo hasta el rescate
     Aunque la probabilidad de encontrar vivas a las víctimas disminuye muy
rápidamente con el tiempo, las personas atrapadas pueden sobrevivir varios días. Han
sido rescatadas personas vivas 5, 10 y aún 14 días después de un terremoto; esos
‘rescates milagrosos’ son a menudo el resultado de excepcionales circunstancias; por
ejemplo, alguien con lesiones muy leves atrapado en un hueco con aire y posiblemente
agua disponible. En el terremoto de Armenia de 1988, 89% de los rescatados vivos de
las edificaciones colapsadas fueron evacuados durante las primeras 24 horas. La
probabilidad de ser extraído vivo de los escombros declina con el tiempo y no hay
rescates después del día 6. En el terremoto de 1990 en Filipinas, la supervivencia entre
los atrapados también cayo rápidamente con el tiempo, de 88% el día 1, a 35% el día 2,
a 9% el día 3 y ninguno el día 4. De todos los atrapados que se rescataron vivos,
333 (94%) fueron evacuados durante las primeras 24 horas.

MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y CONTROL

     Hasta cuando se adoptaron las medidas de prevención y control de terremotos y
se implementaron las acciones de mitigación a lo largo de los Estados Unidos, un solo
terremoto severo podía causar decenas de miles de muertes, lesiones serias y pérdidas
económicas superiores a 100.000 millones de dólares Se requiere que los esfuerzos
de prevención y control sean multidisciplinarios y deben incluir programas de educación
pública así como mejores diseños y mejor calidad de construcción en aquellas áreas
más propensas a sufrir terremotos. El problema de ‘la casuística en los terremotos’
involucra asuntos de sismología, ingeniería del ambiente, naturaleza de los ambientes
físicos y sociológicos, aspectos de psicología y comportamiento personal y de grupo,
asuntos económicos a corto y largo plazo y muchos aspectos de preparación y
planeación. Las autoridades de salud pública y de respuesta al desastre deben trabajar
unidas con el fin de desarrollar y mantener una planeación efectiva y segura además
de unos programas de mitigación eficientes.

PREVENCIÓN PRIMARIA DE TERREMOTOS
     Aunque no podemos prevenir los terremotos ni dejar los pequeños para prevenir
los grandes, debemos tomarlos en consideración antes de asumir actividades que, se
sabe, los precipitan, como las excavaciones profundas, las represas de agua y las
descargas de explosivos nucleares bajo tierra.

Evitar construir en areas de alto riesgo sísmico
     Evitar la construcción residencial y comercial innecesaria sobre o cerca de fallas
geológicas activas y en áreas sujetas a tsunamis o deslizamientos, la licuefacción del
suelo y las fallas en la roca, es técnicamente una medida de prevención secundaria
ante los terremotos, pero primaria para las lesiones relacionadas con los terremotos.
     Las áreas de alto riesgo sísmico están muy bien delineadas y la información
acerca de tales áreas debe estar disponible para los planificadores locales. Es bien
conocido que ciertos tipos de terreno vibran más severamente durante los terremotos
y, por tanto, causan más daños a las construcciones levantadas sobre ellos. Al evitar
la construcción en áreas potencialmente peligrosas, los constructores pueden ayudar
a prevenir el daño futuro en los terremotos.

