El color del mar es diverso y variable. Una respuesta a esta pregunta merece más que una simple palabra que afirme sin fundamento alguno nuestra percepción de un instante. Otros dirían: "el mar es azul porque el cielo es “azul”. Entonces, desde aquí, intentaremos contestar a esas dos inocentes cuestiones, pues los que amamos el mar, vivimos el mar.
Lord Rayleigh, quien fue premio Nobel y estudioso de la luz, concluyó que la luz es un rayo de ondas electromagnéticas de diferentes frecuencias. Los ojos humanos pueden detectar diferentes longitudes de onda que van desde el rojo o naranja, hasta el azul o violeta, es decir, los colores del arco iris. Los cálculos de Rayleigh establecen que a más elevada sea la frecuencia (colores azules) la dispersión será mayor que en las frecuencias bajas (rojos). Esta relación es muy acusada, pues guarda una proporcionalidad de 1 a 4; esto es que, al doblar la frecuencia de la radiación solar, habrá que multiplicar por 16 la capacidad de dispersión de la onda luminosa.
Miramos el cielo. La luz del Sol atraviesa la atmósfera y las moléculas del aire dispersan la luz que llega a nuestros ojos. Sin este fenómeno, si no hubiera atmósfera no habría dispersión y éste es el motivo de que el espacio exterior de la Tierra sea negro. Solamente hay que ver las fotos tomadas por los astronautas: su cielo es negro, pues allí no hay atmósfera para dispersarla luz. Desde la Tierra miramos el cielo y es azul. Pero en el desierto, el azul es más intenso que en la ciudad. ¿Por qué? La respuesta hay que buscarla en la humedad ambiental de la ciudad, esas pequeñas moléculas de agua que dispersan todos los colores por igual, produce una mezcla de colores que resulta un horizonte difuso y blanquecino, lo que parece que miremos el cielo a través de un velo. Y cuando la humedad es muy baja el azul es, sin duda, mucho más intenso. Todos hemos experimentado este fenómeno.
Una vez aclarados unos conceptos ya podemos volver a la cuestión inicial: ¿Por qué el mar es azul? Tres aspectos intervienen en la respuesta:
el reflejo, la absorción y la dispersión.
En primer lugar admitimos que el mar es un reflejo especular del cielo y como el cielo es azul, el mar es azul. En segundo lugar hay que tener en cuenta la absorción de la luz en el agua. De todos es sabido que el agua extingue más rápidamente los colores rojos que los azules, así pues el color restante y el último en desaparecer es el azul, que tiñe el mar. Y en último lugar debemos confirmar que al sólo quedar el color azul, será el único color que podrá ser dispersado por el agua. Entonces el mar sólo puede ser azul. En conjunto y globalmente tenemos que todas las explicaciones confluyen a la misma evidencia: el mar es azul. Sólo que ahora sabemos el porqué.
Fuente: Artículo de David Giménez Esgleas para la revista Apnea Nº58