uno de sus grandes pilares por Carmen Millán Pabón y Rubén Arrieta De El Nuevo Día |
En el sueño dulce
de la madrugada falleció la excelsa maestra y consagrada autora
de libros educativos para niños, Angeles Pastor, a quien describió
la sobrina Laurita Martinó Pastor, diciendo que fue una "gran mujer,
todo amor, que daba tanto sin pedir nada".
Doña Angeles murió ayer a las 2:10 de la mañana en un hogar de convalescencia, luego que su debilitado corazón flaqueó bajo el peso de los 92 años de edad. Afanosa escritora hasta el último instante, cuando ya no pudo más, siguió dibujando letras en el aire. Ni en la conciencia de la senectud dejó ella de crear, movida por su amor a los niños de Puerto Rico. La Profesora nació en Vega Baja el 1ro de marzo de 1905. Estudió la primaria en su pueblo y hacia 1921, en los años que cursaba la secundaria, la mudanza de su familia la llevó a Santurce. De niña demostró afición por el arte dramático, la poesía y la literatura, bajo la orientación de doña Amelia Agostini y del dramaturgo Emilio S. Belaval. Ya en el magisterio escribió textos que, según doña Josefina Rivera de Alvarez, "responden por entero a sus nobles empeños de educadora, labor ésta que consideraba misión a cumplirse con preocupaciones y esmeros de verdadero artista". Todas sus obras fueron excelentes, entre ellas: "Ronda de niños" (1949), "Esta era una vez bajo las palmeras" y "esta era una vez bajo los yagrumos" (1959). Escribió múltiples artículos y trabajos sobre temas educativos: "La enseñanza del vernáculo" (1955), "Literatura para niños" (1960), "Campanillas folklóricas", con la colaboración de María Luisa Muñoz, "A jugar y a gozar" (1960), "A la escuela" (1961), "Pueblo y campo" (1962), "Sorpresas y maravillas" (1963), "La metodología de la enseñanza" (1964), y en 1972 publicó el libro "El arte de ser maestro". Angeles era una mujer fuera de lo corriente, sacerdotisa de la educación que nunca tuvo hijos pero que los amaba a todos como suyos. En los años de sus ilusiones mundanas, cantaba tan bien que soñó estudiar ópera en Italia, pero su vida tomó un rumbo inesperado y se esfumó aquel sueño, tan fugaz como la vida de su novio Pepe, muerto en plena juventud a causa de la entonces letal tuberculosis. Persona de lealtades inquebrantables, ella no quiso compartir su corazón con nadie más. Tras la trtagedia dedicó su ingenio a la enseñanza, primero en la Escuela Modelo de Río Piedras. Allí educó a niños de primaria y luego trabajó por su Doctorado en Educación del Colegio de Maestros de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Doctorada, ocupó el puesto de catedrática en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Puerto Rico. Rivera de Alvarez la describe como "maestra excelente compenetrada al detalle de la particular psicología de su público lector y de sus necesidades que concurrren en su formación como personas y como futuros ciudadanos útiles a la sociedad". Florilegio de expresiones hicieron varias personas a la hora de su muerte: Carmencita León, ex presidenta del Consejo General de Educación, dijo que la educadora fue maestra de maestros. El escritor vegabajeño Adrián Santos Tirado dijo que "fue una de las grandes educadoras de Puerto Rico porque convirtió la enseñanza en una obra poética perenne que el pueblo puertorriqueño jamás olvidará". La subsecretaria del Departamento de Educación, Isidra Albino, dijo que "todo el magisterio siente una gran pena". Desde ayer por la tarde, los restos de doña Angeles Pastor yacn en la Funeraria Buxeda de Hato Rey. Permanecerán allí en capilla ardiente hasta las 2:00 de la tarde. A la 1:15 p.m. se oficiará
una misa en la Iglesia de la Paz y a las 2:00 p.m. partirá la procesión
fúnebre hasta el Cementerio Buxeda de Isla Verde.
Para detalles adicionales sobre esta educadora puertorriqueña consulte los siguientes enlaces: |
Artículo tomado de: El Nuevo Día, p. 20, 22 de agosto de 1997. |
Dr.
Cirilo Toro Vargas
Publicado en el Internet: 4 de marzo de 2000. Información actualizada: 14 de marzo de 2001. |