Construcción Segura
     Los hallazgos de investigaciones recientes apoyan la visión de que la prevención
del colapso estructural es la forma más efectiva de reducir las muertes y las lesiones
serias.
     Las intervenciones en ingeniería han sido dirigidas ampliamente a incrementar la
capacidad de las nuevas edificaciones para soportar las sacudidas y también para
reforzar las construcciones existentes. El más estricto nivel de seguridad sísmica llevará
a las edificaciones a resistir los terremotos con poco o ningún daño. Como mínimo,
las edificaciones deben estar diseñadas para permanecer funcionales así estén dañadas
(un importante criterio de diseño para los hospitales). En países en vías de desarrollo,
puede haber reglas o prácticas estándar de construcción que pudieran ser establecidas
y aprendidas aún por constructores de oficio para que, en el futuro, se eviten grandes
errores en la construcción. Una construcción puede fallar en un terremoto, pero las
lesiones pueden evitarse o reducirse si aquellas partes de la edificación que
probablemente sean ocupadas por un mayor número de personas se diseñaren de tal
forma que haya menor riesgo para los ocupantes. Puede ser posible diseñar edificios
para que, si se ‘caen’, colapsen de tal forma que los ocupantes tengan la mayor
probabilidad posible de ser rescatados. Por ejemplo, casi todos los tipos de
edificaciones dañadas contendrán vacíos o espacios en los cuales las personas
atrapadas puedan permanecer vivas por períodos comparativamente largos de tiempo.
     El diseño de nuevas edificaciones podría incorporar características como un centro
estructural o estructura de viga profunda que, se piensa, producirá más espacios
seguros o ‘vacíos’ para las víctimas atrapadas después de un colapso total o parcial.
La evidencia anecdótica de los terremotos en Guatemala (1976), Ciudad de México
(1985) y Armenia (1988), sugieren que la sofocación por inhalación de polvo puede ser
un factor importante en la muerte de muchas personas que fallecieron sin aparente
trauma externo severo. Sin embargo, el uso de ciertos materiales de
construcción y acabados puede reducir la producción de polvo - por ejemplo, el cartón
de yeso puede producir menos polvo al colapso que el yeso húmedo. Quizás el desarrollo
y el uso de métodos de reducción de polvo durante el colapso de las construcciones
evitaría muchas muertes.
     El refuerzo de las construcciones existentes (es decir, el anclaje de viviendas, el
refuerzo de paredes) puede ser costoso y muchos propietarios no tienen los fondos
para adelantarlo, aún con requerimientos menos estrictos. Entonces, una política de
reajuste selectivo de edificaciones sobre la base del riesgo relativo puede ser apropiada.
Por ejemplo, en el caso de las edificaciones de mampostería no reforzada, las
investigaciones de Durkin y Thiel mostraron que muchas de las lesiones en los
terremotos recientes en California han ocurrido fuera de las construcciones, a menudo
entre ocupantes que intentan evacuarlas. Estos hallazgos sugieren que, con
la protección de las rutas de evacuación de estas edificaciones y los perímetros de las
mismas, pueden conseguirse sustanciales reducciones en el número de lesiones y
muertes a un costo moderado. Otras modificaciones relativamente simples que
pueden reducir el riesgo de lesiones, son el reforzamiento de las escaleras o de los
baños y el crear corredores ‘seguros’.
     Finalmente, muchos de los 22.000 puentes de las autopistas en California están en
riesgo de un daño severo o un colapso en un terremoto mayor. Cualquier plan para
mitigar el riesgo en un área sísmicamente activa como California, debe originar una alta
prioridad al refuerzo sistemático de las estructuras de transporte.


DESARROLLO Y REFUERZO DE LOS CODIGOS DE SEGURIDAD SÍSMICA

    Dada la mejoría de los códigos de construcción, la planificación en el uso de la
tierra y de los preparativos, las pérdidas en la zona de la bahía de San Francisco, por
los terremotos de Loma Prieta en 1989 y el área de Los Angeles en 1994, fueron mucho
menores que las ocurridas en regiones menos preparadas. El diseño sismorresistente
es una ciencia en evolución y los códigos requieren actualización periódica para reflejar
lo que se ha aprendido del comportamiento de las edificaciones durante los terremotos.
Debe ponerse particular atención en las áreas al este de los Estados Unidos y en el
valle alto del río Mississippi, donde el riesgo actual puede ser mayor que el percibido
y donde, en consecuencia, los códigos locales pueden no ser los más adecuados.
     Cómo, cuándo y a qué costo las viejas edificaciones se deben ajustar a los códigos, es
un asunto importante en salud pública ya que esas edificaciones probablemente son
las más vulnerables.
     Sin embargo, el buen diseño requerido por los códigos puede ser sólo aparente si
los constructores reducen costos en los materiales y técnicas de construcción. El
riguroso reforzamiento de los códigos de construcción puede prevenir la mala calidad
y el trabajo por debajo de las normas.

Medidas no Estructurales
     Muchas lesiones y mucho del costo y los trastornos de los terremotos son causados
por los contenidos de las edificaciones, incluyendo equipo, maquinaria y otros
elementos no estructurales. De ahí que deba ser revisada su estabilidad estructural y
su robustez ante violentas sacudidas. Más allá del alcance de los códigos de
construcción (o cualquier razonable perspectiva de una ley más coercitiva en esa
materia), los muebles pesados, los gabinetes de vidrio, las aplicaciones y los objetos
ubicados donde podrían caer o ser lanzados, se deben asegurar firmemente para evitarque golpeen a las personas en el evento de un terremoto. Se deben tomar especiales
precauciones con las fuentes de llama o filamentos eléctricos en hervidores,
calentadores, calefactores de ambiente, luces piloto, estufas, etc., pues las sacudidas
violentas pueden causar incendios.

