Vista de la tribuna durante el Informe a la nación.
Se puede inferir que el Informe de Zedillo estuvo orientado primordialmente para los beneficiarios de su política. Este fue uno de los primeros errores, es decir, tener como interlocutores sólo a los suyos, olvidando una verdad básica expresada por Taylor: "la democracia es la política de reconocimiento del otro".
Otro de los errores del Presidente, para algunos analistas, fue aplicar una lógica lineal, simplista de sus chistes, a su informe a la nación. Pues en una época de inestabilidades e incertidumbres, un pensamiento complejo, una racionalidad autocrítica son herramientas indispensables en un jefe de Estado.
De esta manera, el "otro" desconocido, negado por el Informe Presidencia se hizo presente en la Cámara de Diputados. Primero desarticulado, pero muy expresivo en la pancarta y gritos impugnadores de los legisladores del PRD. Y luego contundente, con la respuesta del presidente del Congreso, el panista Carlos Medina. Así, el mensaje de Ernesto Zedillo provocó que los otros hicieran irrumpir en el recinto legislativo lo que el Presidente se obstinó en ignorar.
Ante el mensaje de Medina Plascencia, los priístas reaccionaron sin modulaciones, pero en la misma tónica que su presidente les había modelado: negando a gritos la presencia del "otro", pidiendo furiosos respeto a un Legislativo que ellos mismos han llevado al colmo de la abyección, del envilecimiento.
En virtud de lo anterior, puedo conjeturar que el Informe puede ser un mal presagio o una buena advertencia. Si el régimen y el PRI persisten en negar la existencia del "otro", es decir, de la oposición, de la sociedad civil, serán más que gritos y empujones lo que caractericen su posición. Pues el "reconocimiento" del "otro" implica saber escuchar para saber responder. Creo que uno de los principios de la injusticia, en todos los planos, es siempre la exclusión de los "otros", me refiero sobre todo a la exclusión de los ciudadanos, de los representados en la vida democrática. Ante el proceso electoral del año 2000, aquellos en los que se ha depositado el ejercicio político del país, deberán de tener presente la llamada de un latente "México bronco", que exige ya el comienzo de un nuevo siglo de respeto y reconocimiemto democrático, no obstante la pluralidad ideológica.
Ante lo percibido en el V° Informe habrá que tener presentes tres elementos fundamentales para que se dé el consenso:
i) Una aceptación común de leyes, reglas y normas;
ii) una adhesión a las instituciones que promulgan y aplican las leyes y reglas;
iii) un generalizado sentido de identidad o unidad que revela a los individuos que lo que experimentan, es decir, aquellas características respecto de las cuales son iguales, pero respetando las diferencias de las identidades.
Como se indicó anteriormente el consenso puede mantener el orden público, disminuyendo las probabilidades del empleo de la violencia en la resolución de los desacuerdos, aumentando la cooperación; reduciendo las probabilidades de desacuerdo y la limitación de la intensidad emocional ; la creación de una actitud favorable a la aceptación de medios pacíficos de resolver las discrepancias. Estimo que la adecuada formación política y ética de nuestros legisladores es un punto clave para una efectiva representación ciudadana.
Finalmente, quiero señalar, que comparto la idea de que en el recinto legislativo se den las discrepancias racionales, signo de la pluralidad que requiere una democracia. Pero inclusive, no me convence el que se hable de "tolerancia", pues este concepto alude más a la relación entre uno que domina, el cual debe tolerar, y otro dominado, el cual puede ser tolerado. Un principio base de la democracia pudiera ser mejor el del "reconocimiento" de las ideas del "otro", consensuadas mediante el diálogo racional, respetuoso y libre, y no mediante la actitud "decibélica" (pretender tener más razón porque se grita más), tan vigente en las relaciones de nuestra sociedad contemporánea.
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