En la religión de la antigua Grecia y Roma, las musas eran un grupo de hermanas de oscuro origen, a quienes se rendía culto en el monte Helicón, situado en Beocia, Grecia. Se considera que surgieron en Macedonia. Poco se sabe de su culto, aunque existen datos sobre un festival en su honor que se celebraba cada cuatro años: incluía música, danza y un concurso. Quizás en un principio ampararon mágicamente la creación de los poetas y es por eso que, hoy en día, se habla de la “musa” como fuente de inspiración.

Calíope era musa de la poesía heroica y épica; Clío, de la historia; Érato, de la lírica y la poesía amorosa; Euterpe, de la música; Melpómene, de la tragedia; Polimnia, de la poesía sagrada y de la mímica; Talía, de la comedia; y, Urania de la astronomía.

No eran casadas, pero figuran como madres de diferentes héroes en recuentos mitológicos. Han sido representadas tantas veces por artistas plásticos que, en efecto, son poderosas fuentes de creación artística.