Predicción de Terremotos
     La ciencia de la predicción en tiempo, lugar y magnitud de un terremoto, está aún
en su infancia. Aunque algunos terremotos importantes han sido presagiados
por temblores que los preceden, los cambios en las aguas subterráneas, la actividad
geotérmica y aún en el comportamiento animal, la mayoría de los terremotos han ocurrido
súbitamente y sin aviso.
     Con todo, la posibilidad teórica de la predicción rutinaria de terremotos permanece
y si cada cual fuera avisado oportunamente y evacuara sus edificaciones, muy poca
gente moriría por el colapso de las construcciones. Entonces, la predicción de terremotos
ciertamente abriría la posibilidad de una prevención muy alta de lesiones y muertes en
el futuro (Ver: Predicciones de Terremotos).

Conductas correctas para las acciones de evacuación durante los Terremotos
     Las conductas correctas en los terremotos son importantes. Estos, aunque súbitos,
usualmente no son instantáneos. Los ocupantes de las edificaciones generalmente
tienen unos pocos segundos para reaccionar antes de que la sacudida alcance su
máxima intensidad, surgiendo la posibilidad de tomar acciones de evacuación para
escapar de las lesiones. A pesar de la relativa falta de datos sobre la
eficacia de varias acciones de evacuación, parece que todas las personas en el mundo
ponen en práctica algunas, particularmente si tienen unos pocos segundos para actuar
cuando el terremoto golpea. Los temblores previos pueden dar aviso invaluable que
llevaría a acciones salvadoras. Por ejemplo, el terremoto de Montenegro en 1969, dio
dos golpes con suficiente tiempo entre ellos para que la gente saliera de sus casas.
     Los estudios de los terremotos de 1980 en Italia, sugieren que quienes corrieron
afuera inmediatamente tenían menos probabilidad de lesionarse o morir. Sin
embargo, mientras correr afuera puede ser una buena medida en áreas rurales, no
necesariamente es la mejor en áreas urbanas densamente pobladas. Las calles estrechas
no brindan protección. Los reportes del terremoto chileno de 1985 sugieren que un
número de personas murió por salientes de las edificaciones que cayeron sobre ellos
cuando trataron de escapar. La acción preparatoria más popular recomendada
en este país es ‘agáchese y cúbrase’, la cual está basada en historias anecdóticas de
personas que se protegieron bajo escritorios o camas.
     Sin embargo, las anécdotas no deben ser la base para la respuesta ante un terremoto.
Hay necesidad de replantear tales acciones de seguridad ampliamente aceptadas por
los ciudadanos para asegurar que se están dando las mejores respuestas.
     Unicamente la conducción de estudios epidemiológicos sobre la ubicación de las
personas lesionadas y no lesionadas, puede determinar cuáles comportamientos tienen
probabilidad de reducir el riesgo de lesión. La determinación de los comportamientos
más seguros es probable que dependa de la calidad de la construcción y del potencial
de colapso de un tipo particular de edificación y será diferente para las áreas urbanas
densamente pobladas que para las áreas rurales. Si uno está en un edificio con buena
resistencia a los terremotos, que probablemente no sufra colapso, quizá la mejor idea
sea meterse bajo un escritorio y cubrirse la nariz y la boca con una pieza de ropa para
proteger el sistema respiratorio contra el polvo excesivo. De otro lado, si uno está en
una edificación con alta probabilidad de colapsar (dada la pobreza del diseño, los
materiales o las prácticas de construcción), la única esperanza puede ser salir corriendo
rápidamente.
     Las muertes y las lesiones causadas por estampidas en instalaciones públicas,
como escuelas, subrayan la necesidad de conductas correctas ante los terremotos.
Las personas deben ser estimuladas a practicar las acciones que tomarían durante un
terremoto. Los programas de preparación ante terremotos y el material educativo,
desde los recordatorios regulares o ‘consejos en caso de terremoto’ difundidos por
los medios, hasta las conductas adecuadas para ocupantes de instituciones específicas,
como hospitales y escuelas, deben probar su utilidad (Ver: Prevención de Terremotos).
 

      Planear escenarios para los Terremotos  
     El caos generalmente predomina inmediatamente después de un terremoto
importante. Los residentes, desde afuera, tratarán inicialmente de ayudarse a sí mismos
y a sus vecinos. Podrán hacerlo mejor si ya han planeado su respuesta a los
más probables escenarios y practicado las habilidades adquiridas. Los planes de
preparación médica se pueden levantar alrededor de los cálculos para esos escenarios,
basados en los tipos de edificaciones probablemente afectadas, la densidad de
población, los patrones de asentamiento, el tamaño, las características del terremoto
esperado en la región y las facilidades médicas disponibles en el área. Tal abordaje
del riesgo regional, incluyendo los ‘escenarios de casos’, permitiría desarrollar
programas específicos de entrenamiento para médicos y personal de rescate, tanto
como el empleo apropiado del equipo médico y de rescate antes de que ocurra el
desastre.
     Sobre la base del escenario del terremoto desarrollado, las autoridades de salud
pública deben trazar un plan. Este plan debe incluir lo siguiente:
      • acciones recomendadas a las personas durante la sacudida,
      • instrucciones para la evacuación de edificaciones después de la sacudida (o
durante el terremoto mismo, si es fácil y seguro hacerlo),
      • un listado de los sitios seguros donde las personas que viven en las áreas
amenazadas por deslizamientos durante temblores secundarios puedan ser
reubicadas,
      • medios para el cuidado de jóvenes, ancianos, enfermos y personas débiles,
      • procedimientos para extinguir fuentes de incendios potenciales y hacer segu-ras
las situaciones peligrosas,
      • un protocolo para chequeo personal y recuento de personas desaparecidas,
      • un plan para brindar primeros auxilios y tratar las personas en estrés,
      • procedimientos para chequeo y reporte de daños,
      • medidas de limitación de daños,
      • procedimientos para informar a la fuerza laboral acerca del momento seguro
para retornar al trabajo o ir a casa.
    
     Dado que nunca hay recursos o servicios médicos suficientes en los grandes
desastres, las comunidades vulnerables a los terremotos deben establecer programas
para enseñar al público qué hacer cuando ocurre un terremoto, primeros auxilios,
entrenamiento básico en rescate y conductas adecuadas durante incendios. Los
ejercicios de simulación se pueden llevar a cabo conjuntamente por grupos voluntarios,
brigadas locales de incendios y hospitales. Este entrenamiento también podría ayudar
a mejorar la respuesta de los espectadores durante cada día de emergencia.

Respuesta al desastre por Terremoto
     La respuesta al desastre por terremotos es más parecida al tratamiento médico que
a la prevención, pero algunos aspectos de la respuesta pueden parecerse a la prevención
terciaria en la cual se busca limitar lesiones adicionales y para controlar los efectos
secundarios del terremoto. El rápido rescate debe mejorar el pronóstico de las
víctimas y el tratamiento médico temprano disminuye las secuelas de las lesiones
primarias (por ejemplo, complicaciones de las heridas, discapacidades neurológicas
crónicas). La provisión de alimento adecuado, agua y albergue debe ayudar
especialmente a las personas en grupos de edad vulnerables y aquéllos con
enfermedades previas. Las medidas efectivas de control ambiental deben evitar los
problemas secundarios en salud ambiental. La identificación y el control de riesgos a
largo plazo (por ejemplo, escombros de asbestos) debe reducir los efectos crónicos en
la salud.

Evaluación Rápida del Impacto del Terremoto
     Dado que el rescate de las víctimas atrapadas y el pronto tratamiento de aquellas
con lesiones que amenazan sus vidas puede mejorar su pronóstico, el abordaje rápido
de la extensión del daño y las lesiones es necesario para ayudar a movilizar recursos y
dirigirlos adonde más se necesitan). Infortunadamente, los muchos factores que
probablemente causan el gran número de lesiones son también los que trastornan las
comunicaciones y el transporte y dañan las instalaciones médicas. Las autoridades de
salud necesitan establecer anticipadamente cómo se investigarán las áreas. 
 

BÚSQUEDA Y RESCATE

     Las personas atrapadas en los escombros morirán si no se rescatan y se les brinda
tratamiento médico. Para maximizar las oportunidades de supervivencia, los grupos de
búsqueda y rescate deben responder rápidamente después del colapso de un edificio.
Los estudios del terremoto de Campania-Irpinia, Italia, en 1980, Tangshan, China
en 1976, Armenia en 1988) y Filipinas en 1990 mostraron que: 1) la mayor
proporción de personas atrapadas que sobrevivieron fueron extraidas en las primeras
24 horas y 2) que el 95% de las muertes registradas ocurrió mientras las víctimas
estaban aún atrapadas. Las estimaciones acerca de la capacidad de supervivencia
de las víctimas sepultadas bajo edificaciones colapsadas en Turquía y China, indican
que en 2 a 6 horas, menos de 50% están vivos. Aunque no podemos determinar si
una persona atrapada muere inmediatamente o sobrevive por algún tiempo bajo los
escombros, podemos asumir seguramente que más personas se podrían salvar si se
extrajeran más temprano. Como lo sugieren estos datos, si los grupos con la experiencia
especializada en áreas como búsqueda y rescate, resucitación en el sitio y primeros
auxilios médicos, arriban más de un par de días después del impacto, es improbable
que hagan mucha diferencia en la carga de mortalidad de un gran terremoto.
     Con la excepción del personal de países en estrecha proximidad geográfica, la
asistencia foránea usualmente arriba después de que la comunidad local ya ha
adelantado bastante la actividad de rescate. Por ejemplo, en el sur de Italia en 1980, el
90% de los sobrevivientes de un terremoto fueron evacuados por otros sobrevivientes
ilesos no entrenados que usaron sus manos y herramientas simples como palas y
palancas. Luego del terremoto de Tangshan, cerca de 200.000 a 300.000 personas
atrapadas salieron de los escombros por sí mismos y fueron en rescate de otros.
Ellos se tornaron en la columna vertebral de los grupos de rescate y más de 80% de los
atrapados bajo los escombros fueron rescatados por ellos. Entonces, los esfuerzos
para salvar vidas en una comunidad golpeada realmente recaen sobre las capacidades
de los sobrevivientes relativamente ilesos, incluyendo voluntarios no entrenados,
tanto como los bomberos y otros profesionales relevantes. Esto no significa que
quienes estaban muertos cuando fueron extraidos no hubieran podido ser salvados
por un equipo experimentado con sofisticados recursos. Sin embargo, las personas de
la comunidad claramente juegan el papel más importante en los esfuerzos de rescate, y
es mucho mejor, si ellos están adecuadamente preparados.

Vigilancia de Actividades de Búsqueda y Rescate
     La conducción de futuras operaciones de búsqueda y rescate se puede mejorar a
partir de las lecciones aprendidas, de la posición y las circunstancias de las víctimas
atrapadas y de los detalles acerca del proceso mismo de extracción. El conocimiento de
las condiciones del colapso ayuda a establecer las prioridades del rescate. Por ejemplo,
casi todos los tipos de edificaciones dañadas contendrán vacíos o espacios en los
cuales las personas atrapadas pueden permanecer vivas por largos períodos de tiempo.
Para conocer dónde pueden estar esos espacios seguros, uno debe conocer las
características de varios tipos de construcción. Las edificaciones de la misma clase y
tipo de construcción colapsan casi de la misma manera y están presentes factores
comunes. Es importante que el personal de rescate estudie esos factores, ya que ese
conocimiento será de ayuda al extraer víctimas.
     Idealmente, los equipos de búsqueda y rescate deben tener formas de registrar
importante información, incluyendo el tipo de construcción, la dirección, la naturaleza
del colapso, la cantidad de polvo presente, la presencia de fuego o de riesgos tóxicos,
la localización de las víctimas y la naturaleza y la severidad de las lesiones. Las víctimas
notificadas como muertas en el sitio, deben ser etiquetadas con un número de
identificación con el fin de que los datos del médico examinador se unan más tarde con
los del formato de vigilancia de búsqueda y rescate. Las actividades de vigilancia de
búsqueda y rescate se deben usar para dirigir los recursos a los sitios donde se
puedan obtener los máximos beneficios en las primeras 24 a 48 horas, el tiempo más
crítico.

Tratamiento Médico
     Al igual que se requiere velocidad para la búsqueda y la extracción efectivas,
también es esencial para los servicios de urgencias médicas: la mayor demanda ocurre
en las primeras 24 horas. Idealmente, ‘la medicina de desastres’ (cuidado médico
para las víctimas de los desastres) incluye primeros auxilios inmediatos para mantener
la vida, soporte avanzado ante el trauma, cirugía de resucitación, analgesia y anestesia
en campo, manejo de la resucitación (tecnología de búsqueda y rescate) y cuidado
intensivo. Los pacientes inconscientes, ya sea con obstrucción de la vía aérea
superior o lesiones por inhalación, o cualquier paciente con hipovolemia corregible,
resultante de hemorragias o quemaduras, podrían beneficiarse especialmente de la
intervención médica temprana. Safar, estudiando el terremoto de 1980 en Italia, concluyó
que 25 a 50% de las víctimas que se lesionaron y murieron, podrían haberse salvado si
los primeros auxilios se hubiesen prestado inmediatamente.
     Los datos del terremoto de 1976 en Guatemala, Ciudad de México en 1985,
 Armenia en 1988 y Egipto en 1992 mostraron que las personas lesionadas
usualmente buscan atención médica de urgencias únicamente durante los primeros 3 a
5 días después del terremoto; luego, los patrones retornan casi a la normalidad. Del día
6 en adelante, la necesidad de atención médica declina rápidamente y la mayoría de los
heridos requirió tan sólo atención médica ambulatoria, lo cual indica que los hospitales
especializados que arriben después de una semana o más son generalmente muy
tardíos para brindar ayuda durante la fase de emergencia. Después del terremoto de
1992 en Egipto, cerca de 70% de todos los pacientes con lesiones fueron admitidos en
las primeras 36 horas.
     El impacto médico y en la salud pública de un gran terremoto bien puede complicarse
por un daño importante de las instalaciones médicas, hospitales, clínicas y tiendas de
suministros en el área afectada. En el peor escenario, un edificio de hospital
puede estar seriamente averiado y el personal puede tener que continuar el tratamiento
de urgencia sin usar la edificación. Por ejemplo, en enero 17 de 1994, a las 4:31
a.m., hora del Pacífico, un terremoto de 6,8 en la escala Richter ocurrió en una falla
previamente no conocida en el valle de San Fernando, condado de Los Angeles, y
mató a 60 personas, por lo menos. El terremoto causó daños considerables a las
instalaciones de salud y grandes trastornos en la prestación de los servicios de salud.
Inmediatamente después de detenerse la sacudida, el daño estructural y no estructural
obligó a evacuar los pacientes y trabajar afuera. El daño estructural de las
edificaciones forzó a algunos de los hospitales más viejos a cesar o reducir las
operaciones. Durante el terremoto de Ciudad de México en 1985, el cual mató un
estimado de 7.000 personas, se perdió un total de 4.397 camas hospitalarias - casi una
de cada cuatro camas disponibles en el área metropolitana. Los planes de
emergencia hospitalaria en las áreas de terremoto deben atender la posibilidad de la
evacuación de pacientes, el traslado de equipos importantes de las salas de cirugía, de
los departamentos de radiología y de otras partes del hospital a una zona segura y, así,
restablecer los servicios rutinarios de cuidado de pacientes.

Vigilancia de Lesiones en los Sitios de Tratamiento Médico
     Los sitios de tratamiento médico, sean hospitales o clínicas temporales de campo,
deben designar a alguien para que organice la vigilancia de lesiones, recoja datos y
verifique que sean tabulados y reportados a las autoridades de salud responsables del
desastre. Además de la recolección adecuada de información sobre la localización y la
severidad de las lesiones y el estado del paciente, el equipo de vigilancia debe intentar
registrar, para cada paciente, un permanente punto de contacto fuera del área de impacto
del desastre para que los epidemiólogos que conducen estudios de seguimiento o
esfuerzos de vigilancia puedan encontrarlos, aún si ellos no son capaces de retornar a
sus direcciones previas a causa del daño por el terremoto. Dependiendo de la urgencia
de la situación, se puede recoger en el lugar alguna información acerca de cómo sucedió
la lesión. Los buenos datos recogidos afuera, brindarán información precisa sobre las
lesiones a quienes toman decisiones y son la base de lecciones aplicables en el siguiente
terremoto.

Fuente:  Impacto de los desastres en la salud pública
Eric K. Noji (Editor)
2000, 461 p.
ISBN 92 75 32332 1
http://www.paho.org/Spanish/PED/impacto.htm
 
 

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